Reparaciones necesarias en el empedrado
Resulta imposible imaginar a San Francisco sin ese collage de piedras que tapiza las calles, aun cuando en muchas ocasiones se transforme en un desordenado y desnivelado sendero por el que se hace difícil transitar con cualquier tipo de vehículos. Por ello, la permanente acción reparadora del municipio se impone como una de las tareas principales.
El Concejo Deliberante aprobó por unanimidad una iniciativa de la oposición que solicitó la posibilidad de que se analice un plan de reparación del empedrado urbano. El reclamo contempla trabajos de reparación en todo el perímetro de la Estación Terminal de Ómnibus así como en las esquinas de Mitre e Iturraspe y Colón e Iturraspe, entre otros sectores, según figura en el texto del proyecto de resolución enviado al Ejecutivo.
En los fundamentos de esta idea, los ediles del bloque Juntos por Córdoba - Cambiemos señalan que "sería muy valioso" para el patrimonio de la ciudad que se lleve a cabo una reparación integral del adoquinado. En este marco, el concejal Carlos Roffe recordó la existencia de una cuadrilla que se dedicaba exclusivamente a la reparación del empedrado. "Este no es un trabajo sencillo sino que requiere de la intervención de especialistas por ser una tarea casi artesanal". Consideró además que "antes el empedrado se mantenía muy bien, pero por el paso constante de vehículos o las lluvias, la situación ha cambiado a partir de deformaciones que luego se convierten en hundimientos y finalmente son baches muy peligrosos".
La descripción del párrafo anterior se condice con la experiencia diaria que se vive en el tránsito por el centro de San Francisco. El adoquinado sufre perjuicios importantes como consecuencia de que las tareas de reparación y conservación no han tenido quizás la periodicidad adecuada. Es decir, no se ha avanzado en una tarea sistemática de cuidado de este patrimonio urbano.
En este punto resulta fundamental rescatar la idea de que el empedrado es un signo distintivo de la ciudad. Ello, porque cada vez que se habla de los problemas que se producen por hundimientos o roturas, se escuchan -antes tímidas y ahora con un poco más de fuerza- voces que reclaman su eliminación y reemplazo por el hormigón. Un enorme daño se le haría a la historia lugareña si esto último ocurriese.
Desde el año 2003, por fortuna, el adoquinado es patrimonio histórico urbano. Es decir, existe una norma legal que obliga a su conservación, a que se mantenga su estructura original que data de los años 30 y no permite cambios. Está bien que así sea. Porque la historia de los pueblos debe poseer elementos tangibles que permitan a las nuevas generaciones adquirir identidad y sentido de pertenencia.
Esto no significa que no deba repararse ni mantenerse el empedrado. Es importante, por ello, que el Ejecutivo municipal implemente los trabajos que el Concejo Deliberante en pleno ha reclamado. Porque se facilitará así el tránsito en los sectores céntricos, porque se evitarán roturas de vehículos o accidentes. Y, de manera fundamental, porque se respetará la memoria histórica que tiene en el adoquinado de las calles céntricas a un referente ineludible.
En otra ocasión, en esta columna se señaló que "resulta imposible imaginar a San Francisco sin ese collage de piedras que tapiza las calles, aun cuando en muchas ocasiones se transforme en un desordenado y desnivelado sendero por el que se hace difícil transitar con cualquier tipo de vehículos". Por ello, la permanente acción reparadora del municipio se impone como una de las tareas principales. Atender la observación de los concejales servirá para recomponer el estado del empedrado y respetar el patrimonio del que éste forma parte.