La costanera, un polo gastronómico a cielo abierto
Los food trucks ofrecen una propuesta diferente por las noches conformando un espacio donde se puede disfrutar de rica comida al aire libre.
La llamada costanera de San Francisco, el Paseo Cervantes, el lugar predilecto de los sanfrancisqueños para hacer caminatas y ejercicio físico o los más jóvenes, trucos con la patineta en el skatepark, por la noche regala otra postal, muy diferente.
La oferta gastronómica es amplia entre los food trucks instalados en el radio comprendido entre Urquiza y avenida de la Universidad, y sobre esta última también, entre Roca y Cervantes.
El carrito donde la especialidad son las papas fritas gourmet.
La propuesta va más allá del típico carrito de hamburguesas que desde los años 90 suelen verse en las calles de la ciudad, colocan gazebos, mesas y sillas y amenizan con música el lindo "bolichín".
En la zona también hay un bar. Todos juntos, cada noche le ponen onda y sabor a la costanera sin río que tanto convoca.
Es importante el movimiento de gente que los foods trucks generan en el sector.
¿Qué se come?
En la cata de los diferentes puestos hay hamburguesas, lomitos, choripán y las infaltables papas fritas.
Desde el food truck de Francisco Taverna, "Capitán Gordillo", el menú sale con fritas, una porción bastante generosa; con $180 pueden comer dos personas.
Francisco abre su camión de comidas de jueves a domingos y cuenta que el público de la costanera creció en los últimos meses y por ende, las ventas, potenciadas también por el movimiento de estudiantes que generan las universidades que están den el sector.
Para acompañar se pueden elegir distintos tipos de salsas siendo la preferida el queso cheddar, además hay con cebolla de verdeo o salchicha.
Para todos los gustos. No faltan las hamburguesas, peor el menú es
variado.
Hamburguesas, un clásico
Carriluna y Katrina son dos carritos ubicados a metros de avenida Trigueros que, atendidos por sus propios dueños, trabajan hasta largas horas de la noche.
Priscila y Mirko, de Katrina, aseguran que "la gente volvió a tomar a la costanera como una opción para cenar". Esto lo notan desde hace un tiempo. "Muchos prefieren comer algo rápido acá en vez de cocinar en su casa; lo eligen tanto por el precio como por la practicidad", dice Priscila.
Mientras le pregunta a un cliente los aderezos que acompañarán el pedido, Mirko agrega que en un buen fin de semana llega a vender más de 100 hamburguesas, sin contar los lomitos y choripanes.
Alejandra y Rosana, de Carriluna, se instalaron hace poco en el lugar, atraídas por la posibilidad de hacer un buen negocio ante la afluencia de público. En horas de la tardecita ya abren su food truck y afirman que el secreto está en "prestar atención para sacar los pedidos sin demorar a la gente".
Al igual que sus vecinos, ellas reconocen que el movimiento creció y que la infraestructura pública acompañó. "El buen estado de la costanera ayuda para que muchos vecinos se acerquen, además de contar con presencia policial y los controles de alcoholemia que el municipio realiza", sostienen.
Una opción bien "Chévere" para beber
En la esquina Gaboto y Cervantes, los hermanos Villareal abrieron las puertas de Chévere, el bar de copas que refresca desde horas de la tarde y por la noche.
Lo que empezó como lavadero, se trasformó en un lugar agradable para probar tragos y pasar el rato con amigos.
De lavadero a bar de copas, un emprendimiento familiar en Cervantes y
Gaboto.
Julián y Lucas decidieron abrir el emprendimiento durante el verano, pero si pueden realizar las reformas edilicias necesarias, planean continuarlo todo el año, motivados por la buena aceptación que la propuesta tuvo sobre todo entre los jóvenes que 2le dieron otra vida a la costanera", afirman y "prefieren este tipo de espacios al boliche tradicional".
Una propuesta de la gastronomía que acompaña las noches de San Francisco.
Habilitación municipal
La venta de alimentos en la vía pública está regulada por ordenanza municipal y debe cumplir con habilitación higiénico - sanitaria. Desde 2015, un cambio en la legislación delimitó y restringió la ubicación de estos carritos de comida al paso.
Para tener un puesto, los responsables deben contar con la correspondiente habilitación municipal, luego realizar un curso de buenas prácticas a través del cual obtienen la libreta sanitaria que los habilitará a la atención al público.
El verano se presta para el
crecimiento de la actividad que transformó a un paseo en un polo gastronómico
muy popular.
También deben abonar monotributo y realizar la inscripción correspondiente en Afip. La mayoría posee una póliza de seguros contra robo y granizo; también pueden asegurar el traslado y la mercadería que está en el interior del trailer.
La ordenanza Nª 6.688 establece, entre otras cosas, que "la ubicación del carro móvil deberá estar como mínimo a 100 metros de distancia del predio donde esté instalado todo local comercial del mismo rubro, salvo autorización escrita del comerciante afectado".