Necesidad de más parques científicos y tecnológicos
Ya no basta con la creación de grandes extensiones en las que puedan radicarse plantas fabriles con servicios comunes. Hacen falta también localizaciones en las que se genere y se comparta conocimiento. Esto significa adecuarse a los tiempos que corren. La larga tradición cordobesa en materia de parques industriales puede ser punto de partida para incorporar la nueva realidad que devino de la impresionante revolución tecnológica.
Mediante un
decreto de la gobernación, la provincia de Córdoba anunció la financiación y
consolidación de 60 nuevos parques industriales y tecnológicos en diferentes
localidades durante los próximos 4 años. De acuerdo a lo señalado, se
destinarán hasta 17 millones para acompañar las iniciativas de empresas o
gobiernos locales que permitirán la apertura o consolidación de cada predio
fabril. En total, la inversión alcanzará los 1.020 millones de pesos, según
estimaciones del Ministerio de Industria, Comercio y Minería.
El anuncio es de una trascendencia singular. Los beneficios de los parques industriales están fuera de toda discusión. Basta con citar el ejemplo del que se ubica en un amplio predio en el suroeste de nuestra ciudad. Próximo a cumplir 50 años, el Parque Industrial Piloto es una muestra cabal de como el asociacionismo y el espíritu colaborativo pueden ayudar al desarrollo de plantas fabriles y crear empleo. Al mismo tiempo, emprendimientos como el clúster tecnológico o la incubadora de empresas son la formalización de una idea de obligada aplicación en los tiempos actuales: el valor del conocimiento aplicado al desarrollo productivo. Por ello, es positiva la decisión política de impulsar el crecimiento de estas iniciativas que, en la Argentina, generalmente han sido iniciativa de grupos de empresas o universidades privadas.
La popularidad de los parques científicos y tecnológicos creció de forma acelerada gracias a la revolución digital acaecida en las últimas décadas. El nombre más conocido de una experiencia exitosa en la materia es Silicon Valley, en California, Estados Unidos. Pero la creación de infraestructuras físicas para generar y facilitar la transferencia de conocimiento entre centros de investigación y empresas se extiende también a otras regiones y países.
La creación y el funcionamiento de estos parques se proponen como un modelo para la innovación y el crecimiento económicos de una región basados en el conocimiento. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo sobre el tema, que data del 2012, describió la situación de atraso que América latina tenía en esta materia. Daba, además, precisiones en cuanto a la necesidad de impulsarlos ante las nuevas realidades económicas. "El elemento común en todos los parques es la proximidad espacial de empresas intensivas en conocimiento respecto de distintas instituciones de apoyo, lo que propicia una serie de sinergias y relaciones que resultan en la transferencia de conocimiento y un ambiente favorable para la renovación de procesos y productos, es decir, para la innovación", afirma el documento.
Agrega: "El carácter acumulativo del conocimiento hace relevante el factor localización, perfilándose, en consecuencia, una geografía de la innovación con zonas de intensa actividad innovadora. Esto es así porque la proximidad espacial facilita el intercambio de conocimiento así como el aprovechamiento de su efecto desbordamiento, además de salvar las limitaciones espaciales a su difusión. Aunque parte del conocimiento puede ser codificado, y por lo tanto difundido fácilmente a través del espacio, otra parte relevante de este conocimiento es de carácter tácito y está incorporado en las empresas y profesionales que lo generan, de tal manera que sólo se puede adquirir a través de un proceso interactivo".
Como puede observarse, ya no basta con la creación de grandes extensiones en las que puedan radicarse plantas fabriles con servicios comunes. Hacen falta también localizaciones en las que se genere y se comparta conocimiento. Esto significa adecuarse a los tiempos que corren. La larga tradición cordobesa en materia de parques industriales puede ser punto de partida para incorporar la nueva realidad que devino de la impresionante revolución tecnológica.