Solidaridad y entrega para los que menos tienen
El grupo Am-Tena llevó a cabo una nueva incursión solidaria en el asentamiento Mochimo, en Santiago del Estero, y en diversos parajes cercanos para llevar donaciones de útiles escolares y alimentos.
VILLA ATAMISQUI, Santiago del Estero (Mauricio Argenti enviado especial).- El pasado fin de semana, el grupo Am-Tena llevó a cabo una nueva incursión solidaria en el asentamiento Mochimo, en Santiago del Estero, y en diversos parajes cercanos para llevar donaciones de útiles escolares y alimentos.
En esta oportunidad, LA VOZ DE SAN JUSTO pudo experimentar en primera persona esta vivencia compartiendo el viaje y reflejando en esta página la extrema necesidad de asistencia que presentan las personas que residen en esa región del país.
El viaje a Atamisqui comenzó bien temprano para recorrer los 600 kilómetros que separan a esa localidad de San Francisco. Una vez llegados, pasado el mediodía, tras el almuerzo, comenzamos a armar las donaciones que tenían diversos destinos entre los cuales se encontraban las escuelas de Los Sauces, Los Tolosa, Los Peralta y Barrial Alto, que en conjunto reciben diariamente a unos 500 alumnos comprendidos entre los 6 y los 12 años.
Entre las donaciones se entregaron útiles escolares, golosinas, alimentos y distintos elementos que sacaron más de una sonrisa en los rostros de las personas que recibían la ayuda.
No tienen nada, pero lo dan todo
Cada vez que nos dirigíamos hacia un punto de entrega de las donaciones transitábamos por caminos rurales y senderos que se hacían más estrechos a medida que nos adentrábamos en el monte.
A la llegada del grupo era común ver a los más pequeños salir a recibirnos, seguidos por las mujeres de la familia que ya conocían a muchos de quienes realizaron la travesía y de inmediato nos invitaban a compartir un momento, saboreando mates y tortillas cocidas.
El primer día incluyó la visita a una escuela rural de Los Sauces donde fuimos recibidos por la maestra, con la cual recorrimos las instalaciones y dialogamos para conocer la realidad educativa del lugar.
Por la noche, una invitación a compartir un cumpleaños de una vecina de Atamisqui fue el cierre ideal para la primera jornada en medio de una fiesta en la cual no faltó la música y el entretenimiento.
El segundo día del viaje estuvo caracterizado por el cruce del Río Dulce. Para realizarlo fue necesario utilizar una antigua canoa guiada por un experimentado remero.
Una vez en el lugar de destino, se entregaron las donaciones de alimentos, calzados y golosinas que tenían como punto final la escuela de Barrial Alto, donde concurren unos 130 alumnos.
Al regreso, la tarea continuó con la visita a la casa de dos maestros que dictan clases en las escuelas de Los Tolosa y Los Peralta, que en conjunto atienden las necesidades educativas de unos 160 alumnos.
Al finalizar la tarde, el recorrido solidario de entrega de útiles, calzados y alimentos unió Villa Atamisqui con el Paraje Mochimo, donde se encuentra una familia que tiene contacto con numerosos lugareños que acuden allí para atenderse en una posta sanitaria, disfrutar de los libros de una biblioteca o participar de los oficios religiosos de la capilla que fueron construidos en su momento con la colaboración de los voluntarios del grupo Am-Tena.
A lo largo de los casi tres días que duró esta experiencia hemos encontrado muchas personas valiosas que aportan tiempo y sacrificio para asistir a los que menos tienen, ya sea desde su trabajo o fuera de él. Desde una maestra que recorre varios kilómetros todos los días para dar clases, un periodista que a diario resalta las necesidades por las que pasan los que menos tienen y exhorta a muchos a ayudar y asistirlos hasta vecinos que ponen mucho de sí mismos para ayudar a otros. Lo cierto es que una vez más está comprobado que la solidaridad está presente en muchas acciones de la gente y es esa misma solidaridad la solución para muchos de los problemas que tantas personas viven a diario.
La última noche fue la despedida, en medio de chacareras y un clima muy distendido. Los vecinos de Atamisqui reconocían a la gente de Am-Tena la tarea realizada y luego los invitaron a regresar recibiendo la promesa de que pronto se cumplirá una nueva visita en la cual serán nuevamente bienvenidos.