Tres opciones para viajar a Brasil por trabajo y disfrutar del ocio y la naturaleza
San Pablo, Salvador y Florianópolis son tres lugares donde se pueden combinar el relax y el trabajo
Brasil promociona para los argentinos tres polos de actividad económica, como San Pablo, Salvador y Florianópolis, donde se pueden combinar ocio y trabajo, en una temporada otoñal en que la mayor conectividad y un dólar más competitivo, facilitan los frecuentes viajes de negocios que realizan los argentinos hacia el coloso del sur del continente americano.
Uno de los destinos más visitados por los argentinos por viajes de negocios es la ciudad de San Pablo, conectada con 19 vuelos diarios desde diversos puntos del país, lo que ofrece una escapada rápida a esa urbe de más de 12 millones de habitantes, y que ofrece una imponente actividad corporativa, gastronómica y cultural.
Después de una jornada intensa de trabajo, las autoridades de turismo de Brasil recomiendan combinar el vibrante pulso de la vida paulista con una visita al archipiélago de Ilhabela, distante a 210 kilómetros de la capital económica de América del Sur.
Allí se encuentra la mayor isla marítima de Brasil, con 340 kilómetros cuadrados, 150 kilómetros de costas y mínimas probabilidades de lluvia entre los meses de abril y septiembre.
El 85% del territorio de Ilhabela es una zona de preservación ambiental, con áreas urbanizadas y también decenas de playas, 400 cascadas, montañas rocosas (sólo accesibles en barco) e infraestructura para actividades deportivas náuticas y terrestres.
La Cachoeira do Gato, la Ilha das Cabras, Baía dos Castelhanos, Praia do Julião y la Praia do Curral están entre los parajes más concurridos.
Un paseo muy recomendado es la Praia do Bonete, considerada una de las diez mejores playas de Brasil, que está ubicada en una reserva natural a la que sólo se puede acceder por barco o por un camino de 12 kilómetros, durante el cual se atraviesan parajes de selva tropical con ríos y cascadas, Bonete es una ensenada poco concurrida, con una playa de unos 600 metros de extensión y oleaje intenso, ideal para descansar de estrés citadino.
Paraíso bahiano
La ciudad de San Salvador de Bahía es otra de las grandes urbes brasileñas donde combinar ocio y trabajo es una tarea sencilla, tanto por el perfil de los bahienses, simpáticos y tranquilos, como por las cercanías de lugares de gran belleza natural, ideales para el descanso.
El transcurrir aparentemente calmo de la vida bahiana contrasta con el ritmo vertiginoso de sus autopistas y vías rápidas, malls gigantes, intensa actividad económica y una importante actividad cultural.
Bahía, que fue la capital de Brasil hasta 1763, hace gala de su legado africano, posee una gastronomía célebre en todo el país en la que predominan los frutos de mar, las especias y los derivados del coco.
Además de ser la sede de uno de los más animados carnavales del país, su centro histórico, el Pelourinho, fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco.
Salvador está cercado de bellezas naturales, como la Costa dos Coqueiros, la Costa do Dendê y el Parque Nacional Chapada Diamantina, pero entre las más accesibles está Praia do Forte, una de las más bellas playas de la región Noreste.
Situada a 80 kilómetros de Salvador viajando por la célebre Estrada do Coco, con sus características filas de cocoteros, es conocida como la Polinesia Brasileña.
Praia do Forte es un enclave de ecoturismo con una extensión
de 10 kilómetros de playas, dunas y arenas blancas, con aguas calmas,
cristalinas y tibias.
En la región hay una buena infraestructura de servicios y emprendimientos imperdibles como el Proyecto Tamar, dedicado a la preservación de tortugas marinas en peligro de extinción.
Florianópolis: más que playas lindas
La tercera combinación que promociona el Ministerio de Turismo de Brasil y el Embratur es una ciudad, y su zona de influencia, bien conocida por los argentinos, que en verano llegan a superar los 600.000 visitantes.
Florianópolis es un polo tecnológico, una de las ciudades con mayor actividad de congresos de Brasil y un destino con muchas opciones por descubrir. Además de ser una de las ciudades con mejor calidad de vida en Brasil, la capital de Santa Catarina está cercada de naturaleza: 45% del territorio está catalogado como área de preservación ambiental y posee la segunda mayor selva urbana del país, sólo superada por Río de Janeiro.
Uno de los costados menos conocidos de "Floripa", como la denominan popularmente los argentinos, es la movida del senderismo, una actividad posible gracias al exuberante entorno natural de su territorio.
En la isla existen unos 50 senderos (Trilhas) señalizados y aptos para ser recorridos por quienes buscan la inmersión en el bosque tropical, la historia y las mejores vistas de las playas de la región.
Los recorridos son de distinta complejidad y tienen nombres pintorescos como Costa da Lagoa, Gravatá, Naufragados, Praia da Galheta, Morro da Aranha, Trilha do Saquinho, Lagoinha do Leste, Costa da Lagoa o Trilha Praia do Gravatá.
Por la calidad de sus senderos -algunos se pueden transitar sin guías especializados- es que desde octubre de 2017 Florianópolis es sede del primer Camino de Santiago de Compostela fuera de España, una ruta de 21 kilómetros que en cuyo recorrido hay iglesias, bosques tropicales y vista a las hermosas ensenadas marítimas de la ciudad.
Por otra parte, a 70 kilómetros de Florianópolis está la isla de Porto Belo, un enclave de aguas cristalinas y calmas en un territorio preservado al que sólo pueden acceder lanchas de pasajeros, con un tope de hasta 1.800 visitantes diarios.
El lugar es ideal para los viajeros con poco tiempo, que deben saber de antemano que no pueden desembarcar con alimentos ni bebidas y hay que consumir en los pocos quioscos disponibles en el sitio.