Las palabras, de fiesta
Córdoba será sede a partir de este miércoles del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Es una oportunidad para que nuestra provincia reafirme su condición de "docta": no solo por el prestigio de sus casas de altos estudios, sino por la reafirmación de una cultura propia y singular que tiene en el español a un vehículo excepcional para continuar afirmándose y difundiéndose.
Córdoba será sede a partir de este
miércoles del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Allí se
reunirán desde el rey de España hasta las más altas autoridades argentinas,
pasando por más de 200 escritores, académicos, expertos y profesionales de todo
el mundo que debatirán en torno al lema "América y el futuro del español.
Cultura y educación, tecnología y emprendimiento".
Nuestra provincia ha venido trabajando duro en la organización de un evento que quedará en la historia. Que mostrará al mundo lo más rico del acervo cordobés y que transformará a las palabras -las principales protagonistas de un congreso como éste- en agentes de una fiesta cultural de proporciones únicas, con las significativas implicancias que tendrá para el futuro de nuestro idioma y también para la vida cultural cordobesa.
La información señala que participarán expertos y creadores procedentes de todo el ámbito hispanohablante y de otros países: escritores, miembros de las Academias de la Lengua Española, rectores, catedráticos y profesores universitarios, editores, periodistas, traductores, empresarios y otros profesionales relacionados con la lengua española. Además, las sesiones se articularán en torno a cinco ejes temáticos: "El español, lengua universal"; "Lengua e interculturalidad"; "Retos del español en la educación del siglo XXI"; "El español y la revolución digital"; y "La competitividad del español como lengua para la innovación y el emprendimiento".
Como puede observarse, se trata de un abanico de temáticas trascendentes para la actualidad y el futuro de la lengua española. En un mundo con cambios vertiginosos, asoma como trascendente el intento de analizar el porvenir del idioma español en Iberoamérica y la incidencia de las tecnologías digitales en su uso, así como también su enseñanza en los distintos sistemas educativos y las distintas maneras de expresión que se escuchan en cada región donde el castellano es la lengua madre.
Al inaugurar un Congreso similar en Chile, en 2010, el peruano Mario Vargas Llosa -quizás el escritor más prominente que hoy tiene la literatura hispanoamericana- afirmó que "una lengua es mucho más que un sistema convencional de expresiones que permite entenderse a los miembros de una colectividad. Es, sobre todo, una manera de ser y de pensar, de soñar e imaginar, de sentir y de amar. Un patrimonio que nos permite apropiarnos de un pasado histórico y cultural, de un legado que, por el mero hecho de constituir la materia a la que la lengua que hablamos dio expresión y forma, es también nuestro, parte constitutiva e inseparable de lo que somos. La lengua que hablamos habla también a través de nosotros y, además de lo que queremos decir con ella cuando la usamos, dice lo antigua que es, la multitud de fuentes que la nutren, y evoca la miríada de acontecimientos, hechos culturales, poetas, pensadores, prosistas, cantores y artistas o simples habladores que a lo largo de los siglos y las geografías la han ido formando y transformando".
Difícil encontrar mejor definición de lo que significa su lengua para un pueblo. Es el elemento que aglutina, que ordena, que puede generar enemistades, pero que fundamentalmente nos diferencia de otros pueblos y culturas. Es de esperar que el Congreso de la Lengua Española en Córdoba brinde herramientas para que el futuro de nuestro idioma marche hacia la universalidad. Y que también nuestra provincia reafirme su condición de "docta": no solo por el prestigio de sus casas de altos estudios, sino por la reafirmación de una cultura propia y singular que tiene en el español a un vehículo excepcional para continuar afirmándose y difundiéndose.