Osito, el perro que eligió quedarse con sus vecinos
El barrio lo adoptó, pero primero fue él quien adoptó a los vecinos de un sector del centro de San Francisco donde el simpático can vuelve a dormir todas las noches, frente a la casa que habitaban sus dueños antes de mudarse.
Solitario, Osito llega cada noche al barrio y termina encontrando una gran familia, otra familia que lo cobija. Se trata de un perro mestizo, de pelaje rubio, que tiene su cucha en la esquina de bulevar 9 de Julio y Pasaje Dr. E. Savino, donde duerme todas las noches.
Cuando va cayendo el sol, el animal monta guardia en la puerta, conmoviendo a los vecinos que comenzaron a alimentarlo y hasta le armaron una "casa" y le colocaron un abrigo.
Alguna vez tuvo hogar, vivía justamente en la casa en cuyo frente hoy duerme por las noches, pero cuando la familia se mudó, el can eligió quedarse.
Durante la mañana y la tarde es difícil encontrarlo, él prefiere recorrer las calles del centro o visitar a su familia que ahora vive en barrio Vélez Sarsfield.
Cuando cae el sol, vuelve a su viejo hogar, y nunca le falta agua ni comida.
Osito es uno más del barrio Centro. "Él siempre está acá porque eligió quedarse con nosotros", contó Jorge, un vecino que tiene un comercio sobre Pje. Savino, y agregó que "es un perro simpático, muy bonito" y que va y viene todo el tiempo. "Es difícil de encontrarlo pero a la noche viene a dormir a la cucha que le armaron".
El perro está muy bien cuidado, alimento y agua siempre están a su disposición y es mimado por todos. "Para nosotros es un compañero", expresaron desde la vinoteca Placeres Terrenales.
Osito, en la cucha que los vecinos le construyeron
Osito llegó a ese sector de la ciudad tres años atrás junto a su familia. Ellos habían alquilado una casa en planta alta en la esquina de bulevar 9 de Julio y Savino. "La familia solía dejarlo en la calle porque a él le gustaba ir por todos lados", relató otra vecina del lugar.
A los dos años de vivir allí, la familia decidió mudarse a barrio Vélez Sarsfield y lo llevaron pero su espíritu de perro callejero lo llevó a escaparse en reiteradas ocasiones para volver a su querida esquina. "Dos por tres aparecía solito caminando, se acostaba ahí donde tiene su casita y no se movía", indicó Jorge.
Con el tiempo, Osito hizo propia la esquina y los vecinos conmovidos por ese gesto le construyeron una cucha y no dejan que nada le falte.
"Es un perro muy querido por todos pero aunque suele visitar a su familia, él nos adoptó para que lo cuidemos. Osito es parte de este lugar", finalizó Jorge.
Aunque su familia se mudó a
otro barrio y los visita asiduamente, el mestizo eligió quedarse en su anterior
casa y los vecinos lo cuidan