Las hojas del otoño en la ciudad
Un avance en la política ambiental se consolidó en los últimos años, pero las malas prácticas podrían retornar si no se adoptan las medidas de recolección necesarias, aun teniendo en cuenta las restricciones que impone el inédito período que estamos viviendo.
Cada año, cuando el otoño comienza a mostrar sus colores y los primeros días fríos se suceden, las calles de la ciudad se "visten" de ocre ante la caída de las hojas de su arbolado urbano. Así, el paisaje urbano muestra realidades que generan distintas sensaciones: desde la posibilidad de disfrutar de ambientes bucólicos hasta la generación de trastornos importantes en virtud de la acumulación de hojas en las distintas arterias.
El aislamiento preventivo y obligatorio que vive la ciudadanía desde hace dos meses originó la virtual paralización de las actividades en el municipio. Si bien se trabaja con guardias de emergencia en muchas dependencias, lo cierto es que algunas tareas se han detenido por completo. Y otras, que son periódicas, no se anunciaron.
En este marco, los operativos de recolección de hojas secas son un "clásico" de los meses de abril y mayo. Apenas el otoño se hace presente, su recolección y el barrido manual de las calles por parte de la municipalidad, con el aporte invalorable de los vecinos, es una tarea impostergable que tiene como objetivo devolver a la ciudad la higiene urbana. Porque la recogida de hojas evita problemas que podrían generarse en la ciudad, especialmente si alguna lluvia otoñal se hace presente.
Asimismo, como resultado de años de "enseñanza" a través de campañas de difusión, los vecinos de San Francisco, en su gran mayoría, han descartado la quema de las hojas secas como recurso. Este avance en la política ambiental se había consolidado en los últimos años, pero las malas prácticas podrían retornar si no se adoptan las medidas de recolección necesarias, aun teniendo en cuenta las restricciones que impone el inédito período que estamos viviendo.
Por imperio de la pandemia, estas actividades parecen haber quedado en suspenso. Pero todavía se está a tiempo de encontrar alguna manera de concretarla. El año pasado, los operativos comenzaron bien entrado el mes de mayo. Se dividió la ciudad en dos sectores y se trabajó durante varias semanas debido a que los cambios en el clima determinaron prolongación en el período de caída de las hojas. Pero además, en 2019, se distribuyeron bolsas de residuos a los centros vecinales para que los habitantes de cada barrio contribuyesen a la limpieza urbana. Esta colaboración de los vecinos podría pedirse nuevamente, puesto que no peligrarían las medidas sanitarias si se autorizara a recoger las hojas de los patios y las veredas de los distintos domicilios y disponerlas en bolsas para que sean retiradas por el municipio.
Esta simple medida permitiría descomprimir el problema otoñal que cada año enfrenta San Francisco con la recolección de hojas y aliviaría en parte la posibilidad de que se produzcan inconvenientes. Para otro tiempo quedará la discusión acerca de la disposición final de las hojas y de las posibilidades de tratarlas de manera que este recurso orgánico contribuya al cuidado del medio ambiente.