La recesión afecta a la salud pública
La recesión se está llevando puestos a algunos sectores como por ejemplo el farmacéutico. En San Francisco no hubo cierres, aunque el sector enfrenta serias dificultades debido a la baja de las ventas y cambios de conducta en los consumidores.
De nuestra redacción
En medio de la crisis que aqueja al país y que, entre sus consecuencias, ha derrumbado la actividad económica y reducido a niveles preocupantes el poder adquisitivo de los argentinos, un reciente informe periodístico puso énfasis en una problemática acuciante. La recesión se está llevando puestos a algunos sectores como por ejemplo el farmacéutico.
De acuerdo a declaraciones que autoridades del colegio que agrupa a estos profesionales, durante 2018 cerraron en la provincia de Córdoba cada mes un promedio de 6 farmacias. "Y el dato aún más llamativo es que son farmacias de barrios alejados del centro, farmacias de pueblos o de comunas donde la farmacia es un centro de salud, probablemente el único que tenía una comunidad a mano y hoy no lo tiene más", afirman.
En San Francisco no hubo cierres, aunque el sector enfrenta serias dificultades debido a la baja de las ventas y cambios de conducta en los consumidores.
También se sostuvo que la facturación fue del 30 % en moneda corriente respecto de 2017 cuando la inflación llegó al 50 %. Es decir, la actividad se desplomó un 20% y está vinculada especialmente con la reducción en la compra de medicamentos a la que se ha visto obligada buena parte de la población. A la menor cantidad de farmacias se suma en este punto el incremento permanente del precio de los medicamentos que superaron casi en un 20% a los índices inflacionarios.
El contexto puede ser similar en varios otros rubros. Pero en el que nos ocupa alcanza una gravedad mayúscula, en virtud de que se trata de la salud de las personas la que está en juego. Las restricciones impuestas por la crisis socioeconómica determinan que la gente decida cuál medicamento comprar y cuál no. Desde el Colegio de Farmacéuticos señalaron al citado diario cordobés que "se quedan sin llevar antiinflamatorios por ejemplo, o medicamentos contra la osteoporosis, contra el colesterol, complejos vitamínicos, para que les alcance para otros que sí consideran vitales. De este modo, cambian tratamientos y lo hacen sin consulta médica", lo cual puede traer graves consecuencias para su salud.
Como se observa, la casi irreductible conducta de nuestra sociedad en materia de automedicación se acrecienta frente a los problemas económicos. Los trastornos que este tipo de actitudes puede acarrear son evidentes. Y no se observa reacción por parte de organismos públicos de salud para encontrar alternativas que ayuden a paliar la difícil y, en algunos casos, angustiante coyuntura.
Este es el contexto en el que se mueve una actividad vinculada de manera directa con la vida de las personas. Al que deben agregarse las carencias en los sistemas de atención de la salud oficiales y los inconvenientes severos que están padeciendo las clínicas privadas. Es el marco en el que se desenvuelve la vida de una amplia porción de los argentinos en una época recesiva cuya profundidad también afecta de manera implacable a la salud pública.