La laguna Mar Chiquita “copada” por flamencos, pero lejos de la costa
Según especialistas en avifauna de la zona, la actividad humana durante la temporada turística aleja de la costa al principal atractivo de la laguna. A esto se suman actividades deportivas no habilitadas y perros callejeros, en búsqueda de alimento.
Los flamencos son uno de los atractivos principales del mar de Ansenuza, de hecho la laguna Mar Chiquita cuenta con la población de flamencos australes más grande de Sudamérica. Esta especie es la que vive todo el año en la región y supera los 200 mil ejemplares, mientras que en otoño e invierno se suman dos especies andinas, tiñendo la laguna de rosa, lo que convoca a fotógrafos de todo el mundo.
No obstante, durante los meses de primavera y verano estas aves se alejan de la costa "escapando" del hombre y del peligro que corren ante la presencia de perros callejeros que las eligen como el blanco de cacería y recién a partir de ahora, vuelven a verse en la zona costera, aunque no en grandes cantidades.
"El flamenco austral está todo el año en la laguna, pero durante los meses de verano no se ven en grandes cantidades en la costa debido a la intensa actividad turística. Por ahí, la gente los espanta con cámaras no aptas, como los celulares que no captan bien el flamenco y por eso quieren acercarse a sacarse una selfie. Estos animales son muy tímidos, por lo que de a poco se van retirando de la costa", explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO Hugo Giraudo, fotógrafo de aves, miembro del Club de Observadores de Aves y responsable del Museo de Ciencias Naturales de Miramar de Ansenuza.
También señaló que la promoción de algunas actividades deportivas -que para dentro de una Reserva no están habilitadas- son motivo del alejamiento de los flamencos. "Hay parapentes a motor, no solo de gente de Miramar sino de toda la región, que vuelan a bajar altura rosándolos, por lo que ese ruido molesto los espanta del lugar", sostuvo.
Asimismo mencionó la presencia de cuatriciclos o motocicletas en la costa.
Otra de las causas que denunció Giraudo es la gran cantidad de perros callejeros que existe en Miramar de Ansenuza, que al no tener alimento corren a las aves para comerlas.
"Hay una población de unos 40 perros callejeros que amenazan la permanencia de los flamencos en la costa. Muchos de estos animales fueron abandonados por los propios vecinos de Miramar, pero muchos otros vienen de la mano de los turistas que los traen hasta acá para luego dejarlos abandonados", lamentó Giraudo.
Con respecto a la época de reproducción, Giraudo señaló que se produce a mediados de la primavera: "Eso hace que los flamencos se retiren a lugares mucho más apartados y tranquilos para poder reproducirse y que ahora estén volviendo", explicó.
Concientizar al turista
Ante esta situación, el defensor de las aves miramarenses dijo que "se debe trabajar en la concientización del turismo en cuanto al cuidado de las aves. No se puede venir con perros o con niños que les tiren piedras".
En tanto, el entrevistado reconoció que a nivel local se viene desarrollando un exhaustivo trabajo en este sentido, desde que se nombró Reserva Natural a la laguna Mar Chiquita. "Trabajamos con los niños tanto desde las escuelas primarias como secundarias, y se ha logrado una muy buena respuesta en cuanto a la protección de la avifauna", dijo.
De
la cordillera andina, a Miramar
En la laguna Mar Chiquita se encuentran poblaciones muy grandes de estas aves. Según precisó Giraudo, de las seis especies de flamencos que hay en el mundo, tres de ellas están presentes en Mar Chiquita, una de manera estable (austral) y las otras dos que migran en este época. Se trata de la parina grande o andina y la parina chica o James.
Estas últimas recorren más de 8.000 kilómetros desde la alta montaña de Bolivia, Perú y Chile en busca de alimento.
"Muchas de las lagunas altoandinas se congelan y otras se secan, por lo que los flamencos se quedan sin alimento y migran a las lagunas de llanuras para garantizar su abastecimiento", comentó Giraudo.
En cuanto a las características de estas
especies andinas, dijo que a diferencia de la austral, "son aves de patas
largas -entre 60 y 80 centímetros-, tienen un pico adaptado para hurgar en el
barro".
"El cortejo se produce en septiembre a través de una danza maravillosa para luego aparearse. Solo uno de los integrantes de la pareja hace el nido en medio del barro de la playa y coloca un único huevo que es protegido por ambos padres", comentó.
Asimismo, Giraudo comentó que "cuando son juveniles estas aves son de color gris pardo con muy pocas plumas rosadas; recién a los cuatro años de edad toman el color del adulto, ya que cambian las plumas".
Más de 200.000 ejemplares
En 2018 fueron censados por investigadores del Conicet y del Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos, pero no fue la primera vez. Los censos aéreos se realizan en Mar Chiquita desde hace más de 10 años, contándose en el último año más de 200 mil ejemplares.
Otras aves, desde la Patagonia
Por otro lado, Giraudo destacó la presencia de unas 30 especies de otras aves que se suman a los flamencos en esta época del año. "En esta época tenemos una migración de unas 30 especies de aves que provienen de la Patagonia, que escapan a los fríos intensos del sur para venir al centro del país".