Un sanfrancisqueño adoptó a cinco hermanitos que vivían separados
Padres primerizos. La conmovedora historia de un sanfrancisqueño y su esposa que sin buscarlo, formaron una familia numerosa llena de amor. Antes, Claudio sobrevivió al peor diagnóstico de cáncer. La vida le dio otra oportunidad, después, la oportunidad más grande la dio él. Cómo fue el proceso y cómo viven ahora los siete.
"Nosotros no los adoptamos, ellos nos adoptaron a nosotros". Estas fueron las primeras palabras de Claudio Dominini con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Este papá de corazón grande, que nació en San Francisco y hoy vive en Villa Carlos Paz, junto a su esposa protagonizan una historia que emociona hasta las lágrimas y enseña mucho, como sacada de una novela, pero es real.
Claudio y María José del Milagro Del Bel, en cuatro años se convirtieron en padres primerizos de cinco hermanitos: Uga, Giulio, César, Hugo y Facundo, que habían sido separados y alojados en distintos hogares.
Desde que se pusieron de novios supieron que en algún momento iban a querer formar una familia. En 2010 habían decidido comenzar a buscar ser padres de manera natural, pero en realidad, sin saberlo, la búsqueda había empezado antes.
Una prueba difícil
A los pocos días de nacer, Claudio se mudó junto a su familia a la ciudad de Córdoba. Cuando tenía 27 años, le descubrieron cáncer germinal de mediastino. "Fue un tumor grande y había un diagnóstico que no era seguro", recordó.
Los médicos le daban dos meses de vida, pero con un tratamiento experimental de drogas oncológicas, milagrosamente, se curó en tres meses. Era claro que la vida tenía un proyecto para él.
"Nosotros no los adoptamos, ellos nos adoptaron a nosotros". Claudio y María José se inscribieron en el programa "Familias para Familias" y formaron una troupe que nunca imaginaron.
En 2009, la hermana de Claudio los animó a participar del programa provincial "Familias para Familias", y compartir su hogar acogiendo temporariamente, a niños y niñas que por diferentes problemáticas se encuentran distanciados de su familia de origen. El mismo depende de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Córdoba.
"Pasó mucho tiempo hasta que aceptamos sumarnos a la propuesta", contó Claudio y recordó que no tenían "la idea de adoptar".
Adoptaron una nena y llegaron cuatro hermanitos
Un viaje hacia "Uga"
Tras inscribirse en el programa "Familias para Familias", un año después el matrimonio planificó un viaje al exterior ese verano, con la ilusión de "escribirle a la cigüeña". "Fuimos a sacar el pasaporte y pensamos en que este viaje nos ayudaría a concebir a nuestro primer hijo", dijo.
Pero unos días antes, los planes cambiaron. "Nos llamaron para avisarnos que había una niña que necesitaba un hogar, si podíamos ir a conocerla".
Esa nena era Uga, que tenía 3 años y había sido apartada de sus padres biológicos porque no le garantizaban una vida digna. "Fuimos a verla al Hogar Eva Perón - exComplejo Pablo Pizzurno-. La vimos una vez, y otra vez. Después, fuimos a tomar un helado y a fines de diciembre nos dijeron que Uga tenía que dejar el hogar. Entonces, la fuimos a buscar y la llevamos a casa".
Hogar que no fue de tránsito
En vísperas de Navidad, Claudio y María José empezaban a formar una familia. "Uga venía con su pasado, con una historia. Hubo que adaptarse, convivir con muchas dificultadas. Fue difícil, pero teníamos una gran alegría", confiaron.
La estadía de Uga en sus vidas era temporal, lo sabían desde el minuto uno, pero el tiempo hizo lo suyo y en 2011, la Justicia de Menores decidió que la niña pasara a integrar el registro de chicos en situación de adaptabilidad.
"Como Uga ya se había vinculado mucho y nosotros sabíamos que no estábamos en un programa de adopción, para no herir más a la nena, se nos propuso adoptarla y no dudamos ni un segundo. Ella siempre fue nuestra hija, parte de la familia desde el primer momento que llegó a nuestra casa", expresó Claudio emocionado.
No estaba sola
Por su puesto que el viaje al extranjero quedó atrás, tenían un plan mucho mejor: empezar una vida de a tres, al menos por los siguientes cuatro años, porque otra vez el desafío tocó su puerta.
Al poco tiempo que adoptaron a Uga, se enteraron que era la única niña de cuatro hermanitos varones, todos mayores que ella.
"No sabíamos que existían. En 2011, nos cruzamos con toda la familia biológica de Uga y ahí fue que los vimos pero nunca supimos nada más", explicó Claudio.
Facundo (15), Hugo (12), César (11) y Giulio (10) llevaban diez años viviendo en el Hogar Padre Luchesse "Asociación Civil Bethel Casas de Dios", en Villa Allende, muy cerquita de la "docta". Ya habían cumplido una etapa allí y a las autoridades judiciales les urgía hallar una familia para ellos.
En 2013, nuevamente una llamada telefónica de una trabajadora social irrumpió en la rutina de los Dominini para cambiarla por completo.
"Nos dijo que ella había hablado con los varones y que querían ver a Uga, a su hermanita", la que apenas habían conocido en una oportunidad durante el proceso de judicialización.
Uga ya tenía 5 años. Sus papás adoptivos la fueron acercando de a poco a sus hermanos y los encuentros se fueron haciendo cada vez más frecuentes.
Para el bautismo de Uga, en 2015, Claudio y María José lograron que todos sus hermanitos pudieran asistir a la ceremonia en Villa Carlos Paz. Las visitas fueron cada vez más largas y "el vínculo, cada vez más fuerte".
Una historia de amor que reencontró a cinco hermanitos que habían sido separados
Se agrandó la familia... y la casa
En octubre de ese año, los Dominini recibieron la propuesta de adoptar a los hermanos de Uga. "Dijimos que podría ser, como un proyecto, hasta que un día le preguntamos al juez sobre adoptar a los varones y nos dijo que lo pensemos, que no es lo mismo adoptar un niño que cinco", continuó Claudio.
Un día, la pregunta más esperada: "Siguen con la idea de adoptar?", les dijo el mismo juez. Y el sí fue rotundo. Tenían una semana para llevarlos a casa.
Con algunas refacciones lógicas de la necesidad de mayor espacio, abrieron las puertas de su hogar y de su corazón a los hermanos de la pequeña. "Le habíamos adaptado el comedor a Uga para que durmiera allí hasta que termináramos la ampliación, pero tuvimos que apurar todo, hasta agregamos una habitación más, algo que nunca estuvo en los planes".
Aprender día a día
"Al principio, costó que todos se unieran porque hay que pensar que Uga no conocía a sus hermanos y por un tiempo fue hija única, pero ella fue el motor para que hoy estemos todos juntos", reflexiona Claudio.
Su vida en familia es un aprendizaje constante, enseñanzas de unos hacia otros. Lo que ellos toman con naturalidad, otros lo ven como un acto de entrega y generosidad difícil de pensar en tiempos de valores debilitados.
"Nos pasa lo mismo que a cualquier familia a la hora de poner límites en estos tiempos modernos", aseguraron.
El pasaporte de Claudio y María José nunca llegó a ser sellado y el viaje que no fue, hoy lo hacen juntos, todos los días, y a un destino mucho más parecido al paraíso: la casa de una familia numerosa, una rareza en nuestra época; con zapatillas en los pasillos; muchas risas y poco silencio.
Adopción múltiple, un acto de amor
Familias para Familias
"Familias para Familias" es un programa que funciona bajo la órbita de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Córodba. No se trata de familias de adopción, sino de un alojamiento temporario.
En San Francisco se puede solicitar más información o anotarse en el programa en la sede local del Senaf, ubicada en el cuarto piso de la sede del Gobierno provincial (Casa de Córdoba), en la esquina de Libertador Sur y bulevar 9 de Julio, de 8 a 20. Tel: (03564) 443783. También se puede consultar la web de la Senaf.
Las familias que integran este grupo poseen el acompañamiento del equipo profesional durante el proceso, cobertura del Apross para los niños, leche y pañales (dependiendo la edad), entre otras cosas.