Matías y el partido más difícil
Un valiente que "gambeteó" al cáncer. La enfermedad no frenó sus sueños. Matías Smut, con 9 años y una gran valentía enfrentó un tipo de linfoma No Hodking y ganó una batalla. Su meta es volver a la cancha, a la pasión por el fútbol en la categoría 2007 del Baby en el Club Atlético Barrio Cabrera.
Por Isabel Fernández
Él tiene una meta: volver a la cancha, a la pasión por el fútbol en la categoría 2007 del Baby en el Club Atlético Barrio Cabrera. Matías Smut tiene 9 años y una gran valentía ya que enfrentó un tipo de linfoma No Hodking y logró entrar en remisión después de meses de tratamiento con quimioterapia.
El linfoma es un tipo de cáncer que comienza en las células llamadas linfocitos que son parte del sistema inmunitario del cuerpo.
Con el apoyo incondicional de su familia, su mamá Mariana Bornia, su papá Fabián Smut y sus hermanos Nicolás y Luciana, sus compañeros de la escuela y del equipo de Baby, Matías sigue adelante con su vida, con la buena noticia de que la enfermedad está controlada.
Al frente de su casa lo esperan la cancha y la pelota, que no dejó durante el tratamiento. Aunque todavía no puede jugar partidos y se cuida mucho,él no deja de ir a hacer unos"jueguitos" y disfrutar con sus amigos. A la escuela Rio Negro aún no pudo volver, pero sigue aprendiendo en su casa con sus maestras hospitalarias.
Matías junto a su familia, el pilar fundamental que lo ayudó, junto a los médicos, a luchar contra la enfermedad.
"Nunca bajé los brazos"
Con su mirada tranquila y segura, un rosario colgado en su cuello y utilizando palabras técnicas que aprendió en sus días de tratamiento, Matías relató en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO cómo fue su lucha y afirmó que la fe lo ayudó mucho a superar esta difícil etapa.
"Salí adelante porque me cuidaba y me ayudó mucho mi fe, nunca bajé los brazos", dijo Matías.
Recordó que las quimios"te hacen mal, sentía náuseas, fiebres y se me cayó el pelo pero la hice bien en el tiempo que tenía que hacerla, no tuve miedo. Me hicieron seis bloques de cinco días de quimioterapia, fueron cinco meses, empecé en marzo y terminé el 19 de agosto".
Por otro lado, agregó que aunque"ya estoy bien, puedo jugar al fútbol pero no jugar un partido porque tengo que cuidarme de los golpes porque tengo una válvula debajo de la piel en el pecho para el tratamiento, lo tengo que tener durante un año".
"Recién el año que viene volveré a la escuela, estoy en 4º grado en la Escuela Rio Negro, ahora me dan clases mis maestras hospitalarias, las seños Adriana y Perla que vienen a casa", afirmó.
Con gran madurez finalmente brindó un consejo a los chicos que pasan por una situación similar:"Tienen que cuidarse mucho y hacer caso a lo que dicen los médicos, los padres, respetar las comidas, que sean sanas, hamburguesas y salchichas no se puede comer".
La importancia del diagnóstico precoz
Todo comenzó con una pequeña mancha en la piel y un tumor que comenzó a agrandarse. La rápida consulta y el diagnóstico precoz permitieron el tratamiento sin demoras. Hoy la remisión de la enfermedad es una bendición para toda la familia. Por eso agradecidos, su mamá Mariana Bornia y su papá, Fabián Smut, quieren contar su historia para ayudar a quienes pasan por una situación similar.
Mariana comentó feliz que después de las quimios,"está en remisión de la enfermedad, ahora no tiene ningún tumor, ni ganglio malo. Pero hay que seguir los controles una vez al mes, el alta definitiva la tendremos a los cinco años".
En tanto, su papá Fabián Smut agregó que el diagnóstico"fue un impacto en la familia pero estamos felices y agradecidos que ahora está bien, en remisión. Por eso es importante que los padres ante cualquier cosa rara que vean en sus hijos que consulten enseguida al médico, porque el tiempo es fundamental".
"A Matías se le detectó a tiempo el linfoma y no afectó la médulaósea, ni el sistema nervioso, y por eso la recuperación fue más rápida", remarcó.
Al recordar los primeros síntomas que tenía Matías, los padres aseguraron que primero"pensamos que lo había picado un bicho, que tenía una infección, le dieron antibióticos".
"A fines de diciembre tenía una mancha en la clavícula, pero a fines de diciembre ya tenía un granito sin pus, ya en enero notamos que los ganglios del cuello se le inflamaron, tenía un tumor más grande enél y entonces consultemos a médicos en Santa Fe en el Hospital de Niños 'Orlando Alassia' y eso ayudó mucho para el diagnóstico rápido", afirmaron.
Comentaron que a Matías"lo atendió un equipo de médicos y le hicieron varios estudios, pero no tenía nada alterado como para despertar sospechas de que era algo oncológico, no tenía ningún síntoma. Le hicieron una biopsia pero no dio positivo y aunque nos aliviamos, la preocupación seguía porque no sabíamos qué tenía".
Un camino difícil
"Cuando volvimos, unos días después, Matías se descompensó y le diagnosticaron apendicitis, aparentemente un ganglio inflamado en la ingle le afectó el apéndice y lo trasladaron de urgencia a Santa Fe donde lo operaron. En esa operación le extrajeron la masa tumoral que tenía para hacer una segunda biopsia, ahí descubrieron que tenía un linfoma anaplásico de células grandes tipo T", afirmaron.
Agregaron que la enfermedad"le estaba afectando las cuerdas vocales y estaba perdiendo la voz, estaba disfónico, después de eso enseguida comenzó a hacer el tratamiento".
Finalmente, Matías junto a su familia agradecieron a todos los que ayudaron durante todo el tiempo del tratamiento."Agradecemos a todos los que colaboraron para ayudarnos. El Club Atlético Cabrera, los compañeros de la categoría 2007, los técnicos Roque Muratore y Nicolás Robledo y los compañeros y maestras de la Escuela Río Negro. Todos nos apoyaron todo el tiempo. También a todo el equipo de médicos del Hospital de Niños 'Orlando Alassia' de Santa Fe, los doctores Néstor Rossi, Natalia Gamba y Lucas Navarro", afirmaron.