Los docentes luchan porque no haya bancos vacíos en las aulas
Crece la preocupación por un posible recrudecimiento de la deserción escolar. Para algunos es algo que ya sucede y avanza con la "desconexión" entre los profesores y los estudiantes, otros sostienen que revincularse ahora es lo ideal para ayudarlos, dar oportunidades y retenerlos en el sistema.
Por Ivana Acosta
Hace algunas semanas crecía la preocupación por un grupo de chicos que habían ido unas horas al colegio para ser orientados ya que para ellos el año lectivo empezó en marzo, pero se suspendió hasta el día que pisaron la escuela.
Eso sucedió porque no había teléfono, ni un domicilio fijo y tampoco noticias de esos chicos o sus familias, sin embargo, el equipo pedagógico salió a buscarlos para encontrarle la vuelta a las dificultades que tenían para estudiar.
Detrás de estas historias también se esconden temores que sobrepasan las paredes de los colegios. Entonces aparecen interrogantes: "¿Si normalmente hay un porcentaje de deserción escolar podría crecer en este tiempo? ¿Habrá más bancos vacíos al regreso al aula?".
La respuesta aun es incierta, pero todo depende del nivel educativo del que se esté hablando, así dadas las circunstancias no es lo mismo trabajar con adolescentes que con adultos, aunque ambos estudien. De todas maneras, en ambos casos los atraviesa una cosa en común: están yendo al encuentro de esos estudiantes para que sepan que los docentes están y que hay formas de seguir en contacto para que no se sientan solos.
El hambre pesa más que un libro
Gonzalo Giuliano Albo es docente en la Escuela de Enseñanza Media para Adultos N° 1062 "General don José de San Martín" (Eempa). Su perspectiva es la de un docente que tiene estudiantes que son jefes y jefas de familia y a los que la economía en estos momentos les juega malas pasadas.
"Frontera recibe un peso contundente de esta crisis. Muchos alumnos han abandonado, hay un desgranamiento en la lista con la que arrancamos. Los directivos están abocados a hacer un salvataje y rastrear a los alumnos para mantenerlos en el sistema", reconoció con pesar el docente que trabaja en Frontera y también en el Ipem 145 "Dr. Francisco Ravetti". En ésta última institución aclaró la situación impactó menos.
Desde su perspectiva "se cayó la conectividad" pero no solo aquella vinculada a la tecnología sino al distanciamiento enorme que tienen con los alumnos que ahora no están en las aulas. Estos adultos tienen todas las ganas de estudiar, pero los problemas económicos pesan más.
"Si no llega un verdadero salvataje, si no hay recuperación económica, si no hay un incentivo, el alumno que tenga que ir a cartonear para poder comer va a hacerlo y no va a ir a la escuela. Ahí sí va a haber real deserción estructural", enfatizó.
Contenerlos ahora para que no dejen
Analía Moretto, la directora del Ipem 329 de la ciudad de Frontera, no ve como un problema más a la deserción. Su preocupación en este momento pasa por contener a los chicos y equilibrar los avances y aprendizajes de cada uno.
Hacen un seguimiento de quienes están al menos mandando con atraso las tareas e intentándolo y eso le permite evaluar la situación con otras expectativas.
"Yo creo que van a volver los chicos que se inscribieron. Nos escriben preguntando cuándo volvemos. Además, chequeamos en sus hogares de la situación de cada uno, por eso creemos que todos los alumnos inscriptos para el 2020 no van a dejar", puntualizó.
Ella consideró que no habrá una profundización de la deserción que pueda haber en algunos años y que a la vuelta los tendrán a todos.
Sí notaron que algunos entregan más trabajos que otros, registrándose demoras, pero con cada uno buscan una estrategia para mantener el vínculo pensando también en cómo será la vuelta a las aulas. Que puedan no estar sus trabajos completos o al día eso se verá.
El vínculo, lo más importante
Hay otros problemas que quizás para muchos pasan desapercibidos en este tiempo y son por ejemplo retomar el hábito de estudio como lo tenían antes, pasar una cierta cantidad de horas en el colegio con el calendario normal y, por supuesto, equilibrar los conocimientos.
"Esta situación de ir al encuentro del alumno nos hace trabajar de manera diferente, recuperamos a esos cinco chicos que faltaban. Ellos no tenían conectividad y se mudan seguido, pero ahora tenemos a todos los inscriptos para el 2020 ya estudiando", subrayó.
Esos cinco chicos que faltaban se sumaban a otro grupo de igual número que hace un tiempo conmocionaron a todos por estar en un aula. Fue la única manera de orientarlos para entender las actividades de los cuadernillos. Gracias a la valentía de los educadores "no se perdieron del sistema".
En este colegio, mientras tanto están trabajando en su preparación pedagógica como docentes para trabajar con estos condicionantes al regreso a las aulas.
Giuliano Albo por su parte comentó que esta forzada manera de educar permitió un "acercamiento entre docentes y alumnos como no existía antes". Desde su perspectiva "hoy el equipo educativo tiene real conciencia de la situación de los alumnos".
Conocen su situación laboral, el tiempo que trabajan, "la necesidad de poner algo en la alacena para comer hoy, si tenían comida o luz". En definitiva, un conocimiento cabal y ampliado de una situación que quizás antes no tenían.
Se necesita salvar a la educación y para mantener a los estudiantes en el sistema. Se requiere garantizarles condiciones mínimas de vida para que estén más tranquilos al momento de aprender. Son personas que tal vez no tienen un lugar solitario para concentrarse y que antes solo lo reconocían en las aulas. Son estudiantes que les hace ruido la panza y los conocimientos los dejan de lado.
La deserción en cierta manera se transformó en el presente mismo y no una especulación futura ya que cuando no se entrega el trabajo o se "desaparecen" es el momento en que debe actuarse y eso están haciendo miles de docentes.