Sobre el horario de los boliches
Si padres u otros estamentos sociales no toman conciencia acerca de la gravedad del problema que se origina con la extensión de las "previas", el Estado tiene la obligación de intervenir con el objetivo de preservar la salud de los jóvenes sanfrancisqueños en este caso y sin coartar su libertad.
En el Concejo Deliberante aprobó un
proyecto de ordenanza enviado por el Ejecutivo que busca limitar el horario de
ingreso a boliches y pubs de la ciudad con el objetivo de "desalentar las
previas" en domicilios privados. La iniciativa fija las 2.30 de la madrugada
como hora límite de ingreso a boliches y a las 2 en el caso de pubs.
Gustavo Piscitello, secretario de Gobierno, aseguró que "los controles serán realizados en la puerta de los boliches por personal adicional de la Policía y también municipal" y también que "los horarios de cierre no serán modificados".
Luego de muchos años de falta de novedades en torno a este tema, se retoma la discusión sobre las características de la diversión nocturna de los jóvenes durante los fines de semana en la ciudad. En un primer análisis, los alcances de la iniciativa presentada por el Ejecutivo municipal procuran terminar con una situación de virtual anarquía en la materia y desalentar el abuso en el consumo de alcohol, una realidad innegable que es consecuencias de prácticas y modos de esparcimiento no deseables, en especial las denominadas "previas".
Así se sostiene el mencionado proyecto. Porque el Ejecutivo municipal considera que si bien las previas son responsabilidad de cada uno de los padres de los jóvenes que participan, "el Estado tiene que tomar medidas y decisiones", no solo para controlar fuera de los locales nocturnos sino también para favorecer mejoras en la calidad de vida de la población.
Sin dudas, que se adelante el horario límite para ingresar a los locales nocturnos es una medida imprescindible para regular mejor la noche sanfrancisqueña. Tal como lo sugieren sus impulsores, debiera contemplarse también que en localidades cercanas ocurra lo mismo. Hablando todos el mismo lenguaje es posible, en este caso, modificar aspectos de una cultura desvirtuada en materia de diversión y de consumo de bebidas alcohólicas, entre otros aspectos. En este punto, todas las investigaciones sociales sobre la vida de los adolescentes plantean al alcohol como un enemigo difícil de rebatir, azuzado por una sociedad adulta permisiva, en la que buena parte de los padres no quiere asumir el rol que les corresponde a la hora de colocar los límites, que no son otra cosa que una manifestación de amor hacia los hijos.
Entonces, si padres u otros estamentos sociales no toman conciencia acerca de la gravedad del problema que se origina con la extensión de las "previas", el Estado tiene la obligación de intervenir para que las cosas encuentren un cauce de normalidad, con el objetivo de preservar la salud de los jóvenes sanfrancisqueños en este caso y sin coartar su libertad.