Para qué sirve el recreo
Descansar, ir al kiosco y comer, ir al baño, relajarse, jugar, correr, interactuar con los pares, el recreo es un espacio de aprendizaje muy importante en la escuela y debe aprovecharse al máximo. Tras el necesario descanso las neuronas se "oxigenaron" para seguir estudiando en el aula.
El espacio es clave y si no se aprovecha al máximo suelen aparecer algunas dificultades al volver al aula: los chicos siguen como si estuvieran en el receso, ansiedad y distracción.
La licenciada en Psicopedagogía Silvana Busato (MP-322084) que se desempeña en el Gabinete de Orientación Escolar de una escuela privada y es docente de nivel medio, remarcó en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO que los recreos "son una vía de socialización 'no virtual' -ya que no están presentes las pantallas, al menos en el nivel primario- 'ni estructurada' que favorecen el encuentro personal, los valores sociales y afectivos".
Muchos beneficios
En cuanto a los beneficios que aportan los recreos, mencionó que favorecen el desarrollo de competencias muy importantes: la gestión emocional, el autoconocimiento, la toma de decisiones, la motivación para la relación y el entendimiento con los demás.
"Al convivir en el patio con los demás, los chicos aprenden el respeto por las normas, reglas y hábitos de juego, la resolución de conflictos a través del diálogo, la toma de obligaciones y responsabilidades. Los recreos son sumamente necesarios porque permiten descargar tensiones, reducir el estrés y recargar energías", detalló Busato.
Añadió que también son "escenarios de maravillosos aprendizajes, propician a través del juego libre a que los chicos aprendan a comunicarse, a negociar, a competir, a cooperar, a manejar la frustración de un partido perdido, a resolver problemas, a conectarse con el otro. Además, mejoran la creatividad y la imaginación".
Un momento para disfrutar del juego y el aire libre
Un derecho
Jugar es importante para el desarrollo de los chicos y además de ser una necesidad, es un derecho. "Moverse es bueno para la salud y ayuda a los procesos cognitivos, hay que moverse para aprender mejor".
Al respecto, la psicopedagoga recordó que La Ley de Educación 1420 establece a los recreos como obligatorios y formativos de aprendizajes y la Convención sobre los Derechos del Niño. "La norma resalta dos artículos en los que el juego, el descanso y el desarrollo integral se conciben como derechos de los niños y las niñas, a los cuales se puede responder propiciando espacios de recreo durante las jornadas escolares", explicó.
Juegos de mesa como el ajedrez contribuyen al aprendizaje
Los recreos ya no son los de antes
A través del tiempo el modo de jugar ha cambiado notablemente en los patios de las escuelas. Nuestros padres y abuelos nos cuentan que antes en la escuela jugaban a la rayuela, con el balero, a la payana, hasta remontaban barriletes.
Hoy las nuevas infancias y los adolescentes presentan otras características, necesidades e intereses. Las pantallas, los juegos electrónicos han invadido la vida de los estudiantes y la de todos. Resulta difícil motivarlos sin un dispositivo tecnológico.
Busato afirmó que en las escuelas "los niños disfrutan y necesitan moverse, correr, trepar. Advierto que los juguetes concluyen en el nivel inicial. En los patios de la escuela primaria aparecen los juegos de las escondidas, la mancha, el quemado, el pato ñato. Algunos eligen las cartas, las bolitas y los álbumes de figuritas para intercambiar".
"En algunas instituciones de nivel medio se intenta regular el uso de los celulares, ofreciendo, por ejemplo mesas de ping pong, incentivando el contacto entre los estudiantes, posibilitando la palabra 'cara a cara', el 'volver a mirarse'. La música es un recurso que aparece con frecuencia en los recreos del nivel secundario, es una propuesta que incentiva, da alegría y ayuda a cargar energías", afirmó.
El tiempo de pausa
Los tiempos de los recreos vienen estipulados. En general hay tres recreos de diez minutos y uno suele ser un poco más extenso que se destina para la merienda. "El análisis debería hacerse con el tiempo de la hora de clase y no de los recesos, ya que, luego de 45 minutos los estudiantes comienzan a fatigarse y la calidad de concentración disminuye. Los estudiantes pasan de tener entre 45 y 50 minutos de clase en la primaria a tener módulos de 80 minutos cuando ingresan al nivel medio", consideró Busato.
Lic. Silvana Busato
No es una recompensa o castigo
Todavía hay docentes que castigan a los chicos y nos los dejan salir al recreo. La psicopedagoga advirtió que este tipo de decisiones "no son saludables, ya que al dejar al niño sin recreo, no sólo que se lo está privando de un derecho, sino que el niño no va a tener recursos cognitivos para afrontar el resto de la jornada escolar".
Aseguró que éstas situaciones merecen ser revisadas y supervisadas por las autoridades de cada institución. "En muchos casos, las evaluaciones suelen ser demasiado extensas y requieren que los chicos las resuelvan tomando el recreo, estas situaciones tampoco son adecuadas y se consideran privativas de los derechos del estudiante, también deben ser revisadas. El recreo no debe ser visto como una recompensa o forma de castigo", remarcó.
Los docentes también descansan
Los docentes necesitan también nuestro tiempo de recreo para distenderse, conversar, comer y así recargar energías para finalizar la jornada escolar. Busato explicó que tanto en nivel primario como medio existe una organización para supervisar los recreos, "se asignan maestras en el nivel primario y los directivos y preceptores en el secundario son quienes deben estar presentes en el patio durante el tiempo del recreo".
"Es importante que desde la óptica del adulto se tome en cuenta que las relaciones interpersonales que se desarrollan entre los estudiantes precisan de 'miradas atentas' que tiendan a una convivencia pacífica", dijo.
Promover valores
Aseguró que uno de los retos que enfrenta la escuela "es la prevención de la violencia a través de la construcción y promoción de los valores y la convivencia armónica. Los docentes tienen la responsabilidad de velar por la integridad de sus estudiantes".
Busato dijo que es importante que la supervisión "esté acompañada por la confianza, que promueva la responsabilidad, la cooperación entre los pares y que valore a cada estudiante como tal".
"Es necesaria una nueva mirada, positiva y estimuladora que permita visualizar el patio de las escuelas como un escenario lúdico y educativo de sana convivencia", finalizó.
Patios inclusivos
Cada niño tiene un modo particular de "ser" y de vincularse, algunos son más sociables y extrovertidos, otros más tímidos e introvertidos, algunos con habilidades para ser líder, otros más sumisos e inseguros. Ante esta diversidad es fundamental la "mirada" e "intervención anticipada" del docente.
La licenciada Busato comentó que algunos niños sienten temor, ansiedad, angustia al salir al patio y no saber qué hacer, "experimentan malestar porque no los elijen para jugar. La maestra aquí, cumple un rol fundamental, detectando a qué estudiante le resulta difícil disfrutar del recreo e implementando estrategias para que los chicos desarrollen habilidades socio-emocionales y puedan así relacionarse, integrarse y disfrutar del juego colectivo".
Aseguró que hay un nuevo concepto que apunta a fortalecer los vínculos entre los pares durante los recreos, son los "patios inclusivos". "Se trata de espacios destinados para que los estudiantes en grupo, por ejemplo, pinten un mural, decoren un aula, construyan una maqueta, cuiden una huerta o las plantas del colegio. Este tipo de propuestas demandan organización y la coordinación de todos los miembros de la escuela".