Para evitar tragedias en centros turísticos
El tema adquiere relevancia en cada verano. Pero cuidar a los turistas no sólo es tarea del Estado, ellos mismos deben también cuidarse y respetar todas las indicaciones y normas para que el descanso sea bien disfrutado.
Una noticia reciente señala que un nene
de dos años murió luego de ser atropellado por una camioneta
4X4 mientras pasaba la Navidad junto a su familia en un balneario
de Necochea. El fatal accidente ocurrió a la altura del
parador Karamawi, lugar por donde transitan muchos vehículos 4x4. En
ese momento, la playa estaba repleta. También se relatan en los medios de
comunicación los primeros siniestros con heridos por el uso inadecuado de
cuatriciclos en las playas o serranías. Lo mismo se insiste con las
advertencias en torno a las crecidas de ríos serranos o de marejadas fuertes
que impiden el baño en el mar.
En el caso de las camionetas todo terreno que circulan por playas y balnearios se impone que las autoridades pongan coto a acciones desaprensivas y riesgosas para los bañistas o transeúntes. No es posible que un lugar de esparcimiento de los veraneantes deba soportar en todos los horarios la circulación a alta velocidad de estos vehículos, así como no debería permitirse su estacionamiento en sitios donde existen personas disfrutando del mar. El accidente de Necochea puede considerarse como un ejemplo difícil de refutar en relación a la necesidad de establecer normas claras al respecto.
Respecto de los cuatriciclos, el problema es mayor incluso. Menores de edad, niños en su mayoría, transitan por playas, médanos y montañas sin adoptar siquiera las mínimas medidas de seguridad. Estos rodados son protagonistas de las desgracias que más repercusión han tenido en los últimos veranos. Largo es el recorrido de los problemas que generan. Basta recordar que cuando se sancionó la Ley Nacional de Tránsito, los cuatriciclos no fueron definidos ni categorizados dentro de los vehículos permitidos para circular en la vía pública. En ese momento no eran tan populares y estaban reservados para algunas tareas rurales o de competición, lejos del tránsito habitual. Pero con el tiempo, se fueron poniendo de moda y sus precios accesibles hicieron que llegaran a todos lados. Este vacío legal obligó a municipios a establecer sus propias legislaciones, con lo que se estableció una verdadera mescolanza de normativas con criterios muy dispares que van desde la prohibición lisa y llana hasta el permiso más laxo en el que no se exige ni licencia a los conductores, ni seguro de los vehículos.
Por último, la irresponsabilidad y negligencia de algunos veraneantes acarrea todos los veranos algunos accidentes fatales que bien podrían ser prevenidos si se tomasen los recaudos del caso. En este punto, las autoridades provinciales y de cada uno de los centros turísticos deberán extremar los anuncios para que no se pierdan vidas en sucesos que podrían haberse evitado.
Cuidar a los turistas no sólo es tarea del Estado. Ellos mismos deben también cuidarse y respetar todas las indicaciones y normas para que el descanso sea bien disfrutado. No obstante, son los organismos públicos quienes tienen la responsabilidad de que las prevenciones y legislaciones sean claras, difundidas y cumplidas como corresponde.