La gastronomía está viva: abren cuando otros cierran
Mientras algunos se ven obligados a cerrar sus puertas, también se suman los casos de quienes las abren aún en la pandemia. Los Saluzzo y Matías Olivieri, testimonios de valientes que demuestran que la gastronomía está viva y le da pelea a uno de los momentos más difíciles.
Mientras desde el sector gastronómico plantean que es crítica la situación a pesar de la reapertura, algunos valientes emprendedores, en medio de la peor crisis económica del rubro, decidieron inaugurar sus locales en plena pandemia de coronavirus. Apostaron a reinventarse con la esperanza de salir adelante. Y mal no les va.
A mediados de mayo, LA VOZ DE SAN JUSTO reflejaba la triste noticia del cierre del conocido restaurante "Lo de Saluzzo", que funcionaba en el club Sportivo Belgrano. Sin embargo, demostrando que todo se puede cuando hay voluntad de trabajo y también solidaridad, desde el pasado 19 de junio volvieron a abrir,ésta vez en el club El Ceibo, donde con todas las medidas sanitarias que manda el protocolo reciben a los comensales.
En tanto, este no es el único caso, Panadería Argentina, fiel a su nombre patriótico, decidió expandirse pese a la crisis y desde hace unos días ofrece sus ricos productos y café al paso en la esquina de Libertad y Pellegrini, en lo que se convirtió en la segunda sucursal del negocio.
Los Saluzzo tuvieron una segunda oportunidad y se rearmaron para seguir con la "cocina" familiar.
Claudia Saluzzo y su esposo Alejandro Pacheco, del restaurante, y Matías Olivieri, que está al frente de la nueva sucursal de "La Argentina", afirmaron en diálogo con este diario que aunque todo sea incierto,"se puede salir adelante".
"Sí se puede cuando hay ganas de progresar"
Los Saluzzo llevan adelante su negocio familiar con sacrificio y con el orgullo de saber que pueden seguir haciendo lo que aman, que es cocinar. Claudia, Alejandro, sus hijas Natalia Belén, Lucía de los Milagros y Valentina Aylén y su yerno Mariano Barboza, ponen todas sus energías en este "volver a nacer".
Otro emprendimiento nacido en medio de la pandemia es "Lo de Saluzzo". O mejor dicho, renacido.
"Es
emocionante poder volver a trabajar. Creo que sí
se puede cuando hay ganas de progresar. Todo depende de cada uno, hay que tener
paciencia y animarnos a trabajar con todos los cuidados, haciendo bien las
cosas todo se puede", dijo feliz Claudia.
Comentó que el público está
respondiendo, vienen vecinos del barrio y de a poco se va sumando gente a las
mesas. "Se cumplen todas las medidas
de seguridad para prevenir el coronavirus",
reiteró.
No están solos
De las crisis no se sale solo, y así lo demuestra la historia reciente de los Saluzzo. Cuando todo parecía haber terminado, apareció el gesto solidario de la comunidad, en este caso de la comisión de El Ceibo que les brindó el local para reabrir el restaurante.
"Cuando cerramos estábamos devastados, muy tristes, pero pocos días después nos llamaron de la comisión directiva de El Ceibo, Oscar Oldrino, que nos propuso que nos pongamos a trabajar en el local que tiene el club. No nos cobran alquiler por el momento pero sí nos hacemos cargo de los impuestos y gastos fijos. 'Queremos que vayan a trabajar porque vemos que tienen ganas, el club es suyo', nos dijeron y agradecemos mucho la ayuda que nos brindaron", recordó emocionada Claudia.
Afirmó que a la familia le sobran las ganas de trabajar. "Nuestras hijas nos alentaron a empezar de nuevo, agradezco a mi familia por el acompañamiento. También a Vanesa, Milagros, Julieta, Verónica y Paloma que me ayudan en la cocina y trabajan como si el negocio fuera de ellas".
"Nosotros no somos losúnicos en esta situación, hay millones de gastronómicos en todo el país. Si no trabajamos no podemos vivir, no tenemos entrada del Gobierno, ni asignación", manifestó.
Asumir el desafío
Matías es profesor de Educación Física y coordina el predio y sede del Club San Isidro, pero lleva adelante el negocio de panificación junto a su amigo Alberto Marchesini.
Matías Olivieri está al frente de la nueva sucursal de Panadería Argentina
Cuando todo indica que no es un buen momento para abrir nuevos negocios, él y su amigo apostaron a tomar el desafío y abrieron la segunda sucursal de la panadería. "Si uno quiere, se puede. Es un importante desafío, lo pensamos mucho y decidimos abrir porque con ganas, seriedad y responsabilidad se puede trabajar", expresó Olivieri.
Agregó que en el local"se pueden encontrar los mismos productos de panificación" de la firma local pero se agrega"el café al paso, en una zona céntrica muy importante".