Pese al mal tiempo, militantes de ambos colores coparon los alrededores del Congreso
"Celestes" y "verdes" impulsaron multitudinarias movilizaciones en las inmediaciones del palacio legislativo y un cronograma de actividades.
Las calles en los alrededores del Congreso se tiñeron ayer de verde y celeste, cuando militantes a favor y en contra de la legalización del aborto se hicieron presentes para vivir de cerca la sesión y seguir con atención la votación prevista para la madrugada.
Con los pañuelos característicos de ambos bandos colgando de mochilas, rejas y agitados a lo alto, la marea humana que desbordó la Plaza del Congreso no se dejó amilanar por el frío y la lluvia y, al igual que en la sesión de la Cámara de Diputados de junio pasado, se preparó con ropa de abrigo, paraguas y mate para montar una vigilia a la espera de la decisión final.
La plaza volvió a dividirse en dos sectores en medio de un fuerte operativo de seguridad a cargo de la Policía Federal y de la Ciudad: aquellos que estaban a favor de la legalización del aborto permanecieron a lo largo de la Avenida Callao, mientras que los grupos denominados "provida" se ubicaron, del otro lado de la plaza, desde la Avenida Hipólito Yrigoyen hacia el sur.
"Espero que nos escuchen. Las calles no se llenan por nada. Ojalá que el Senado nos escuche", decía Pilar, de 24 años y estudiante de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que había concurrió a la plaza con su amiga Celeste, de 23, y estudiante de Medicina de la Unlp: ambas llevaban en sus muñecas los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
La juventud, protagonista
Entre estudiantes universitarios, de secundario y diferentes organizaciones sociales, no pasó desapercibida Alicia Schejter, una de las cinco pioneras que en 1987 empezó a militar el lema "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir", para lograr la legalización.
Peinando canas, la mujer reconoció en diálogo con NA su sorpresa ante la multitudinaria presencia, principalmente de jóvenes: "La verdad es que nunca creímos que esto iba a pasar. Es increíble que las chicas más jóvenes lo hayan tomado como propio y se hayan sumado a esta lucha".
Así como hace 30 años estaba en la misma zona repartiendo folletos junto a cuatro mujeres en la esquina de la Confitería El Molino, este miércoles Schejter compara aquellos tiempos con la actualidad en la que las mujeres han ido ganando protagonismo.
"Esto que vivimos hoy realmente es una sorpresa. Cuando empezamos en 1987 íbamos una vez por semana a volantear; luego vino la Campaña en 2005; y ahora esta explosión que arrancó el 13 de junio", agregó, visiblemente emocionada, esta enfermera jubilada, que -cuenta- nunca quiso practicar un aborto porque desde que empezó su militancia la lucha fue para legalizar la práctica.
"La solución no es el aborto"
Del otro lado de la Plaza del Congreso y de las vallas, el color celeste invadió en las calles sobre Entre Ríos, donde las organizaciones "provida" decidieron esperar la votación con un festival con bandas en vivo y relatos testimoniales.
Varias carpas blancas fueron instaladas en el lugar en donde se desarrollaban paneles, charlas y hasta ecografías en vivo, mientras que también colocaron dos pantallas gigantes en los cruces con Yrigoyen y con Alsina para que los manifestantes puedan seguir la sesión del Senado en vivo.
"Esperemos que el proyecto se rechace porque los votos están. Esperemos que nos escuchen y que vean toda la gente que se movilizó hasta acá de todo el país", señalaba a NA Juliana Sierra de la Unidad Provida, delegación Salta.
Y agregaba: "Creemos que el planteó tiene que pasar por otro lado. Se tiene que hacer otro planteo. La solución no es el aborto. Que se cumpla la educación sexual integral, pero también la educación. Creo que la educación es lamentable y por eso se llega a situaciones extremas".
Desde el escenario principal, donde a las 18 se realizó el acto central, el periodista deportivo Gastón Recondo habló a la militancia como uno de los invitados especiales de la jornada de movilización, para la que llegaron desde el interior del país más de 1.500 colectivos con manifestantes.
"Pedimos que se respete el derecho a vivir. La vida comienza desde el momento de la concepción. De este lado de la plaza lo que tenemos que tener en claro es el respeto al otro. Algunos por fe o por conocimientos científicos estamos acá. Y decimos sí a la vida, no al aborto. Les pido un favor. Si Dios quiere y la ley no sale lo que debemos hacer mañana es comprometernos a no dejar abandonada a las mujeres", expresó el periodista.
Alma, símbolo de la lucha provida
Un rato antes del testimonio de Recondo, un aplauso masivo colmó el lugar, en el momento en el que integrantes de las agrupaciones acercaron al escenario a Alma, la bebé de más de seis metros que representa a un bebé de 12 semanas de gestación y que ya participó en manifestaciones anteriores para reclamar por el derecho a la vida.
Del lado celeste de la plaza, Santiago, de 22 años, del barrio porteño de Caballito fue a la manifestación con un grupo de la parroquia a la que asiste y con la que participa desde hace varios años en las marchas del 25 de marzo, en las que se conmemora el Día del Niño por Nacer.
"En marzo nos empezamos a convocar porque como mi grupo estamos convencidos de que la vida comienza desde la concepción y los derechos de las personas empiezan ahí", sentenció Santiago.
En la misma línea, Néstor, de 21, y que llegó este miércoles desde Chaco, señaló: "Desde mi provincia vinieron 50 micros. Y vinimos todos con el mismo objetivo: pedir por el derecho a la vida".
Los organizadores de los grupos que están a favor de "las dos vidas" convocaron a "quedarse hasta la votación" y se les pidió a los manifestantes que concurran a las calles con pañuelo, "mate, guitarra y abrigo".
El pañuelo naranja que
también dijo "presente"
En las calles, este miércoles también el color naranja de los pañuelos se hizo presente: militantes de organizaciones sociales y políticas decidieron usar, junto al pañuelo verde, el de color naranja, que establece la separación de la Iglesia del Estado.
"La Iglesia está financiada por el Estado, si no, no sería posible que sobreviva. Empezamos a usar estos pañuelos porque queremos que la próxima ley que se trate sea la de la separación del Estado de la Iglesia", cuenta Roxana, de 25 años y estudiante de Filosofía y Letras de la UBA.
Ella junto a un grupo de estudiantes montaron este miércoles un stand del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras para apoyar la legalización del aborto y aprovecharon también para visibilizar el reclamo del color naranja.
"Iglesia y Estado asuntos separados", se lee en el pañuelo que Silvina decidió usar en una de sus muñecas, ya que en la otra llevaba el pañuelo verde.
"Esta campaña recién empieza, pero este tema será para largo. Yo no quiero que mis impuestos vayan a la Iglesia ", concluyó. (NA)