Sífilis: preocupante incremento
Entre 2013 y 2017 se triplicaron los casos y la gran mayoría corresponde a jóvenes de entre 15 y 24 años.
Según datos del Ministerio de Salud y Desarrollo Social la tasa de casos de sífilis reportados en varones y mujeres jóvenes y adultos se triplicó entre 2013 y 2017, ya que pasó de 11,7 a 35,2 por cada 100.000 habitantes. Asimismo, la proporción de positividad en las pruebas de rutina que se realizan a embarazadas pasó del 2% al 3,2% en el mismo lapso. Con ello, el porcentaje de bebés que nacen infectados alcanza casi al 2%.
"Según las mediciones, en 2018 tuvimos una tasa de 50,3 por 100.000 habitantes, y la mayoría de los casos se dieron en población de 15 a 24 años", precisó hace pocas semanas Claudia Rodríguez, directora de Sida, ETS, Hepatitis y Tuberculosis de la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación. La funcionaria aseguró que el tratamiento de la enfermedad es "fácil, accesible y gratuito".
Sin embargo, los datos oficiales están demostrando que fallan otros aspectos de la política sanitaria y educativa. El desconocimiento de las formas de transmisión de esta enfermedad venérea y determinadas prácticas sexuales que van en aumento, así como la relajación de la prevención son variables centrales a la hora del análisis.
La sífilis es una infección producida por la bacteria Treponema pallidum (TP), transmitida fundamentalmente por contacto sexual y vía congénita y perinatal. Es de carácter sistémico, curable y exclusiva del ser humano. Puede causar complicaciones a largo plazo o la muerte si no se trata de manera adecuada y se contrae por contacto directo con una llaga de sífilis en relaciones sexuales.
Cuando se habla de manera coloquial de la enfermedad, se alude a otros tiempos en los que las cuestiones vinculadas con la prevención y cura estaban escasamente desarrolladas. Quizás éste sea uno de los motivos por los cuales se ha dado el crecimiento. La idea generalizada de que la sífilis ha sido erradicada juega en contra y ha disparado notablemente todas las alarmas ante el crecimiento significativo de los casos.
Por ello, se impone reforzar las estrategias comunicacionales y educativas. En estos últimos, la correcta aplicación de la Educación Sexual Integral en todas las escuelas sería un avance. Pero no el único. Es preciso alertar sobre cambios en las conductas sexuales que no toman en cuenta la prevención, el problema del consumo de drogas y la confianza excesiva que ha generado por ejemplo, que el Sida pudiese ser controlado de manera eficiente. Las enfermedades venéreas siguen teniendo fuerte incidencia y es preciso que la sociedad conozca y clarifique la información acerca de ellas.