La “lucha” de ser músicos en la ciudad, en voz de los artistas
Amar lo que hacen y dar todo para no claudicar es el común denominador de muchos músicos locales, en una ciudad a la que consideran "difícil".
Para muchos músicos, San Francisco es una ciudad difícil para poder tocar y más aún poder convertir ese talento y esa pasión en una forma de vida. Sin el reconocimiento económico y más aún, sin políticas públicas que brinden apoyo a los artistas, ser músico es más un desafío que un disfrute.
LA VOZ DE SAN JUSTO reunió a Ezequiel Trucco (22), cantante de tango desde los 6 años; Rubén Culi Taborda (45), que lleva más de tres décadas sobre los escenarios con el folclore; Lucas Marino (22), Maximiliano Rivarola (21) y Paulo Truccolo (20), del grupo de rap La Mafia Records; Julián Boetto (29), guitarrista de Malos Tratos con más de 10 años en la música, y Claudio Gudiño (51), acordeonista fundador de "Claudio y su banda brillante", quienes compartieron sus experiencias.
"Luchamos por la música porque amamos lo que hacemos", comenzó diciendo Claudio Gudiño.
Tocar y cantar, también trabajar
Todos los artistas coincidieron en que tienen trabajos formales que van desde empleados municipales, canillita, hasta diseñador gráfico y pintor de obras. Lamentablemente para ellos, de la música, eso que les apasiona, no pueden vivir.
"La música es un trabajo. Lucho desde hace muchos años. Desde hace 15 años cuento con una clientela fija que se fue armando pero no soy millonario. No puedo dejar de pintar y vivir de la música", afirmó Gudiño, de la legendaria banda.
El problema para estos músicos radica en lo que reciben como pago cuando son convocados para tocar en algún evento o ser el show principal de un comedor. "Cuando uno hace números de lo que gana un comedor cuando te contrata y lo que te paga por tu show, estamos desfasados", dijo el cuartetero.
Otros de los inconvenientes radica en que no son los mismos los gastos de los solistas que suelen cantar o tocar con una pista que el caso de los grupos que tienen que movilizar recurso humano, instrumentos y equipos de sonido: "Las bandas tienen muchos gastos. Hay que pagarles a cada uno de los músicos", contó Gudiño, que su banda cuenta con un colectivo propio: "Mucha gente cree que cobro $20.000 por presentación. Si así fuera juntaría $80.000 por mes y tendría un Mercedes Benz en la puerta de mi casa", bromeó.
Culi Taborda comentó que "San Francisco es una ciudad difícil culturalmente y eso está arraigado a la cultura piamontesa que heredamos. No es una ofensa, pero es una forma de vida. Lo lamentable es que la gente va a los espectáculos y no tiene $30 para la entrada pero sí $100 para la jarra de fernet. Muchas veces valoran más el fernet que al artista", dijo.
La realidad de la convocatoria que tienen los espectáculos que llegan a la ciudad y el alto costo de las entradas comparadas a lo que cobran los artistas locales, también suele molestar a los entrevistados: "La gente no paga $150 para ver un espectáculo con cinco cantantes locales de tango, pero sí paga $200 o $300 para una banda, que aun así tampoco colma las expectativas en cantidad de gente", manifestó Ezequiel Trucco. De acuerdo a su opinión, "la gente no ve lo nuestro como un trabajo y mucho menos que invertimos en lo que hacemos", agregó el joven tanguero, afirmando que invierte $2.000 por mes para formar su voz: "¿Eso cómo lo recupero? Salvo que sea Abel Pintos", sostuvo.
"¿Sabés cuándo lo vas a recuperar?", le respondió con cierta ironía Gudiño, haciendo gala de su experiencia en los escenarios. "Cuando tengas 40 años y no te pese la amistad o la búsqueda de un lugar para poder presentarte. Toqué en muchos lados, algunos te reconocen y otros no", confesó.
"En esta profesión te la pasás poniendo plata para ser cada día mejor y no vale nada. Hay que poner condiciones para el pago de nuestro trabajo porque si no es una falta de respeto", se sumó Taborda.
En el mismo sentido opinaron los raperos de La Mafia Récords: "Nosotros queremos empezar a tocar con un baterista pero es complicado sumar más gente por los costos que eso implica", aseguraron el trío.
Trayectoria
La trayectoria también marca la diferencia a la hora de poner precio: "Yo tengo un cachet y si gusta, bien", manifestó Gudiño. Como contracara, Trucco señaló: "Yo no puedo poner un precio sino no me llaman de ningún lado. Canto solo porque no puedo llamar ni a un músico porque si contrato a un pianista le tengo que pagar como corresponde y no tengo un mango".
Otra cuestión que perjudica que sean valorados y redituados es el tema de la solidaridad. "Todos somos de participar en eventos solidarios y eso genera un problema, porque cuando te van a contratar te pelean el precio porque saben que para algunas instituciones cantás gratis", confirmó Trucco.
"Si querés que la música sea tu negocio no podés ser solidario todo el tiempo porque sino no se valora nada", devolvió Gudiño.
"El problema es nuestro, que con tal de tocar vamos gratis una o diez veces, y eso lamentablemente termina siendo para toda la vida", expresó Taborda, para quien
"a veces hay poca empatía entre nosotros porque si vos no lo hacés vienen otros y lo hacen".
Políticas para músicos
Todos los artistas apuntaron a la necesidad de regulaciones y políticas públicas culturales para apoyar "movidas" musicales que se dan en la ciudad.
Malos Tratos, una de las bandas que más sacudió la escena roquera local hoy se encuentra entre las sombras dado que sus integrantes están desmotivados ante las dificultades de hacer presentaciones: "Hace cinco años se podía hacer algo; hoy no. Hay muchas trabas burocráticas". "Lo que tiene que haber agregaron- es una actitud política y ganas de gestión".
"El artista popular tiene que estar con la gente pero en algún momento hay que tener la capacidad de que haya reuniones entre el Estado y los músicos para darle el lugar que se merecen", afirmó Taborda.
Querer ser profeta en su tierra
A pesar de la "patriada" que hacen día a día para sostenerse en la escena musical, los entrevistados nunca se fueron de la ciudad. "Me fui a provincia de Buenos Aires y volví a San Francisco porque no iba más. Cuando me dijeron que acá no había nada, precisamente por eso volví, para hacer lo que faltaba", reflexionó Culi Taborda.
"Buenos Aires es la Meca de la música pero yo canto acá, en mi ciudad. Quiero que acá esté mi oportunidad", concluyó Trucco.