Tecnología: el riesgo de la "verificación constante"
La verificación constante de lo que aparece en las pantallas de los dispositivos tecnológicos usados a diario afecta no sólo pautas de convivencia establecidas desde hace mucho tiempo, sino fundamentalmente la salud humana.
Un trabajo de investigación llevado adelante en Estados Unidos por la Asociación de Psicología de ese país procura dar pistas sobre cómo sobrellevar el estrés provocado por la irrupción intempestiva de la tecnología en la vida diaria de cada persona. El estudio indica que "una década después de la aparición de los teléfonos inteligentes, Facebook y Twitter, más de cuatro de cada cinco adultos en los Estados Unidos (86 por ciento) informan que constantemente o con frecuencia revisan sus correos electrónicos, mensajes de texto y cuentas de redes sociales". Y que esta conducta referida al uso constante de la tecnología se asocia con niveles de estrés más altos y riesgosos para la salud humana.
Lo señalado bien puede extenderse al resto de las naciones del mundo. En especial a las que tienen mucho acceso a la tecnología. Al respecto, vale consignar que en Corea del Sur -el país donde los jóvenes quizás estén más tecnologizados- se han abierto institutos de recuperación de adictos a los dispositivos, debido a los serios problemas conductuales y psicológicos que se evidencian en algunos grupos.
Los psicólogos norteamericanos hablan de "constant chekers". Es decir, verificadores constantes de la información que la pantalla provee. Son aquellas personas que revisan de manera permanente sus correos electrónicos y sus cuentas de redes sociales, así como están permanentemente pendientes de los sonidos que pueda emitir un teléfono inteligente, por ejemplo. La encuesta encontró que el estrés es mayor, en promedio, para las personas que no pueden dejar de chequear lo que ocurre en sus pantallas que para aquellos que no se involucran con la tecnología con tanta frecuencia. En una escala de 10 puntos, donde uno es "poco o nada de estrés" y 10 es "mucho estrés", el nivel de estrés general promedio informado para los verificadores constantes es 5.3, en comparación con 4.4 para aquellos que no lo hacen como frecuentemente.
La experiencia diaria muestra claramente la existencia de esta conducta de verificación permanente de los dispositivos digitales que tenemos a mano. Es grande la proporción de población que la exhibe. Y también la preocupación de asociaciones de profesionales médicos y de la psicología por ejemplo. Se habla incluso de la necesidad de que existan procesos sistemáticos de desintoxicación digital puesto que, por caso, los verificadores constantes de redes sociales -en especial los que se involucran en discusiones políticas o de otro tipo- asumen que viven mucho más estresados. En la encuesta norteamericana, el 42 por ciento dice que se preocupa por los efectos negativos de las redes sociales en su salud física y mental, en comparación con el 27 por ciento de las personas que no realizan las comprobaciones con tanta frecuencia. Y, además, casi dos tercios de los estadounidenses (65 por ciento) están algo o muy de acuerdo en que periódicamente debieran "desconectarse" o tomar una "desintoxicación digital" para mantener su salud mental.
El estudio norteamericano, repetimos, puede extenderse a otras sociedades. La nuestra incluso. Porque la verificación constante de lo que aparece en las pantallas de los dispositivos tecnológicos usados a diario afecta no sólo pautas de convivencia establecidas desde hace mucho tiempo, sino fundamentalmente la salud humana. Encontrar recetas que permitan una normal interacción con la tecnología es un desafío de época.