"Un destacamento podría ser efectivo, pero nuestra labor debe ser invisible"
Esto sostiene el jefe de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales de Gendarmería Nacional en San Francisco, Javier Alejandro Rojas, ante la posibilidad de que su presencia, si esto se decidiera, descomprima el índice delictivo entre nuestra ciudad, Josefina y Frontera.
Cuando se creó el cuerpo de seguridad
de Gendarmería Nacional Argentina (GNA) se lo hizo en función de dar seguridad
a las fronteras de nuestro país, pero la complejidad del mapa del delito hizo que los efectivos se
trasladaran a centros urbanos para desempeñar sus tareas.
Así, San Francisco se transformó hace cuatro años en uno de los conglomerados urbanos donde existe un destacamento compuesto por la Sección de Seguridad Vial y la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales.
Ésta última a cargo del comandante Javier Alejandro Rojas, quien entró en funciones en diciembre de 2018 y comentó a LA VOZ DE SAN JUSTO cómo es el día a día de la unidad que tiene a su cargo, la forma en que trabajan sus efectivos y también se refirió a la factibilidad de que un destacamento en la "Triple frontera" mejore la situación delictiva en la zona.
A su cargo está la obligación de dirigir a los efectivos (26 hombres y cuatro mujeres) en las investigaciones que fundamentalmente están relacionadas al narcotráfico y la trata de personas.
El hombre, de origen sanjuanino y con 44 años, afirmó que "San Francisco es un paraíso" a comparación de la actividad delictiva en la que interviene GNA en las grandes ciudades, amén de la inseguridad.
- ¿En qué lugares estuvo previamente a San Francisco?
Vengo de la Escuela Superior de Gendarmería, un lugar donde se les dan cursos a los oficiales para ir capacitándose. Estuve dos años formándome y ahora tengo este destino. El sistema prevé que estemos poco tiempo por el tipo de trabajo que hacemos nosotros y el acostumbramiento al lugar. En esta unidad hay 30 efectivos, de los cuales cuatro son mujeres, pero quienes más rotan en sus destinos son los jefes.
- ¿Su familia lo acompañó todo este tiempo?
En principio, yo acá voy a estar a cargo dos años. Acá estoy solo porque mi familia se quedó viviendo en Córdoba, pero siempre me acompañaron en todos los destinos. Mi hija nació en Salta, y de ahí fuimos también a Jujuy, Buenos Aires, Chubut, Zárate y ahora Córdoba. Pero ellas se quedaron allá porque mi hija está terminando el colegio y es bueno que disfrute también de sus amigos y la edad que tiene, porque es sacrificada la vida de la familia de un gendarme.
- A comparación de otros destinos: ¿cómo es San Francisco?
Es mucho más tranquilo pero estamos trabajando en distintas causas, siempre hay de este tipo de delitos pero en menor medida. San Francisco a comparación de otros lugares es un paraíso donde no se ven situaciones que en otros lugares sí, de hecho yo mismo lo he podido corroborar. Está lejos de lo que atraviesan grandes ciudades donde se ven delitos complejos, trata de personas, droga y armas.
- ¿Su jurisdicción hasta dónde llega? ¿Presenta conflictos en relación a las localidades de Santa Fe?
Los delincuentes saben cómo operar, tienen en cuenta los accesos, las rutas y que confluyen distintas localidades. Aunque la jurisdicción en nuestro caso abarca todo el departamento San Justo. En el caso de Frontera y Josefina dependen del destacamento que está en Rafaela, pero muchas veces por distintas cuestiones, sobre todo cercanía, llegamos primero nosotros y después las actuaciones se derivan.
- Si bien no depende de su decisión, ¿cree que un destacamento en la "triple frontera" sería de utilidad para la seguridad en el sector?
Puede ser que sí fuera efectivo que haya un destacamento allí. Habitualmente se cree que cuando existe un nuevo puesto va a haber un gendarme cerca pero esa no es nuestra función principal. Hay que entender que estas son actividades que requieren más que de la labor de Gendarmería. Nosotros no tenemos intención de que nuestra función se vea sino trabajar de forma silenciosa, ni aparecer en las fotos. Nuestra idea es que las tareas sigan siendo invisibles. Entendemos que la gente quiere seguridad pero somos 40.000 para todo el país, al principio de hecho no se nos conocía en las ciudades sino en las fronteras pero por el crecimiento del delito nos empezaron a requerir en otras zonas. Y así es nuestra labor, silenciosa y casi invisible.
- ¿En esta zona también hay investigaciones por casos de trata de personas?
Nosotros tenemos efectivos que todo el día están en informática chequeando situaciones que se dan a conocer en las redes sociales o nos avisan, por eso trabajamos y nos sirve mucho trabajar en conjunto con la Policía. Tenemos un contacto y reuniones de forma seguida, además que aprovechamos el sistema de cámaras de seguridad que tiene San Francisco con más de 50 dispositivos. Hay hechos que son reales y otros que descartamos por ser mentiras pero son investigaciones de las que nosotros le damos los resultados al juzgado.
- ¿Cuáles son los delitos que atienden?
Nosotros podemos actuar de oficio e investigar en los delitos complejos como los vinculados a la droga o la trata, siempre estamos a disposición de la justicia (Federal) como auxiliares por lo que trabajamos también a su disposición. Nuestro trabajo es silencioso e invisible por eso casi no se ve, precisamente esa es la idea de que no se conozca quienes trabajan. Por eso el personal está de civil y pasa desapercibido.
- ¿Comparten tareas con el área de Gendarmería destinada a la seguridad vial?
Sí, en realidad nuestro trabajo está concentrado en la parte investigativa de los delitos pero estamos coordinados con lo que suceda en la parte de seguridad vial (quienes tienen su propio jefe) con los controles de ruta o en la ciudad siempre que sea una cuestión de urgencia donde se hace de oficio porque podemos ver un delito, es nuestra obligación. La sección vial depende de un escuadrón con sede en Villa María que tiene efectivos en San Francisco.