Un bebé puede seguir alimentándose gracias a una cirugía realizada en la ciudad
Antonio Maggi nació con una patología poco frecuente. Estaba en riesgo su vida y un equipo médico actuó de inmediato y llevó a a cabo una operación de emergencia para reconstruirle el esófago y cerrar la fistula.
Por Isabel Fernández
Pasó por una importante operación que lo ayudó a vivir. Antonio Maggi tiene apenas tres meses y medio de vida, nació con atresia de esófago, una patología poco frecuente que se produce debido a una alteración genética.
Normalmente, el esófago, un órgano largo, conecta la boca con el estómago. En la atresia esofágica, se produce una demora o detención en el tránsito del alimento del esófago al estómago. Esa malformación ponía en peligro su vida ya que no le iba a permitir alimentarse.
Pero gracias a la intervención quirúrgica que le realizaron, hace unas semanas en la Clínica de Especialidades "Enrique J. Carrá (h)", la tercera de estas características que se realizó en ese centro asistencial de nuestra ciudad, se pudo resolver el problema y ahora evoluciona favorablemente.
Un pequeño gran luchador
Antonio ya se encuentra en su casa junto a su mamá Mariana Marchisio, su papá Mariano Maggi, y su hermanita Alfonsina, de 11 años. Todos celebran la posibilidad que tuvo de poder resolver su problema de salud en nuestra ciudad y agradecieron el apoyo de los profesionales.
"La fortaleza de Antonio y la ayuda de todos fue muy importante. Pasó dos meses en la Neonatología, debió ser alimentado por suero, por sonda y después de un mes pudo tomar su primera mamadera. Antes de la operación pude tenerlo en brazos y traté de estar tranquila para enviarle lo mejor. Fue una cirugía de tres horas más o menos, una espera difícil y gracias a Dios no tuvo ninguna complicación y salió bien", comentó su mamá Mariana mientras Antonio exploraba todo con sus ojitos curiosos.
Remarcó: "Estoy muy orgullosa de tener en la ciudad profesionales que trabajen peleando todos los días por la salud de los bebés. Obviamente, como padres estamos preocupados porque tenemos a nuestro bebé internado, pero yo me iba tranquila a mi casa porque no solamente veía la calidad profesional, sino también el cariño de los médicos, enfermeras, hasta el personal de limpieza, todos".
"Ese apoyo me ayudó muchísimo, todo suma, la fe, la gente. Todo el equipo es impecable, es para destacar y agradezco a todos el apoyo recibido", dijo.
En familia, Antonio en su casa junto a su mamá
Mariana, su papá Mariano y su hermanita Alfonsina.
Un camino con final feliz
Al recordar cómo fue el diagnóstico y la noticia de que sufría esta patología, Mariana comentó que su embarazo fue "perfecto tanto física como emocionalmente, a término. En el momento en que nació Antonio tenía líquido en los pulmones, un distrés respiratorio, entonces lo internaron en la neonatología de la Clínica Carrá. Allí se dieron cuenta al alimentarlo que vomitaba la leche y entonces le hicieron un estudio y le diagnosticaron la atresia esofágica".
"Antonio nació y enseguida lo internaron, no pude verlo -añadió-. Cuando nos dijeron que había que operar, nos preocupamos muchísimo. Como padres, una cirugía en un recién nacido es algo impensable".
"Se hizo la consulta con el doctor Carlos Altamirano, cirujano neonatal de la clínica, del Sanatorio Allende y varios sanatorios de Córdoba quien vino a San Francisco a operarlo. Es un hombre con mucha experiencia, se dedica a esto desde hace 30 años, nos transmitió seguridad y nos dijo que tengamos fe", continuó Mariana.
Actualmente, Antonio aumenta bien de peso y se le realizan estudios de control.
Equipo interdisciplinario
El equipo de profesionales de la Clínica Carrá que intervino en esta importante intervención y en la recuperación en Neonatología estuvo integrado por el cirujano neonatal Carlos Altamirano; los anestesiólogos Jorge Peralta y Daniel Lisdero; los médicos neonatólogos y pediatras José Alberto Patrignani, José Luis Patrignani y Diego Perassi; los médicos residentes Jesica Bertolotti, Nery Zupel, Sofía Caruccio, Carla Hilbert, Jesica Villanueva y Agostina Lucato.
También, las enfermeras Ivana Villoso, Nélida Vivas, Diamela Toranzo, Nadia Beltramo, Stefanía Valle, Romina Boetto, Carolina Vaca y Anabel Frontera. La kinesióloga Eugenia Martelli, la fonoaudióloga Luciana Ensabella y la licenciada en Estimulación Temprana, Andrea Cerino. Y el personal de limpieza, Norma Alani.
El Dr. Carlos Altamirano junto a Antonio, tras la operación
¿Qué es la atresia de esófago?
La atresia de esófago es una patología que se presenta en los bebés recién nacidos con una frecuencia de entre 1/2400 y 1/4500, se considera que en la provincia de Córdoba existen entre 12 y 15 pacientes por año. Se caracteriza por una presentar una interrupción en el esófago.
¿Qué la causa?. El cirujano neonatal Carlos Altamirano explicó que si bien "no hay acuerdo en la causa, se sabe que es una alteración que se produce durante el desarrollo intrauterino, pudiendo en algunos casos, relacionarse a alteraciones genéticas. Puede también presentarse acompañada de patologías, cardíacas, vertebrales, renales y del resto del aparato digestivo".
Agregó que dentro del cuadro de atresia de esófago "existen diferentes formas de presentación clasificandolas en: sin fistula, no existe comunicación con la vía aérea; con fístula inferior, la parte inferior del esófago se encuentra comunicada con la vía aérea; con fístula superior; con fístula superior e inferior y la última, esófago completo con fistula entre aquel y la vía aérea".
Diagnóstico
En lo que respecta al diagnóstico, puede hacerse "en el período prenatal por ecografía y marcado por signos indirectos. También puede hacerse en el momento del nacimiento cuando el neonatólogo lo sospecha por algunos elementos clínicos y lo corrobora introduciendo una sonda por la boca, comprobando que la misma avanza hasta un punto en el que encuentra la imposibilidad de seguir haciéndolo".
El especialista advirtió que en caso de no ser diagnósticado en el momento del nacimiento, "el niño presentará episodios de ahogos, aumento de la salivación y eso hará que el neonatólogo coloque una sonda radiopaca o bien con líquido radiopaco que, instilado a traves de la misma, nos permite, radiografía mediante obtener el diagnóstico de atresia de esófago".
Operar, la única opción
El tratamiento siempre es quirúrgico. "En el hipotético caso de que el niño no fuese operado, las chances de vida son nulas al no poder alimentarse y por el daño pulmonar que genera la aspiración de saliva y los jugos gástricos", advirtió el doctor Altamirano.
La cirugía incluye una broncoscopía -visión a través de un instrumento óptico especial para recién nacidos- para definir si el niño tiene fistula superior, inferior, doble fistula y a su vez, junto a la radiografía utilizada para el diagnóstico inicial, estimar la distancia de los extremos esofágicos.
Paso seguido, se aborda el defecto a través del hemitorax derecho. Una vez identificados los extremos esofágicos y si existe fistula, se procede a la separación del esófago y la tráquea cortando la fístula que los mantiene unidos seguido del cierre de la pared delúltimoórgano mencionado.
Luego, la liberación de extremo esofágico superior, una vez logrado -procedimiento por demás delicado, ya que puede lesionarse la tráquea- se abre el extremo esofágico superior, que se presenta como un fondo de saco ciego.
"Es en este momento que el anestesiólogo pasa una sonda a través de la nariz del niño, la cual llega al estómago atravesando los extremos esofágicos, aún sin completar la unión -la misma se mantiene por siete días hasta comprobar de que no existe fuga a nivel de la unión esofágica-. Se completa la unión de los dos extremos esofágicos sobre la sonda anteriormente mencionada", detalló el cirujano neonatal.
El rol del anestesiólogo
El médico agregó que todo el procedimiento "requiere de un anestesiólogo muy capacitado, ya que el paciente está en una posición lateral y respirando con un sólo pulmón, que es el izquierdo dado que el derecho está comprimido para poder tener el espacio adecuado para la unión. El manejo intreaoperatorio por parte del anestesiólogo es fundamental".
Altamirano aseguró que el momento para realizar la cirugía "está dado entre las 24 y 72 horas del diagnóstico, dependiendo del tipo de atresia, el estado general del niño y la presencia o no de otras alteraciones en el desarrollo. En aquellas en las que no existe fístula, la cirugía reparadora se realiza después de los tres meses de vida, permaneciendo todo ese tiempo en terapia".
Remarcó: "La cirugía es sólo una parte en las chances de sobrevivir de un bebé y me refiero a que si no se cuenta con una Terapia Intensiva Neonatal bien equipada, neonatólogos capacitados y personal de enfermería entrenado, la cirugía puede haber sido perfecta pero el paciente no tiene chances de sobrevivir ya que el manejo es minuto a minuto".
"Tan importante como la cirugía es el manejo pre y posoperatorio en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal, eso es vital", finalizó Altamirano.