Su amigo falleció en un accidente y pintaron un mural en su memoria
"La banda de la esquina", en barrio Dos Hermanos, frente a la pared que inmortaliza a su amigo: Nahuel Torres.
Son una banda. "La banda de la esquina" de calle Libertad y avenida Savio, en barrio Dos Hermanos es una banda. Hay pibes que van desde los 18 hasta cerca de los 30 y hay similar cantidad de chicas que rondan la mima edad. Es sábado, pasadas las cuatro de la tarde y el ritual ya ha comenzado.
Atrás de todos ellos hay una pared con dos frases de La Beriso y en el centro, el rostro de Nahuel Torres, el joven de 20 años que falleció el pasado 12 de febrero. Nahuel era parte de esa banda, de esa esquina, de esa pared.
La noticia fue como un chicotazo. Golpeó rápido y fuerte. Algunos de los chicos habían salido juntos, Nahuel agarró la moto que poco tiempos atrás le había regalado su abuelo y se fue para la casa de su madre, en la esquina de Echeverría y French y Berutti, chocó y al otro día falleció, y unas semanas después, su cara en la pared.
Carlos es el más grande de la banda, el "más viejo" dice. Le cuenta a LA VOZ DE SAN JUSTO que se conocen todos desde el barrio, que en esa esquina se juntan hace cuatro años aproximadamente, pero que como si fuera la escuela o el trabajo, no hay día que no "ranchen" en esa esquina cuando el sol se empieza a esconder detrás del tanque de Amos, hasta que se disipan, para volver a encontrarse al otro día. Y así todos los días.
En avenida Savio y Libertad, el mural recuerda a Nahuel Torres.
"La idea de pintar a Nahuel surge porque para nosotros en parte sigue acá, todos los días con nosotros. Es una forma de que esté siempre", relata Carlos.
Hay una idea de trascendencia omnipresente. El pibe que se fue en un accidente, en realidad es el amigo que no se recuerda porque no se olvida. Hay además en esa esquina que junta a estos jóvenes de barrio Dos Hermanos un sentido de pertenencia y unidad que hace que el todo: la esquina, la pared, sea más que las partes individuales. Nahuel sigue siendo para ellos uno más de esa esquina. La esquina, imperecedera, irrompible, como la amistad que los aglutina a diario.
Hay algunos de esa banda que tampoco están en la esquina, están presos y es como si estuvieran.
La esquina tiene muchas lecturas y es la edad la que percibe los diferentes significados. Cuando se es chico y se ve desde afuera, es el deseo de pertenecer. Cuando se esta ahí, es la amistad, el aprendizaje, es la calle, el descubrimiento intempestivo de casi todo lo que el adolescente debe descubrir, y cuando se es grande, quizás esos de la esquina son razón y motivo de todos los males y problemas del barrio, la mala junta.
Para los pibes de esta esquina, donde está pintada la cara de Nahuel, no es más que su otra casa, ese lugar al que pueden llegar con los ojos cerrados, sin mandar un solo mensaje de Whatsapp y desde donde perciben el mundo.
De unos parlantes sale la voz de Carlos "La Mona" Jiménez, unos de los chicos me dice que a Nahuel le hubiese encantado ir al baile, porque adoraba al cuartetero. Al irme, la postal que parece inmóvil y sin nada de particular engaña, porque justamente es desde esa simpleza, cotidianeidad, que la realidad no solo se construye, sino que se entiende y se explica. Parece que en la esquina no pasa nada, pero solo para los que no están en la esquina todos los días.