Necesaria prevención del cuatrerismo
Quizás en nuestra región, por imperio de la exitosa experiencia de la comisión de seguridad rural, desde hace algunos años no se producen casos resonantes. Pero en regiones cercanas continúa siendo un flagelo de enorme incidencia en los sectores rurales de determinadas zonas de Córdoba y Santa Fe.
Los medios de comunicación de Rafaela dieron cuenta de que se
produjo un hecho de cuatrerismo en un campo cercano al autódromo de esa ciudad.
Según se pudo verificar, los delincuentes huyeron rápidamente al ser advertida
su presencia por el dueño de la explotación. Sin embargo, ya habían matado a un
vacuno y se preparaban para faenarlo.
Aunque parezca lo contrario, el abigeato -hurto de ganado- es una figura tradicional conocida como "cuatrerismo" que no ha perdido vigencia, ya que se registra un aumento de casos en el último tiempo. Si bien tiene penas estrictas, se mantiene vigente ante la posibilidad de llegar a campos donde sus propietarios viven en la ciudad o sus cascos están lejos de donde se halla el ganado.
Las razones del cuatrerismo son variadas. Por ejemplo, la enorme extensión de nuestros campos, en algunas zonas la falta de alambrado, la práctica de la faena clandestina y también, en casos puntuales, las necesidades económicas que habilitan a algunos a cometer delitos, lo cual no justifica ninguna de estas prácticas que están penadas por la legislación.
En este marco, la Ley 25.890 (2004) incorporó al Código Penal el Capítulo "Abigeato" dentro de los delitos contra la propiedad. El abigeato es un delito doloso, está tipificado de manera independiente del hurto y del robo, y tiene agravantes propios. Se configura cuando alguien se apodera ilegítimamente de una o más cabezas de ganado mayor (bovino o equino) o menor (ovino, caprino o porcino) total o parcialmente ajeno, ya sea que se encuentren en establecimientos rurales o también en ocasión de su transporte y se fija una pena de dos a seis años de prisión.
Quizás en nuestra región, por imperio de la exitosa experiencia de la comisión de seguridad rural, desde hace algunos años no se producen casos resonantes. Pero en regiones cercanas continúa siendo un flagelo de enorme incidencia en los sectores rurales de determinadas zonas de Córdoba y Santa Fe. Además del atentado a la salud pública que significa el faenamiento doloso de animales, la carencia en la vigilancia y el control de los ámbitos rurales son situaciones que no pueden admitirse.
Por todo esto, resulta ineludible que productores y fuerzas de seguridad estrechen vínculos y acciones para dar con los delincuentes en la zona rural y que se establezcan articulaciones en el accionar de las fuerzas de seguridad de las dos provincias. Así también, que se establezcan condiciones de seguridad en las explotaciones rurales para proteger vida y bienes de cientos de productores y puesteros que sufren el accionar de los cuatreros. Sólo de esta manera, el robo de ganado dejará de ser un flagelo acuciante y preocupante