Un posible final para la picadura de mosquito
Un posible final para la picadura de mosquito
Un
equipo de científicos estadounidenses ha identificado sustancias capaces de
reducir la sed de sangre de los mosquitos. Estos compuestos engañan a los
insectos y les hacen creer que han saciado su furioso apetito y disminuyen así
sus ansias de picar.
Un
equipo de científicos estadounidenses ha identificado sustancias capaces de
reducir la sed de sangre de los mosquitos. Estos compuestos engañan a los
insectos y les hacen creer que han saciado su furioso apetito y disminuyen así
sus ansias de picar.
La
mala fama de los mosquitos no se debe únicamente al insufrible ruido que
producen cerca de tu oreja antes de dormir, ni al ardor después de haber
padecido una de sus picaduras. Estos insectos, además, son vectores que pueden
transmitir enfermedades infecciosas como el dengue, el zika, la malaria o la
fiebre amarilla.
La
mayor carga de estas enfermedades afecta a las poblaciones más empobrecidas
pues, generalmente, se encuentran en zonas tropicales con un clima cálido y
húmedo, ideal para la reproducción y el desarrollo de estos animales.
Investigadores
de la Universidad de Rockefeller (EE UU) han encontrado ahora una posible
solución a la trasmisión de estas infecciones a través de los mosquitos. Su
estudio, publicado en la revista Cell, propone el uso de sustancias para
inducir una sensación de 'empacho' en los insectos, bloqueando así su interés en
atacar nuevas víctimas para saciar su sed de sangre.
"Los
insecticidas están fallando, no hemos encontrado una forma de hacer mejores
repelentes, y aún no tenemos vacunas que funcionen bien contra la mayoría de
las enfermedades transmitidas por mosquitos", declara Leslie Vosshall, autora
principal de este estudio y directora del Laboratorio de Neurogenética y
Comportamiento de la Universidad de Rockefeller. "Nos estamos quedando sin
ideas y -añade- nuestra propuesta es una forma completamente nueva de pensar en
el control de estos contagios".
Fármacos para controlar la
sed de sangre
A
diferencia de los humanos, que suelen recobrar el apetito en pocas horas, los
mosquitos tardan varios días en volver a tener hambre después de llenar el
estómago. Este fenómeno atrajo la atención de los investigadores ya que, al
menos durante un tiempo, se conseguía de alguna forma alejar a los insectos de
sus ansias por picar.
Los
expertos plantearon la hipótesis de que ciertas hormonas eran responsables de
la atracción de los mosquitos hacia los humanos y que, tras alimentarse, había
'algo' que mermaba la apetencia, anulado así el efecto de estas hormonas.
Por
esta razón, Vosshall y su equipo centraron su estudio en entender estos
mecanismos que regulan el hambre y la saciedad en la especie Aedes aegypti,
conocida por ser el principal vector de los virus que causan el dengue. La
hembra de Ae. aegypti se alimenta de sangre humana con el fin de nutrir a sus
huevos que aún están en crecimiento. Al engendrar generaciones de crías
dispares, este mosquito necesita alimentarse en varias ocasiones a lo largo de
toda su vida.
En
los humanos existen vías capaces de activar y desactivar estos efectos
hormonales que determinan las ansias por comer como, por ejemplo, en los casos
severos de obesidad con la ayuda de fármacos reguladores. Por ello, los
científicos tomaron la decisión de emplear medicamentos dietéticos, diseñados
en principio para humanos, con el fin de comprobar si estas vías estaban
también presentes en los mosquitos.
"Encontramos
que los caminos funcionaban de la misma manera en los mosquitos y esto nos dio
la confianza para seguir adelante con nuestra investigación", explica la líder
del proyecto. El siguiente paso fue identificar el receptor sobre el que
estaban actuando estas sustancias y que le indicaban al mosquito que ya no
necesitaba comer más.
Evitar las picaduras y
prevenir el contagio
El
laboratorio identificó el receptor NPYLR7, responsable de si al mosquito le
entraba hambre o no. Después, realizó pruebas en la respuesta de este receptor
en células de cultivo con más de 265.000 compuestos para determinar cuáles lo
activaban. Una vez identificaron los mejores candidatos, probaron 24 de ellos
directamente en los mosquitos y encontraron los 18 que mejor funcionaban.
Estas
sustancias actuaban como los medicamentos, al inhibir las conductas de
alimentación y, por lo tanto de picadura, cuando los mosquitos estaban en contacto
con hormonas humanas o el olor de sangre caliente. "Cuando tienen hambre, los
mosquitos están supermotivados y vuelan hacia el aroma de un ser humano de la
misma manera que nosotros nos acercamos a un pastel de chocolate. Pero al
administrarles la droga, se mostraron indiferentes ante la tentación", cuenta
Vosshall.
Los
investigadores insisten en que aún falta información para controlar por
completo las ansias del mosquito y explotar de la mejor forma posible los
hallazgos de su nuevo estudio. Además, consideran que los trabajos futuros
tendrán que centrarse también en cómo se llevará esta sustancia hasta las
poblaciones de mosquitos en el medio natural y no en el laboratorio como ellos.
En
definitiva, su intención no es erradicar a estos insectos, sino reducir de
manera natural su apetito por unos días y por tanto la reproducción para
reducir la transmisión de las enfermedades. Los investigadores insisten en que
los efectos observados del medicamento no son permanentes, ya que de lo
contrario, podría causar daños indeseados en el equilibrio de los ecosistemas.
Vosshall
concluye que si las técnicas resultan eficaces, es probable que funcionen
también con otros tipos de mosquitos, así como con otros artrópodos que se
alimentan de sangre humana, incluidas las garrapatas. (Fuente: Agencia Sinc)
La
mala fama de los mosquitos no se debe únicamente al insufrible ruido que
producen cerca de tu oreja antes de dormir, ni al ardor después de haber
padecido una de sus picaduras. Estos insectos, además, son vectores que pueden
transmitir enfermedades infecciosas como el dengue, el zika, la malaria o la
fiebre amarilla.
La
mayor carga de estas enfermedades afecta a las poblaciones más empobrecidas
pues, generalmente, se encuentran en zonas tropicales con un clima cálido y
húmedo, ideal para la reproducción y el desarrollo de estos animales.
Investigadores
de la Universidad de Rockefeller (EE UU) han encontrado ahora una posible
solución a la trasmisión de estas infecciones a través de los mosquitos. Su
estudio, publicado en la revista Cell, propone el uso de sustancias para
inducir una sensación de 'empacho' en los insectos, bloqueando así su interés en
atacar nuevas víctimas para saciar su sed de sangre.
"Los
insecticidas están fallando, no hemos encontrado una forma de hacer mejores
repelentes, y aún no tenemos vacunas que funcionen bien contra la mayoría de
las enfermedades transmitidas por mosquitos", declara Leslie Vosshall, autora
principal de este estudio y directora del Laboratorio de Neurogenética y
Comportamiento de la Universidad de Rockefeller. "Nos estamos quedando sin
ideas y -añade- nuestra propuesta es una forma completamente nueva de pensar en
el control de estos contagios".
Fármacos para controlar la
sed de sangre
A
diferencia de los humanos, que suelen recobrar el apetito en pocas horas, los
mosquitos tardan varios días en volver a tener hambre después de llenar el
estómago. Este fenómeno atrajo la atención de los investigadores ya que, al
menos durante un tiempo, se conseguía de alguna forma alejar a los insectos de
sus ansias por picar.
Los
expertos plantearon la hipótesis de que ciertas hormonas eran responsables de
la atracción de los mosquitos hacia los humanos y que, tras alimentarse, había
'algo' que mermaba la apetencia, anulado así el efecto de estas hormonas.
Por
esta razón, Vosshall y su equipo centraron su estudio en entender estos
mecanismos que regulan el hambre y la saciedad en la especie Aedes aegypti,
conocida por ser el principal vector de los virus que causan el dengue. La
hembra de Ae. aegypti se alimenta de sangre humana con el fin de nutrir a sus
huevos que aún están en crecimiento. Al engendrar generaciones de crías
dispares, este mosquito necesita alimentarse en varias ocasiones a lo largo de
toda su vida.
En
los humanos existen vías capaces de activar y desactivar estos efectos
hormonales que determinan las ansias por comer como, por ejemplo, en los casos
severos de obesidad con la ayuda de fármacos reguladores. Por ello, los
científicos tomaron la decisión de emplear medicamentos dietéticos, diseñados
en principio para humanos, con el fin de comprobar si estas vías estaban
también presentes en los mosquitos.
"Encontramos
que los caminos funcionaban de la misma manera en los mosquitos y esto nos dio
la confianza para seguir adelante con nuestra investigación", explica la líder
del proyecto. El siguiente paso fue identificar el receptor sobre el que
estaban actuando estas sustancias y que le indicaban al mosquito que ya no
necesitaba comer más.
Evitar las picaduras y
prevenir el contagio
El
laboratorio identificó el receptor NPYLR7, responsable de si al mosquito le
entraba hambre o no. Después, realizó pruebas en la respuesta de este receptor
en células de cultivo con más de 265.000 compuestos para determinar cuáles lo
activaban. Una vez identificaron los mejores candidatos, probaron 24 de ellos
directamente en los mosquitos y encontraron los 18 que mejor funcionaban.
Estas
sustancias actuaban como los medicamentos, al inhibir las conductas de
alimentación y, por lo tanto de picadura, cuando los mosquitos estaban en contacto
con hormonas humanas o el olor de sangre caliente. "Cuando tienen hambre, los
mosquitos están supermotivados y vuelan hacia el aroma de un ser humano de la
misma manera que nosotros nos acercamos a un pastel de chocolate. Pero al
administrarles la droga, se mostraron indiferentes ante la tentación", cuenta
Vosshall.
Los
investigadores insisten en que aún falta información para controlar por
completo las ansias del mosquito y explotar de la mejor forma posible los
hallazgos de su nuevo estudio. Además, consideran que los trabajos futuros
tendrán que centrarse también en cómo se llevará esta sustancia hasta las
poblaciones de mosquitos en el medio natural y no en el laboratorio como ellos.
En
definitiva, su intención no es erradicar a estos insectos, sino reducir de
manera natural su apetito por unos días y por tanto la reproducción para
reducir la transmisión de las enfermedades. Los investigadores insisten en que
los efectos observados del medicamento no son permanentes, ya que de lo
contrario, podría causar daños indeseados en el equilibrio de los ecosistemas.
Vosshall
concluye que si las técnicas resultan eficaces, es probable que funcionen
también con otros tipos de mosquitos, así como con otros artrópodos que se
alimentan de sangre humana, incluidas las garrapatas. (Fuente: Agencia Sinc)
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