La policía más fuerte de todas: “Sé que voy a volver a caminar”
Eugenia Aimar mantiene una lucha permanente por volver a trasladarse sola, algo que lleva 4 años sin hacer ¿Rendirse? Esa palabra no existe en ella pese a que haya mil obstáculos.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Eugenia Aimar es una mujer fuerte, pero muy fuerte y la impresión desde que todos conocieron su historia es la misma.
Policía de profesión se la acostumbraba ver en las calles al servicio de la comunidad y todo eso cambió desde que fue diagnosticada en septiembre de 2016 con un tumor en la médula.
El tumor era maligno, la operaron el 26 de octubre de ese mismo año y se trasladó a Córdoba para su recuperación con quimioterapia y radioterapia. Atravesó largos días sin ver a su pequeña hija y mantuvo esa rutina hasta diciembre de 2017 cuando inició el camino hacia la recuperación.
Ahí surgió su nueva prueba: esa misma radiación la llevó a perder una serie de filamentos que permiten estimular los músculos y caminar.
Desde ese momento ha hecho muchos avances y tuvo otros tantos tropiezos, sin embargo, jamás bajó los brazos, en ninguna nota se la escuchó o vio llorar y su rostro siempre contagió buenas vibras.
Hace más de 4 años de eso, con idas y vueltas logró volver a ponerse de pie, levantarse de su silla de ruedas y en diciembre del año pasado había comenzado con unas férulas a desarrollar nuevas habilidades para moverse sola.
Eugenia se había recuperado con un gran esfuerzo y disfrutaba de sus primeros pasos y el avance que logró con un gran trabajo de kinesiología y unas férulas que la ayudaban a ponerse de pie (las cuales recién ahora fueron aprobadas por la obra social para cubrirlas).
Eugenia por su fractura ahora tiene que estar sí o sí en la cama, sin embargo, la meta es la misma.
"El 15 de enero me quise pasar de la cama a la silla y me caí, con mucho esfuerzo me acomodé y seguí. Ese día tuve kinesiología como siempre hasta que empecé a sentir que mi pierna y mi cuerpo no estaban bien. Cuando me saqué la férula se hizo un globo en la pierna y no soportaba el dolor", dijo.
Ese dolor, con estudios de por medio en esa misma jornada dieron como resultado una fractura superpuesta de fémur que la obligaba a pasar (una vez más) por el quirófano.
Volver a empezar
"Fuimos a la clínica, me atendieron y pedí por favor que vieran con una placa si yo tenía algo porque conozco mi cuerpo y ya me he quebrado muchas veces en otras partes. Después de unas horas los médicos confirmaron que tenía una fractura superpuesta en el fémur de la pierna que menos sensibilidad tengo y evaluaron qué materiales necesitaban para operarme", explicó.
Tres clavos y una placa son las que ahora sostienen toda el área afectada y contribuyen a que de a poco el hueso suelde. A su operación llegó incluso un especialista de Córdoba y por las características de transversalidad y complejidad que tenía fue presentada como una forma atípica de fractura en un congreso de medicina.
Desde ese 15 de enero ella debió quedarse en la cama, sin moverse hasta que cuando pudo hacer algunos avances habiéndose pasado a la silla se patinó y cayó al suelo. No obstante, esa vez el destino jugó a su favor y a pesar del dolor no hubo ningún desplazamiento ni se agravó su fractura. Eso sí, le impidieron volver a moverse de la cama, allí come, duerme, pasa el día e incluso trabaja.
El objetivo está intacto
Eugenia no tiene un sueño, ella se abraza a su objetivo de siempre, el que se fijó cuando le dijeron en 2016 que había un tumor en esa pierna, sabe que volverá a caminar y que un día lo hará sola.
A ella no le importa cuántos obstáculos tenga que pasar en el medio: "En esta caída y a veces me pregunto cuántas pruebas más tendré que pasar, si ya no fueron suficientes, otros días no me siento bien y estoy irritable, pero sé que voy a volver a caminar".
Esta policía sabe mucho de esas "pruebas", incluso previo a esta fractura tuvo otra de la que salió adelante, luego vino un infarto en la tibia, en agosto la operaron a raíz de una escara que se había formado en su cuerpo.
Como consecuencia de esto último, atravesó una gran operación ya que si bien de afuera todo se veía normal la escara le ocasionó una profunda infección por dentro. "Casi parto con eso", dijo.
Ahora está recuperándose de ese traspié y todos los días se cura la zona, cuenta con la labor incomparable de su acompañante terapéutica y también tiene sigue la rehabilitación con su kinesióloga, aunque más moderadamente.
"A veces me pregunto cuántas pruebas más tendré que pasar, si ya no fueron suficientes, otros días no me siento bien y estoy irritable, pero sé que voy a volver a caminar".
Sabe que cuando pueda reincorporarse a la silla y moverse tendrá que empezar todo otra vez de cero como si no hubieran existido estos avances progresivos de los últimos meses.
"Mi gran apoyo psicológico es mi hija, ahora me va a doler no poder acompañarla, aunque sea en la silla a su primer día de clases, pero ella lo entiende y siempre es colaborativa, me ayuda en todo. Sé que un día voy a volver a caminar, ya me prepararon y entiendo que será dentro de mucho, mucho, mucho tiempo. Ese sigue siendo mi objetivo", finalizó.