La labor de “las tías”, clave en la residencia de mujeres
En la residencia femenina "Alfonsina Storni" existe un gran equipo humano que asiste, acompaña y contiene a las chicas para que se sientan como "en casa".
En la residencia femenina "Alfonsina Storni" existe un equipo de trabajo que funciona como una gran familia. En este lugar, se contiene a diez menores de edad cuyos derechos fueron vulnerados por diversas cuestiones.
"Tenemos una dinámica familiar dentro de un marco institucional. Asistimos, contenemos en muchísimas situaciones, pero también ponemos límites. Somos la referencia de adultos que ellas tienen en estos momentos", aseguran "las tías", la denominación que las residentes adoptaron para llamar a este equipo de profesionales.
Aunque funcione desde 2004 en el mismo edificio donde se supo ubicar la Casa del Niño, Avellaneda 626, en la ciudad existe confusión al día de hoy sobre el trabajo que allí se lleva adelante. Aunque algunas de sus trabajadoras todavía perduran desde aquella época, los roles y funciones cambiaron notablemente. Los niños que antes vivían allí tenían escolaridad interna, algo que cambió.
Actualmente, las jóvenes que ingresan al instituto realizan todas sus actividades fuera del edificio, y durante su estadía, el objetivo es cubrir aquellos derechos que les fueron quebrantados, como la alimentación, la educación, la salud, la identidad, la libertad de expresión, el esparcimiento y recreación, y tener una familia.
Nancy Roteda, directora de la institución, en una entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO comentó que dentro del equipo de trabajo existen oficios diferentes, aunque "el rol es para todos el mismo: asistencia, acompañamiento, guía y seguimiento de cada una de las chicas".
Independientemente del cargo que ocupen, bajo la mirada de quienes viven en el lugar, las "tías" son para todas iguales. El personal está conformado por aproximadamente 18 mujeres, que cubren los puestos de educadoras sociales (que se encuentran a cargo de los turnos en planta permanente) y acompañantes comunitarias. También hay encargadas en el área administrativa, junto con una abogada, una psicóloga y un médico.
Al indagar a Roteda sobre el curioso apodo "las tías", recordó que es un lema que viene desde viejas épocas: "Los chicos, en un momento hace muchos años, nos decían mamá y hubo toda una corriente sobre la confusión de decir mamá. Y algo que tuviera carga emotiva o afectiva, sin llegar a suplir el rol de la madre, era una tía", explicó.
En la residencia, estas se ocupan de asistir a las chicas en días, noches, salidas, cumpleaños, fiestas, almuerzos y cenas. Para ellas no hay feriados, aunque gozan de su descanso, que merecido lo tienen.
Puertas adentro
Después 67 años de funcionar como Casa del Niño, la residencia consolidó su propia identidad como establecimiento. "A la institución se la conoce poco, la identifican como la Casa del Niño. Esta tenía la escolaridad interna, pero desde hace muchos años ya no es así. Los chicos van a la escuela de la comunidad, toda la actividad se realiza fuera, solamente acá viven", explicó Roteda.
Actualmente el edificio alberga a diez jóvenes, pero "se trabaja con un número de 35 o 40" por fuera de la institución. Al momento que ingresan se realiza una serie de procedimientos, como por ejemplo ver cuáles son sus derechos vulnerados para restituirlos, y también se ejecuta una entrevista para determinar el área recreativa.
"A cada una cuando ingresa se le hace un plan personalizado de fortalecimiento en donde se marcan actividades de acuerdo a su interés", informó Roteda.
El rol del equipo
En residencia también trabajan las tutoras institucionales Fabiana Saavedra y Lorena Chiabodano; la encargada del área administrativa, Mariana Stola, y además las acompañantes hospitalarias Maia Saucedo y Gisele Cordoné.
En cuanto a sus experiencias personales, comentaron que su trabajo es el "día a día" y además su principal objetivo es la colaboración en equipo. "Lo que tiene esta institución de particular es que tenemos una dinámica familiar, pero dentro de un marco institucional. Nuestra función es la de asistir, contener en muchísimas situaciones, pero también poner límites porque somos la referencia de adultos que ellos tienen en estos momentos", comentó Cordoné.
Desde la residencia indicaron que los derechos que se encargan de cubrir son los primarios, entre ellos la identidad, la escolaridad, lo recreativo y el área de salud. En este marco, Saavedra señaló que la principal necesidad de San Francisco es conocer el rol de las "familias acogedoras", que se implementa mediante un programa y le otorga a las jóvenes salidas transitorias y de recreación.
Actualmente existe un proyecto para poder anotarse si se desea formar parte. "Necesitamos familias solamente para tareas de recreación, es decir, salir los fines de semana, o bien, una colaboración de una actividad variada durante el día, fuera de la institución", manifestó Saavedra.
Otra posibilidad es la de anotarse para formar parte de un padrón en el marco del programa Familias para Familias que desarrolla el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a través de la Senaf. Se trata de familias que actúan en el momento en que la demanda surge en menores de seis años que no pueden ser institucionalizados, es decir, permanecer en la residencia. El rol de lo que popularmente se conocen como "hogares de transito", es poder hacerse cargo de ese niño hasta que la ley así lo disponga.
Los interesados en inscribirse pueden dirigirse al cuarto piso de la Delegación Oficial del Gobierno de Córdoba, donde funciona la Unidad de Desarrollo Regional (Uder).