La sanfrancisqueña que recorre el mundo en bici hace 13 años
María Luciana Balzarini Kessler lleva 13 recorriendo los continentes en su bicicleta. Una aventura fascinante.
María Luciana Balzarini Kessler, de 33 años, es profesora de Educación Física, especialista en rescate en aguas abiertas, y lleva 13 recorriendo el mundo en su bicicleta.
Recorrió 36 países del mundo, todos los continentes, y pronto se embarcará en una nueva travesía: iniciará el recorrido por la famosa carretera austral y también espera poder ir a Canadá y Australia para quedarse allí por un tiempo prolongado. Ella como muchos, cumple su sueño a bordo de su bicicleta y LA VOZ DE SAN JUSTO consiguió un nuevo testimonio.
"Seré una nómada toda la vida, enamorada de lugares lejanos e inexplorados, observando el mundo desde mi bicicleta", confesó Luciana a LA VOZ DE SAN JUSTO.
En su Facebook, que hace las veces de mapa de la vida, la joven sanfrancisqueña le declara un cariño incondicional a su transporte de dos ruedas que le permite desde hace más de una década recorrer cada rincón del mundo. "Viajar en bicicleta es quizás la mejor manera de experimentar realmente un paisaje, la cultura de esa región en la que te encontrás, las características únicas del terreno, el olor de las flores, los sonidos de la vida silvestre, la gente, los tesoros ocultos de las pequeñas ciudades, el tiempo perfecto para transitar, ni tan de prisa como un coche ni tan lento como el andar. Claro que, siempre expuesta siempre a las adversidades meteorológicas", dijo.
"Es por andar en bicicleta que aprendo de los contornos de un país, sus cuestas, colinas, ríos, desiertos, puertos montañosos, acantilados. La cartografía es algo que ya no se me olvida y rompiendo con mitos, muchos creen todavía que para viajar por el mundo hay que tener dinero, eso no es así", aseveró la entrevistada.
Viajar en soledad
Lu, como le dicen sus allegados, viaja en soledad. "Hacerlo sola te obliga a mezclarte con gente de cada lugar al que visitás y esto trae aparejado muchas ventajas como por ejemplo, mayor enriquecimiento personal, porque te volvés intuitiva, confiás plenamente en las personas. Los viajes nos ponen más receptivos y aquello que no viviríamos tan intensamente en nuestra vida sedentaria, cuando viajamos es motivo de máximo disfrute. Te enamorás de un sabor, de un atardecer, un aroma y terminás de pensar hasta las lágrimas que estás sola, cumpliendo un sueño más en tu vida".
Sin embargo, la joven mujer reflexionó: "En realidad, cuando lo pensás, nunca estás sola. En cada lugar encontrás gente que está haciendo lo mismo que vos o resultás de inspiración para animar a otros a que se puede ir detrás de los sueños".
Llevar lo esencial
Las alforjas de la bicicleta de Luciana revelan que quien se mueve por el mundo lo puede hacer solo con algunas cosas, lo suficiente, y no con la abundancia innecesaria. Lo justo y necesario para poder seguir cumpliendo sueños. "Las cosas esenciales para viajar es mi tienda de campaña, un hornito para cocinar, una bolsa de dormir y una cámara de fotos con la cual intento documentar todo lo interesante que va transcurriendo en el camino, que es el motor principal de mi vida. ¡Me encanta registrarlo todo! Aunque, a veces es tan impresionante lo que estoy viviendo que prefiero no poner el ojo en la lente"
En tanto, existe otro secreto para viajar más "livianos". "Viajar con poco peso tiene interés tanto en lo físico como en lo emocional. En lo físico, se requiere menos esfuerzo y se castiga menos la mecánica (la de la bici y la de la persona) y, en general, resulta liberador darse cuenta de lo poco que hace falta para tener de todo".
"El viaje ligero es una filosofía, una forma de hacer las cosas o, casi, una manera de afrontar la vida. En el caso de la bicicleta, se trata de asumir que llenando unas alforjas se puede vivir con menos cosas y salir adelante igual de bien.
`Por si acaso´ y `No pesa nada´ son las dos expresiones más peligrosas. Ninguna de las dos es razón suficiente para decidir llevar algo. Es la excusa para intentar justificar llevar algún elemento que realmente no necesitamos", aseguró.
Sobre dónde pernocta en cada lugar que visita, la joven contó que "hay muchas redes de alojamiento como Couchsurfing y Warmshowers (dos comunidades de intercambio mundial de hospedaje gratuito, la primera para viajeros de todo tipo y la segunda, solo para cicloviajeros) que son ideales para aventureros como nosotros".
"Por lo general, hay mucha hospitalidad en la ruta, desde ofrecerte un tráiler para estar reparada del viento, encontrar vagones de tren abandonados, en cuarteles de bomberos o en destacamentos policiales. La mayoría de lugares cuentan con su servicio y suelen ser de gran ayuda como parques naturales, en la carretera misma, camping gratuitos, iglesias, granjas, entre otros".
"Confiar en la gente que aparece en el camino"
"Sólo hay que confiar en la gente que aparece en el camino y en las situaciones que se van dando porque ninguna parada obligada o cambio de planes es porque sí, todo sucede por algo", afirmó Luciana.
Las anécdotas de estadía se multiplican. "Recuerdo estar pedaleando rumbo a Cabo Reinga, en Nueva Zelanda, una tarde de tormenta y un coche se paró en la carretera y me dijo que por favor lo siga que me daría alojamiento y comida. Así nos conocimos, estuve solo una noche...Pero al finalizar mi recorrido por Nueva Zelanda con la bicicleta regresé por dos meses con ellos a ayudarlos con la cosecha de kiwis".
"Viajar y dormir con bajo presupuesto se puede, yo no podría hacerlo sino de otra manera y tal vez, 'esa otra manera' no me llenaría de satisfacción y felicidad. Nada crece en una zona de confort. Sólo hay que entrar en la sintonía del camino y confiar en él".
La próxima meta, la carretera austral
"Recuerdo de pequeñita que me escapaba después de la hora de almorzar, para que mi familia no se percatara de que me había ido otra vez; con una bicicleta que no se veía del suelo por los campos a juntar maíces", rememoró la ciclista.
Educadora en el deporte como profesión y formada en rescate de aguas abiertas, lleva más de una década de temporadas veraniegas en España como socorrista de playa, parques naturales acuáticos y piscinas aunque su primer experiencia antes de pegar el gran salto fue en unas playas de las favelas en Brasil, con un proyecto en la iniciación temprana al surf infantil.
"Unos años después me capacité en deportes de nieve y trabajé en zona de alpes franceses en temporadas de invierno viviendo en Europa. Con mi bici estuve Suramérica, África, Europa, Sudeste Asiático y Oceanía"
Y ahora, llega la carretera austral chilena, también argentina y además está la posibilidad de expandirse a Canadá y Australia. "El IEC (Internacional Experience Canada, Visa) y WHV (Working Holidays Australia Visa) son una buena manera de conocer cada lugar".
Amante de la naturaleza, Luciana hizo una reflexión y animó a los que sueñan como ella, a hacerlo. "Cuando viajás en bicicleta aprendés a vivir y a no pensar en términos de éxitos o fracasos. Aprendés a renunciar a objetos y convencionalismos superfluos que nada tienen que ver con el enriquecimiento de nuestra vida interior".
"Para mí, la bicicleta es ya una extensión de mi cuerpo y una representación de mi actitud ante la vida, es sin lugar a dudas mi alma incondicional", concluyó.