Solidaridad y vecindad, los sentimientos que mantuvieron vivo a Miramar
Los lazos sociales y el arraigo a la localidad de Miramar hicieron que la mayoría de sus habitantes no la abandone en su mayor inundación a fines de los 70. El estudio del investigador Matías Barberis Rami da cuenta de la perseverancia de los miramarenses para reconstruir este destino turístico.
Los habitantes de Miramar son un ejemplo de superación. Las inundaciones sufridas en la localidad entre los setenta y 2003, obligaron que muchos dejen el lugar pero otros, se quedaron para empezar de nuevo.
La solidaridad y el arraigo a un lugar tan único como Miramar y su laguna Mar Chiquita, permitieron que los pobladores la refunden como una de las localidades importantes del turismo de Córdoba y la primera maravilla natural de la provincia.
El Doctor en Ciencias Sociales y Máster en Políticas para el Desarrollo Sostenible, Matías Barberis Rami, se dedica al estudio de reducción del riesgo de desastre, resiliencia urbana y migraciones ambientales.
Su tesis doctoral sobre la inundación a fines de los setenta, la más grave ocurrida en el lugar, se convirtió en el libro "Historias sumergidas: perspectivas emergentes. Lucha, éxodo y adaptación tras las inundaciones en Miramar".
El investigador Matías Barberis, con su libro
Cordobés de nacimiento y radicado en Salzburgo, Austria, dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO que "hay dos procesos que se dan en Miramar. Uno es la lucha de quienes se quedaron y buscaron revivir al pueblo en su desarrollo turístico relacionado al arraigo a esa tierra y otro, es el de aquellos que se fueron a otros lugares como ciudad de Córdoba o Villa Carlos Paz donde decidieron seguir con su actividad turística porque justo en ese momento, la localidad empezaba a explotar con fuerza el turismo".
"Ambos procesos, arraigo y desarraigo, se relacionan directamente con el fenómeno de la inundación", agregó el entrevistado.
(Fotos: Facebook Municipalidad de Miramar)
Lazos que salvan
La inundación de 1977,a causa de los excesivos aportes hídricos del río Dulce , perjudicó 37 manzanas completas de la localidad y se perdió casi toda la infraestructura turística. El pueblo se tuvo que refundar cinco kilómetros más al sur.
Como consecuencia, se afectó el tejido social, provocando un éxodo hacia diversos destinos provinciales y nacionales, al mismo tiempo que se generó un impacto directo sobre la economía y la infraestructura local.
Según el censo poblacional de 1970, 2.500 personas habitaban Miramar. La inundación hizo que 500 dejaran su hogar pero el resto de la población decidió empezar de nuevo. Para muchos, pobladores, fue una especie de éxodo.
(Fotos: Facebook Municipalidad de Miramar)
Sobre los que se quedaron en aquel momento, Barberis Rami señaló que "por ser una población de pequeña dimensión, los lazos son más estrechos y de allí emergen procesos como la solidaridad de la gente, la asistencia al vecino y eso hizo que muchos se quedaran".
"El capital social permitió la readaptación a la nueva situación", agregó Barberis Rami.
Haciendo una lectura social sobre cómo son los miramarenses, el investigador explicó que "el espíritu perseverante y en el afán de mejorar, son la clave de que Miramar sea lo que es hoy. Por eso defino a este trabajo como la lucha, porque seguir estando allí a pesar de dos inundaciones importantes (1977 y 2003) es una característica muy remarcada en los habitantes".
(Fotos: Facebook Municipalidad de Miramar)
Entre el riesgo y la oportunidad
La Laguna Mar Chiquita es un recurso que puede ser una oportunidad económica. Sin embargo, la naturaleza puede convertirse en un riesgo y los habitantes de Miramar lo saben muy bien.
Haciendo una lectura sobre qué significa la perla del Departamento San Justo para sus habitantes, Barberis Rami manifestó que "algunos la interpretan como un nexo y otros como una barrera, es decir, como un recurso turístico y un riesgo. Su aprovechamiento, desde el punto de vista económico, hace que la gente viva con el riesgo de lo que pueda ocurrir".
(Fotos: Facebook Municipalidad de Miramar)
"Miramar es hoy un punto de referencia para la provincia de Córdoba y un lugar de nuevas oportunidades para los miramarenses y aquellos que deciden apostar a ese lugar".
Para evitar nuevas catástrofes, a partir de 2005 y en diferentes etapas, se construyó una defensa costera que sirve de protección frente a las variaciones de nivel de la Mar Chiquita, que además sirve como avenida costanera, sumando un nuevo atractivo turístico.
(Fotos: Facebook Municipalidad de Miramar)
En abril de este año, se inauguraron más obras de protección de la localidad, para evitar el avance de la laguna sobre la zona urbana, debido a que las intensas precipitaciones de los dos últimos años, generaron deformaciones por el continuo accionar del oleaje.
"Aceitar las relaciones de gobierno local con el provincial, le valió como herramienta de reconstrucción. Eso es lo que le está dando la posibilidad a la localidad de crecer cada vez más", concluyó Barberis Rami.