La Divina Calma de Purpulem
Calma se llama la muestra del artista que en realidad en su DNI figura como Lucas Abrate. Mates, calor y un montón de obras que ahora se ven en la Casa de Córdoba conforman la escena dantesca donde él abre su alma.
Por Ivana Acosta | LVSJ
La casa de calle Larrea está completamente desbordada de cuadros ya construidos y otros esperando terminarse, mientras Purpulem y Rada comparten una siesta acalorada, húmeda y sofocante de San Francisco. Rada - por el cantante - es un perro grandote y alto, completamente negro azabache que dispara alegría y apoya las enormes patas en señal de cariño.
Adentro de la casa, donde las obras están alistándose, pareciera que la pava con agua casi lista para el mate más que por el fuego se calentara por el propio calor que emana de la tierra.
Todo eso me hace pensar en Dante y su Divina Comedia pero cuando Lucas Abrate empezó a hablar no solo lo pensé sino que lo llegué a percibir y fue el punto en que todo ese calor y el caos que afuera se genera por esta nueva peste se convirtió simplemente en calma, una atravesada por el arte y la cadencia de cada trazo en distintos materiales a los que Lucas les dio vida.
Así entre mates amargos, Rada que daba vueltas y rodeado de arte, Purpulem contó un montón de cosas que son también parte de la vorágine de un artista que alcanzó un proceso de madurez y no teme decirlo pero que al mismo tiempo sale de la calle un ratito para exponer puertas adentro.
Si bien la emergencia sanitaria obligó a suspender el acto inaugural de "Calma" en Casa de Córdoba, la muestra podrá visitarse desde el lunes en el tercer piso de esta dependencia (Bv. 9 de Julio y Av. Libertador Sur), entre las 8 y las 20.
Inferno
La Divina Comedia de Dante Alighieri una obra antiquísima leída y releída por millones de personas nos relata el viaje de Dante por los mundos que hay después de la vida, desde lo más caótico a la redención y el paraíso. Es imposible no pensar en eso mientras Lucas cuenta cómo se gestó Calma.
Todo empezó con una muestra a la que tituló Carne Podrida la cual tuvo como inspiración todo aquello que la gente cree que puede desechar y dejar de lado material y humanamente hablando.
Como dice él Carne Podrida era la miseria y esa percepción solo pudo tenerla cuando su proyecto Palabras Llave lo llevó por distintos espacios de la ciudad variados y diferentes, posicionados como tesis y antítesis de un mismo San Francisco. En esa propuesta él quería plantar amor y con esa premisa pintaba en barrios, espacios sociales, comederos, en Salud Mental y también escuelas que son consideradas marginadas.
Al principio fue descubrimiento, después le encontró sentido cuando leyó un texto de San Pablo que fue el disparador de su muestra anterior Carne Podrida. Leerlo le ayudó a entender que la miseria es parte de la esencia del ser humano y ante ese contraste que muchas veces puede encontrarse respecto del individualismo "solo se la puede abrazar y empezar la reconstrucción".
Purgatorio
El otro lado de la balanza llegó después cuando a partir de Carne Podrida empezó a construir Ternura. En todo este tiempo Lucas siempre estuvo atravesado y cuestionado a la vez por procesos personales internos a los que les encontró salida mediante el arte.
Ternura sirvió para encontrar lo bello en ese caos ocasionado por la vorágine a la que nos exponen las nuevas tecnologías, redes, el desorden cotidiano que parece que nos alejara de todo. Por eso la muestra buscaba encontrar afecto y cercanía en el otro a través del arte y de algo tan sencillo como Ternura.
¿Podemos hacer algo ante el caos? Claro, dice Abrate y así nació esa segunda muestra en donde comenzó a caminar por un purgatorio sin ver la negatividad y ansiedad que plantea el infierno y la Carne Podrida.
Había belleza en la Ternura y él se dedicó a encontrarla, para eso empleó todo lo que se desechaba y quedaba inerte olvidado, sin uso como basura. Esos requechos cobraron formas, se fundieron como el azufre y dejaron la carga negativa para redimirse en un sentimiento ampliamente superior.
Las obras de Ternura se caracterizan por la dualidad y qué mejor representada en el arte estaría si se pintara en blanco y negro, sin lugar para las medias tintas donde el ser humano y él mismo se debatían entre la luz y la oscuridad. Igual que Dante cuando atravesaba el paso del primer mundo al Purgatorio.
En ese desorden hecho arte y recompuesto en armonía Lucas dijo que las personas pueden llegar mirarse a los ojos, pueden ofrecer su tiempo para una escucha atenta, y también pueden ponerse en el dolor del otro. Ternura significa no abandonar, no claudicar y verse en el reflejo del sufrimiento de los demás.
Paraíso
Mientras hierve la pava... Puedo percibir que de la conjunción de Carne Podrida y Ternura llegó más tarde la Calma, una tercera muestra cuyos resultados se podrán apreciar en la Casa de Córdoba. La Calma dijo Purpulem no es gris, significa enfrentarse a lo que sucede en el interior y alrededor con amor y respeto.
Si no hay ruido no hay calma ... es una paz similar a un gozo que Lucas sospecha existe en el interior de cada uno y permite que durante la tormenta las personas sigan protegidas.
Por eso sostiene que Calma es redescubrirse y reinventarse. Madurar como le sucedió a él en relación a su arte el cual a la vez le sirvió de excusa para transmitirlo, que lo conozcan y acepten como es. En definidas cuentas él lo dice mejor, Calma significa: "Esto es lo que soy y así como me veo y siento o puedo hacer las cosas me acepto. Esa es la calma. Es soltar".
Alrededor de Lucas todo es personal, tanto como el arte y el lenguaje que emplea al trabajar pero eso lo ayudó a forjar su identidad. La gente reconoce sus murales en la calle sin necesidad de leer ahí perdido el nombre de Purpulem, y lo más magnífico es que no requiere que se lo reafirme, sino que se lo conoce por cómo es y se presenta.
Al igual que Dante, después de su paso por el infierno y el purgatorio llegó la Calma y el paraíso. Fue todo un proceso y un devenir que se manifestó en dos sueños.
La madurez apareció primero cuando dormía y se encontraba a la orilla de un río dejando que un barco de papel flotara. Le pareció tierna la escena pero después lo quería de nuevo y se trababa en lucha con otras personas que le decían que lo debía soltar. La otra metáfora onírica que lo marcó fue estar en medio de una guerra - mientras dormía y en la propia vida - donde las balas iban y venían pero él no quería disparar, se mantenía inerte ante ese código de obligatoriedad.
El contraste de esas situaciones lo llevaron a poder ver las cosas de otra manera. Por ello, después de eso entiendo su sentencia que menciona al pasar... Purpulem y Lucas ya son uno mismo.