Marita, la maestra convertida en ángel a través del arte
El jardín donde trabajó hasta su femicidio, hoy le rinde homenaje a través de un mural.
Por Stefanía Musso
Al ingresar a la guardería Incy Wincy Araña, ubicada en el Centro Vecinal de Barrio Jardín, sobre un estante y rodeado de peluches hay un cuadro pintado a mano que retrata a la desaparecida maestra jardinera María Eugenia Lanzetti y a quien fuera su compañera y socia Bibiana Carro. Más allá, en el patio, un corazón gigante con alas de colores parecen abrazar a quien va al encuentro de ese mural.
Esa pintura en la pared tiene un significado especial. Es un homenaje a Lanzetti que falleció en 2015 ese lugar frente a sus alumnos en manos de su esposo Mauro Bongiovanni. La obra es un tributo de una mamá, que tuvo la ida de inmortalizarla a través de una obra creada por la artista e ilustradora de nuestra ciudad Florencia Cavagliato.
Con la frase de Moshe Dyan "La libertad es el oxígeno del alma" se observa un corazón gigante al que le fluyen a los costados alas de colores que se despliegan como tomando vuelo hacia el cielo.
Bibiana Carro, la maestra jardinera que era socia de Marita cuando tenían en ese lugar el jardín "Estrellitas traviesas" habló por primera vez con LA VOZ DE SAN JUSTO para recordar a su compañera. Ella, desde hace un mes, volvió abrir un nuevo jardincito en este espacio junto a su colega Lorena Montú.
"A Marita no le hubiera gustado esto. No le gustaba la exposición de nada. Era callada, difícil de sacarle una palabra", dijo entre risas algo sollozas Bibiana Carro.
El mural se destaca en una de las paredes del patio del jardín de infantes.
Bibiana era amiga desde la adolescencia, como una hermana para ella. "A Marita la recuerdo todo el tiempo porque ella fue parte de mi vida desde que éramos jóvenes hasta el profesorado en educación inicial. De hecho, egresamos juntas y nuestros hijos tienen diferencias de seis meses de edad cada uno. Luego, llegó la oportunidad de hacernos cargo del jardincito del centro vecinal de barrio Jardín y ninguna de las dos estábamos trabajando. Nos propusieron eso y aunque Marita no estaba convencida de hacerlo y dejar a sus niños porque era una mamá sobreprotectora, la alenté a hacerlo y abrimos el jardín con el nombre de Estrellitas Traviesas hace 15 años atrás".
Fue una década de trabajo con salitas repletas de niños, con sonrisas y emoción. "Congeniábamos muy bien porque éramos diferentes. Yo soy más de ir de frente mientras que Marita era todo lo contrario, era más pensante, más temerosa, más tímida. Ella tenía una paz interior que nadie tenía", contó Carro.
Pero la timidez y silencio de Marita cambiaban por completo cuando atravesaba las paredes del jardín. "Nadie podía creer lo que hacía. Ahí dentro se transformaba. Se reía, jugaba, se tiraba al piso con los chicos. Tenía en el jardín el oxígeno que necesitaba para vivir. Con los niños era espectacular. Los recuerdos en los mejores como amiga y socia. Era mi hermana", remarcó la maestra jardinera.
Volver con la fuerza de mi amiga
El retrato de Marita Lanzetti y su amiga, Bibiana Carro (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
Cuando ocurrió el hecho, Bibiana estaba de licencia desde hacía un año por lo que ella no vivió el crudo momento. Desde entonces, no había regresado al jardín.
Luego de la muerte de Marita, el jardín se cerró y aunque el centro vecinal pidió a Bibiana volver a abrir sus puertas, ella prefirió no hacerlo. "Era Imposible que vuelva a ese lugar entonces donamos, y digo en plural porque fue el espíritu de Marita que me acompañó, todos los objetos que teníamos a otra maestra jardinera que puso el jardín al año siguiente con otro nombre".
Allí el salón funcionó un año más pero no prosperó.
Sin trabajar, Bibiana decidió volver a tener un jardín de infantes. Junto Junto a Lorena Montú abrieron, el 10 de marzo, "Incy Wincy Araña", pero funcionaron solamente cinco días por pandemia de coronavirus. "Fue terrible cerrar. No podía soportar una situación dolorosa en un jardín. Aguantamos unos meses y no pudimos más, tuvimos que cerrar", expresó Bibiana.
Bibiana guardó los pequeños muebles en su casa hasta que la integrante de la comisión actual del centro vecinal de Barrio Jardín, Cecilia Portilla, la convocó nuevamente. "Me dijo, ` ¿Bibi, no te gustaría volver? ´ y dentro mío sentí que tenía que volver a ese lugar. Cuando ingresé al jardincito, sentí todo lo contrario a lo que imaginé. Estaba cerrado, en malas condiciones, pero dentro mío algo me llenó de ganas y energías.
Para Lorena Montú, quien acompaña a Bibiana en este momento, este es un lugar muy especial para su mejor amiga. "Estar con ella, acompañándola en este proyecto, es una bendición. Es participar de un momento, de una etapa en un lugar especial".
Las chicas hicieron la mudanza y cuando el municipio autorizó la reapertura de los jardines maternales en medio de la cuarentena todo se puso en marcha. "Este homenaje fue la mejor forma de recordarla. Es el corazón enorme de Marita que se fue al cielo con sus alas de colores", afirmó la amiga de Marita.
Hace un mes que Bibiana volvió a ese lugar que compartió durante años con Marita. "Cada rompecabezas, cada mate, los cuentitos y los juegos didácticos tienen una anécdota de Marita. En cada cosa que hago la recuerdo. Hay días que río, otros que me cuesta un poco más, pero Lorena me ayuda. Pensé que iba a ser más difícil, pero estoy contenta porque este mural trae alegría y permite recordar momentos lindos. Ahora estoy acá, volví, y no me para nadie porque Marita me está acompañando", concluyó.
Pinceladas al alma
La artista Florencia Cavagliato y la mamá Natalia Jeman trabajando en el mural.
Las dos creadoras de este homenaje son Natalia Jeman y Florencia Cavagliato. La primera, como impulsora de la idea y la segunda, la que lo supo plasmarlo y llevarlo a cabo. "Hacer esto es una demostración de cariño a las seños y al jardín una muestra de amor con el respeto que se merece. Empezó con una simple charla, la mirada fija en una pared vacía y terminó estremeciéndome el alma de amor"
"La mamá me propuso corazones con alas y una frase. Viendo imágenes para ver diferentes estilos nos volcamos a algo más infantil por ser en un jardincito y no tan realista. Los colores y la forma fluyeron así en ese momento", explicó la artista sobre su obra.
"El propósito y finalidad del mural es que quien lo vea, se llene de colores, pero con los colores de Marita. Para eso también su nombre era necesario, para evocar su memoria para siempre. La frase la eligieron las seños".
Para la artista, hacer este homenaje "es una mezcla enorme de sentimientos. Primero, es un honor gigante, por un lado, y, pero también miedo a "quedarme chica" con el mural, no alcanzar a plasmar lo importante que era y es resignificar el jardincito, siempre teniendo como premisa la memoria. La memoria de quien era ella, de cuánto la quisieron. Como dijo Natalia, en ese lugar hay un ángel.
Cavagliato también fue la encargada de pintar el mural homenaje a Los Tres Luises. "Es invocar realmente sus espíritus, como si me estuvieran mirando y aceptando mis pinceladas para ellos. En este caso, Marita soy yo y somos todas y esto es por ella, y por todas las mujeres", concluyó la artista.