Ley de Talles: “Ahora nos vamos a sentir mujeres”
Tras 20 años de lucha las prendas serán acordes a las medidas reales de los argentinos. Las dificultades para conseguir ropa por aquellos con obesidad y la sensación de sentirse excluidos, además de tener que conformarse con lo que hay pagando hasta el doble por lo mismo, parece haber acabado. Gabriela Medina y Marcela Fiorano, dos testimonios de la búsqueda incansable por algo banal pero esencial para la vida cotidiana.
Comprar ropa es para muchas personas, una especie de terapia o pasatiempo divertido. Sin embargo, para otras, puede ser un calvario. Aquellas que sufren de obesidad, recorren tiendas de moda, chocan con la mirada de vendedores y reciben el NO rotundo como respuesta que se suma a la indiferencia, ya que algunos ni se mueven para mostrarles algo.
Cuando dan con el negocio que tiene para ofrecerles en talles "especiales" llega el segundo golpe emocional: hay pocos modelos para elegir y tienen que conformarse con lo que está exhibido.
Llevándose eso que apenas les gusta y pagándolo mucho más que un talle "normal", lo usan o lo dejan ahí guardado en su guardarropas negándose a vestirse y hasta se niegan a salir, encerrándose y negándose a la vida social; enojándose con ellas mismas por no poder ser como el resto.
La lucha incansable de aquellos que buscan un pantalón o remera para su cuerpo, fue finalmente escuchado. Veinte años tuvieron que pasar para que finalmente se aprobara la ley de talles en la Argentina, la cual establece un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (Suniti) con medidas corporales estandarizadas basadas en estudios de cuerpos reales argentinos para fabricar, confeccionar, comercializar e importar indumentaria destinada a la población a partir de los 12 años.
Gabriela Medina de 42 años y Marcela Fiorano de 44, sonríen cuando se les pregunta qué significa para ellas que se haya aprobado una ley que contemple los talles de la ropa en el país. "Esto da una felicidad enorme. Ahora vamos a pertenecer a la sociedad, nos vamos a sentir mujeres y vamos a ser aceptadas", dijo Marcela Fiorano a VOZ MUJER.
Madres y abuelas, estas dos mujeres de barrio Hospital que desde hace 20 años asisten a Alco San Francisco en nuestra ciudad, luchan desde niñas con el sobrepeso. Hoy con 107 kilos Gabriela y 86 Marcela, perdieron mucho peso - 8 y 19 kilos- y miran de reojo ese pantalón talle 56 y esa remera 8 que usaron cuando estaban en sus picos máximos de kilaje, 115 y 105, respectivamente, hace unos meses atrás.
A pesar del descenso, la pelea diaria no solo está en superar la enfermedad, sino también los obstáculos sociales, entre ellos, poder comprarse ropa.
Las dos usan calzas porque es lo más cómodo y alguna remera suelta de modal; una tela que no aprieta, no marca y que les da un poco más de tranquilidad de que no tienen la mirada ajena sobre su cuerpo. "Esta ley es un gesto de inclusión y termina con la discriminación que veníamos sufriendo", agregó Fiorano.
Marcela Fiorano
"Cuando sos gordo comprás lo que se puede, no lo que se quiere. Siempre terminás usando ropa ajustada, algo de señora mayor o en color negro para poder estar vestida lo más `normal´ posible", explicó.
La discriminación se vive al comprar pero también cuando se visten. "Tenés que estar atenta a que no se te suba la remera, que no se te marque la panza; si te levantás, que no se te vea nada para que el otro no vea", expresó.
"La obesidad es una enfermedad y lamentablemente somos muchos. Por más que no le guste a la sociedad, nosotros somos parte de ella".
Respeto y amabilidad
Gabriela Medina
Las dos mujeres entrevistadas relataron el calvario que vivieron en distintas ocasiones padeciendo el maltrato de vendedores en los negocios.
Esto es algo que la nueva ley también contempla, donde dispone que los negocios de venta de indumentaria de moda y textiles "deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores" y "abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias". "No solo debés enfrentar tu enfermedad. También luchás con el entorno que no te acepta y eso pasa cuando vas a un local de ropas donde te miran y directamente te dicen no, sin mostrarte opciones", contó Medina.
"Hay muchos locales a los que me gustaría entrar, pero no lo intento por las dudas, para no recibir una respuesta negativa", reveló la entrevistada.
Con una ley de talles que tenga en cuenta todos los cuerpos, Gabriela y Marcela van a pertenecer y sentirse mujeres. Una lucha ganada contra una enfermedad llamada obesidad.
Un censo "real"
Para lograr un sistema estandarizado de talles, las medidas reales de los argentinos se obtendrán del estudio antropométrico que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) viene desarrollando desde 2014 y que será actualizado cada 10 años, con la misma periodicidad que se hace un censo, para tener en cuenta distintos factores como los cambios alimenticios que puede atravesar la población, los avances generacionales y las movidas migratorias que influyen y modifican los talles. Sucede que, desde hace mucho tiempo, la ropa de los argentinos se ha fabricado en base a parámetros europeos o de otros países.
El estudio antropométrico requiere de 12 mil a 15 mil muestras provenientes de las cinco regiones representativas del país (NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia) y hasta el momento se completó cerca de la mitad. La ley dice, en su artículo 4°, que el primer estudio debe estar finalizado dentro del período de un año a partir de su sanción.
La nueva norma regirá tanto para indumentaria como para calzado. Los comerciantes, fabricantes e importadores deberán adherir a cada producto una etiqueta que tendrá que "estar contenida en el pictograma correspondiente, de manera cierta, clara y detallada, siendo de fácil comprensión para el consumidor". Además, todos los comercios tendrán la obligación de exhibir en un lugar visible un cartel (cuyo tamaño mínimo será de 15 por 21 centímetros) con la tabla de medidas corporales normalizadas.