Los homenajes silenciosos de San Francisco
Un mural al costado de la guardia del hospital "J.B. Iturraspe" inspirado en René Favaloro y los bancos rojos contra la violencia hacia las mujeres, son dos ejemplos de movimientos que emigraron a la ciudad. Ambos buscan transformar los principios sobre los que se edifica la sociedad actual.
Por Ivana Acosta
A diario pasan cientos de personas frente al edificio del hospital "J.B. Iturraspe" de nuestra ciudad, sin percatarse en muchos casos del mural que está sobre la pared, ni en el mensaje que éste muestra. Hace poco más de dos años, un grupo de mujeres anónimas decidieron crearlo en homenaje al cardiólogo René Favaloro. Su leyenda, discreta a un costado dice: "No perdamos el humanismo".
A su lado, una imagen del árbol de la vida decora la escena, pero en su interior hay corazones hechos con la técnica del mosaiquismo que permiten darle vida. Todo alusivo a la especialidad en que Favaloro se destacó.
Esta distinción no es la única que en San Francisco está replicada y forma parte de una iniciativa colectiva. Desde 2018, en el país también existen los llamados "Bancos rojos", que representan la lucha de las mujeres contra la violencia machista y los femicidios que se cometen.
En este caso, el espectro llega a tener nivel internacional puesto que no solo fueron instalados en la Argentina sino también en distintos países del mundo.
San Francisco tiene dos, uno en la plaza General Paz inaugurado en el marco de los "16 días de activismo" por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; y otro a metros del homenaje al cachorro "Chocolate", sobre Bv. Roca, en el espacio de Arquitectos Sociales.
Corazones grandes y pequeños
El mural en homenaje a Favaloro fue hecho en 2016, con aportes de distintas personas que dieron forma a un corazón con distintos motivos para que refleje la lucha de este médico argentino.
En San Francisco, este trabajo fue el homenaje número 54 (actualmente hay más de 100) que mujeres de todo el país llevan haciendo desde hace tiempo. Lo hacen como parte de un proyecto nacional para rescatar los valores y la memoria del médico cardiólogo emblema en la Argentina y el mundo.
En el país existen cientos de estos murales que replican la misma idea, ya que es un proyecto que nació espontáneamente y que incluso mantiene conectado a sus miembros a través de las redes sociales.
En sí, no se trata solo de un homenaje a la figura de Favaloro, sino a los valores que a través de su profesión este transmitió -en vida- a las personas, y que aun ahora 19 años después de su muerte siguen trascendiendo mediante estos murales.
En la ciudad de Morteros, por ejemplo, en noviembre pasado los vecinos también se unieron a este movimiento nacional. En este caso, el mural con una escultura del rostro de Favaloro está ubicado en la Plazoleta Sauret, frente al hospital que lleva la misma denominación. Tiene más de cien corazones que llegaron incluso desde San Francisco, donde cada persona que aportó su granito de arena le dio un significado particular y que hoy forman parte de otro gran árbol de la vida que hace imborrable la memoria de Favaloro.
Bancos contra la violencia
Siempre que se vea un banco rojo en el medio de un espacio público, la memoria de miles de mujeres que mueren a causa de la violencia de género tendrá vigencia. Un proyecto internacional es el que promueve su colocación como una forma de concientización en el tema para cambiar la estructura machista de nuestra sociedad.
El banco rojo es parte del movimiento internacional cultural y pacífico de prevención, información y sensibilización contra los femicidios.
En el caso de la Plaza General Paz fue colocado en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Originariamente la iniciativa se denomina "La panchina rossa", dado su origen en Perugia (Italia). Representa la adhesión pacífica por un cambio cultural mediante la concientización sobre la violencia contra la mujer.
La idea migró a nuestra tierra por iniciativa de la licenciada y especialista en violencia familiar Elisa Mottini, quien inauguró el primero en las instalaciones del Hospital Álvarez, de Buenos Aires.