Más de 2 mil sanfrancisqueños se alimentan de huertas familiares
En nuestra ciudad y alrededores existen unos 1.200 espacios dedicados al auto cultivo. Desde el Inta aseguran que aumentaron en los últimos años y entre las causas señalan que se busca cuidar la salud y el bolsillo. Llaryora mostró los beneficios de tener una quinta en casa.
En los últimos años, San Francisco ha crecido en el número de huertas que en su mayoría se encuentra en espacios reducidos dentro de domicilios particulares.
En esto influyó el aumento en el número de participantes que tiene el programa Pro Huerta puesto en marcha desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), por medio del cual se ofrece a los interesados todos los elementos necesarios para cultivar sus propios vegetales de acuerdo a la época del año.
En todo el ámbito de cobertura de la Agencia San Francisco del Inta -que funciona en la Sociedad Rural-, comprendido entre San Francisco, Arroyito, Freyre y la ruta 13, se encuentran unas 1.200 huertas, de las cuales más de 400 están en nuestra ciudad. Si se tiene en cuenta que de cada huerta se pueden obtener vegetales para alimentar a unas 5 personas todos los días, la ecuación arroja que actualmente más de 2.000 sanfrancisqueños cubren sus necesidades alimentarias a partir de la técnica del auto cultivo.
Desde la Agencia San Francisco del Inta informaron a LA VOZ DE SAN JUSTO que mediante este programa, "desde hace unos 3 o 4 años a esta parte fue creciendo el número de personas que buscan en esta actividad una manera de enfrentar la crisis económica".
Las huertas pueden ser una salida
alimentaria para familias que hoy no tienen el dinero suficiente para comprar
todos los productos de la canasta.
"Para elaborar una ensalada tenemos que gastar entre 50 y 60 pesos y a lo mejor ese dinero se dispone para comprar parte del resto de los alimentos y allí es donde muchos piensan que pueden ahorrarse ese dinero simplemente yendo al fondo del patio", indicó Graciela Gasparetti.
"No solo hay gente que perdió su trabajo -agregó-, sino que muchos están trabajando pero su ingreso no es suficiente para llegar a fin de mes y ven en esto una salida para al menos ahorrarse el costo de los vegetales que consumen a diario".
Gasparetti: "Para elaborar una ensalada tenemos que gastar entre 50 y 60 pesos, entonces muchos piensan que pueden ahorrarse ese dinero simplemente yendo al fondo del patio".
Quiénes cultivan
Según surge de la tipología de personas que en la ciudad llevan a cabo la horticultura, se puede señalar que existen tres sectores bien diferenciados: los adultos mayores que, sabiendo que no tienen obligaciones laborales, suelen dedicarse a cultivar hortalizas pasando tiempo en contacto con la tierra como estimulación y para mantenerse activos; otros interesados son aquellos que valoran acceder a alimentos más baratos y sin químicos, motivados por una conciencia alimentaria y la satisfacción de comer el fruto de esa semilla que tiempo atrás plantaron con sus propias manos; y por último, están los que hallan en la huerta propia una estrategia anticrisis, un alivio para el bolsillo ante la inflación.
Comer más sano
Gasparetti remarcó la importancia de aquellos que se acercan a la horticultura para conocer qué comen. "Desde hace un tiempo la gente se informa más sobre la alimentación y a partir de eso quieren tener una mejor calidad de su propio alimento. A esto se suma el hecho de que pueden tenerlo en el fondo del patio y se puede consumir a diario".
"No solo hay gente que perdió su trabajo, sino que muchos están trabajando pero su ingreso no es suficiente para llegar a fin de mes y ven en esto una salida para al menos ahorrarse el costo de los vegetales que consumen a diario".
"Si bien puede ser considerada una moda el mayor consumo de hortalizas, creo también que este crecimiento del interés tiene más que ver con haber encontrado en las huertas una forma segura de alimentarse y además, una actividad que puede ser llevada a cabo en familia aportando una muy buena terapia para bajar el estrés y la ansiedad, y que no requiere de mucho espacio, porque se pueden hacer muchas clases de huertas, desde aquellas tradicionales de manera horizontal y con mucha superficie hasta otras de forma vertical, en paredes, cajones, pallets, etc".
Todo el año
El Programa Pro Huerta comprende dos tipos diferentes de semillas, según sea la época del año, dividida claramente en cultivos de invierno y de verano. Igualmente hay otras que se cultivan durante los 12 meses.
En este momento, para la temporada de verano, los participantes del Pro Huerta pueden cosechar pimiento, tomate, berenjena, zapallo en todas sus variedades, porotos y maíz.
Para el invierno se obtienen otras especies como el coliflor, el brócoli, las habas y las arvejas.
A esto se suman las que se cultivan durante todo el año y que pueden considerarse las más demandadas como la acelga, la achicoria, la rúcula, la lechuga, el rabanito, la remolacha, la zanahoria, entre otros.
Llaryora y su propia huerta
En las últimas horas, el diputado nacional y vicegobernador en licencia Martín Llaryora, mostró a través de las redes sociales los primeros cultivos que dio la huerta que tiene en su casa en San Francisco, alentando a esta práctica natural.
"¡Se agranda la quinta! Salen rabanitos", posteó el político en Instagram.