El presidente de Francia, Emmanuel Macron, escribió una
carta homenajeando a Diego Maradona, quien murió este miércoles a los 60 años
de edad. "Diego se queda", sentenció el mandatario francés en un
sentido comunicado que fue divulgado por las redes oficiales del Gobierno
Nacional.
La carta describe parte de la carrera del astro y las gestas
del capitán argentino en el Mundial de México 1986, especialmente haciendo
hincapié en el partido contra Inglaterra. Así como lo hizo Macron, otros
líderes del mundo como Giuseppe Conte, Pedro Sánchez, Lula Da Silva, Evo
Morales, José Mugica, entre otros, se tomaron un momento para despedir al
argentino más importante de todos los tiempos.
Mensaje del presidente de Francia, Emmanuel Macron, por el
fallecimiento de Diego Maradona:
"La mano de Dios
había depositado a un genio del fútbol en la tierra. Nos lo acaba de quitar,
con una gambeta imprevista que engañó a todas nuestras defensas. ¿Acaso quería,
con ese gesto, zanjar el debate del siglo: si Diego Maradona es el mayor jugador
de fútbol de todos los tiempos? Las lágrimas de millones de huérfanos le
responden hoy con una evidencia dolorosa. Nacido en un barrio carenciado de
Buenos Aires, Diego Armando Maradona hizo soñar a su familia y a sus vecinos
con sus "bicicletas", que han dejado crucificados a los mejores defensores
europeos.
Boca Juniors y su mística hinchada lo hicieron conocido en
el mundo. Barcelona consiguió una joya, creyendo que por fin había encontrado
al sucesor de Johan Cruyff para dominar nuevamente el fútbol europeo. Pero fue
en Nápoles cuando Diego se convirtió en Maradona.
En el sur italiano, el pibe de oro reencontró la pasión de
los estadios sudamericanos, el fervor irracional de los fanáticos, y llevó al
Nápoles al camino del Scudetto, a las cumbres de Europa. Un jugador suntuoso e
impredecible, el fútbol de Maradona no se había visto antes. Con una
inspiración siempre renovada, constantemente inventaba gestos y golpes nuevos.
Un bailarín en botines, no era un atleta sino un artista, encarnaba la magia
del juego. Pero aún le faltaba escribir la historia de un país marcado por la
dictadura y la derrota militar.
Esta resurrección sucedió en 1986, en el partido más
geopolítico de la historia del fútbol, los cuartos de final de la Copa del
Mundo contra la Inglaterra de Margaret Thatcher. El 22 de junio de 1986, en la
Ciudad de México, marcó su primer gol con Dios como compañero. Quisieron
impugnar el milagro, pero el árbitro no había visto nada: la actitud agrandada
de Maradona le hizo ganar ese punto.
Luego sigue "el gol del siglo", que reunió a los más grandes
gambeteadores del fútbol: Garrincha, Kopa y Pelé, reunidos en una sola acción.
En solo 50 metros, con una carrera alucinante, pasó a la mitad de la selección
de Inglaterra y gambeteó al portero Shilton antes de enviar el balón a la red y
a la albiceleste a los cuartos de final del Mundial. En el mismo partido, dios
y diablo, marcó los dos goles más famosos de la historia del fútbol.
Había un rey Pelé, ahora hay un Dios Diego. Con esa misma
gracia, la misma insolencia hermosa, se acerca sigilosamente a la final que
dejó marcada con el gesto más bonito del fútbol: el pase decisivo, el gol del
número 10. Cuando levanta el trofeo, nace una leyenda: el niño prodigio se
convirtió en el mejor jugador del mundo. Y la copa del mundo vuelve a
Argentina: esta vez es la del pueblo, no la de los militares. Diego Maradona
también vivirá esta alegría popular en otros terrenos. Pero sus visitas a Fidel
Castro y Hugo Chávez tendrán el sabor amargo de la derrota; es en la cancha
donde Maradona hizo la revolución.
El Presidente de la República saluda al dueño indiscutido de
la pelota, tan amado por los franceses. A todos los que ahorraron su mesada
para completar el álbum Panini de México 86 con su figurita, a todos los que
tuvieron que negociar con su mujer para bautizar Diego a sus hijos, a sus
compatriotas argentinos, a los napolitanos que dibujaron frescos dignos de
Diego Rivera en su honor, a todos los amantes del fútbol, el Presidente de la
República envía su más sentido pésame. Diego se queda.
Emmanuel Macron, presidente de Francia".