Jorge logró el sueño de tener su panadería
Pasta Pastel es el lugar donde la familia Ameri lleva adelante su emprendimiento y la labor de panaderos desde hace 14 años. Los valores de la honestidad y el trabajo son los condimentos que hacen a las delicias a esta familia.
En calle 72 al 135, el olorcito a pan recién horneado invade toda esa cuadra de Frontera. Al ingresar a Pasta Pastel, hay criollos, quirquinchos, donas bañadas en chocolate, facturas gigantes repletas de crema pastelera y mucho más.
En la cuadra, Julián (30) está elaborando el pan que se venderá mañana junto a su compañero.
Allí está dando órdenes Jorge, jefe de esta familia quien es el alma de Pasta Pastel. A pocos pasos de él, embolsando las lengüitas, están Marcela (38) y Rocío (27) , las hijas mujeres.
Todos los días, los integrantes de esta familia pone alma y corazón al emprendimiento, que ya tiene 14 años y es la segunda casa de los Ameri.
En tiempos de pandemia, supieron superar los obstáculos de aún se presentan por la baja en ventas pero los valores de la familia como la honestidad y la dignidad del trabajo son el secreto de las recetas de sus productos que son tan deseados por la comunidad de Frontera y San Francisco. Un Día del Panadero especial, que se celebra trabajando.
El pan, ese alimento noble que dignifica. Los Aremi lo elaboran junto a sus empleados que son como parte de su familia.
Valores a la masa
El trabajo, como en cualquier emprendimiento familiar, está atravesado por momentos felices y otros no tanto, pero cada palabra que se dice es con el objetivo que la panadería crezca y sea lo mejor para todos. "Discutimos y peleamos, pero las chicas están a la par mía y Julián también".
Sin lugar a dudas, el encuentro generacional se hace sentir en Pasta Pastel. "Tenemos formas de pensar diferentes y cada uno tiene su libertad pero todos hacemos lo mejor por nuestros clientes".
Claro que el que tiene la última palabra es Jorge, con el acompañamiento y el guiño de sus hijos. "Las chicas aportan mucho en cuanto a la decoración de los productos, ideas sobre algunas cosas especiales que la gente aceptó como las tostadas de salvado que se las llevan de a cinco bolsas y también tienen un excelente trato con el público".
"Escuchamos mucho a la gente. Queremos saber que les gusta, qué prefieren, qué gustos tienen", expresó Rocío.
En la panadería, si bien están Julián y Jorge elaborando junto a los empleados Franco y Fabián, las mujeres aprendieron a hacer los productos en la cuadra por lo que el trabajo y el aprendizaje es común para todo el equipo. "Papá no puede parar de enseñarnos. Cuando él está elaborando, te pide que te quedes a su lado para aprender", manifestó Marcela.
"Cuando creamos las donas horneadas, fue toda una novedad, pero sabíamos que tenían que ser bien bañadas en chocolate como le gusta a la gente y papá aceptó", relató la hija mayor.
Las otras dos hijas, Emilia y Ana, siguieron adelante con sus vidas pero también pasaron por la panadería. Alicia, madre y esposa, es el motor que desde casa alienta a todos los integrantes. "Todos dejaron su huella en Pasta Pastel", aseguró Jorge.
Consultado sobre los valores que hacen a esta empresa familiar, Jorge aseguró que la honestidad y la dignidad del trabajo son lo que hacen a Pasta Pastel: "Siempre hay algo que puede no salir bien pero tenemos que ser honestos con lo que hacemos y saber pedir disculpas".
"Trabajar con mis hijos es tener la confianza total de la persona que está al lado mío", destacó Jorge.
Jorge Ameri es el alma de "Pasta Pastel".
Sin recreo
Durante la pandemia, la panadería se encontró en una situación difícil. Pasta Pastel dedicaba gran parte de su producción a escuelas, comedores y clubes de fútbol. Al no haber recreo de las grandes ventas, pasaron a cero y fue el momento en que la familia tuvo que repensar su forma de trabajar para mantenerse en pie. "La pandemia nos partió al medio porque teníamos una gran producción y apuesta a las instituciones educativas.
"Este rubro lamentablemente que no es valorado como tal. Como panadero, digo que hay mucha gente que hace lo mismo y regala este trabajo", reflexionó el panadero.
"Hay muchos elaborando y no tiene en cuenta los cuidados de bioseguridad, la materia prima que se usa. La dignidad del panadero no se debe regalar porque este es un trabajo que demanda todo el día y es mucho el esfuerzo, por eso el pan debería venderse al precio que debe ser y hoy, en el Día del Obrero Panadero, el trabajador debería ganar lo que se merece. A veces me enojo pero es la profesión que elegí y la hago con todo el amor del mundo".
Salir adelante
Pasta Pastel es el sueño concretado de Jorge. A sus 56 años, este obrero panadero siempre se dedicó a la labor artesanal.
"Trabajaba en una empresa de San Francisco que se dedicaba a todos los rubros, pero mi área era el de panificación. En ese lugar, dio sus primeros pasos y siempre tenía la idea de tener su propia panadería. "Es un sueño que quería cumplir ", recordó.
En 2006, llegó la oportunidad de comprar una panadería que estaba cerrando sus puertas y a pesar de ser un año difícil; Jorge no desaprovechó el momento y dio vida a Pasta Pastel. "Antes de la panadería elaboraba pastas y la fábrica se llamaba `Naemi´ pero no funcionó. Me vendieron el negocio con los muebles y las máquinas que hasta el día de hoy conservo, y allí surgió la idea que se llame Pastas Pastel pero nos quedamos solo con panadería", comentó Jorge.
"Los primeros pasos fueron con bizcochitos y facturas. Siempre les digo a mis hijas que en una semana vendimos solamente dos docenas de factura y un kilo de criollos. Fue difícil porque nadie venía a comprar asique tuve que salir a vender".
Jorge se subió a su bicicleta y comenzó a vender sus elaboraciones "sino mi familia se moría de hambre", recordó el hombre con cinco hijos y su esposa.
"El sueño se hizo realidad el día en que pude comenzar a hacer pan. Ese fue el momento más importante para mí".
Hace un tiempo, tuvieron la posibilidad de mudarse a Frontera en calle 3 y 72 donde funcionaba otra panadería, hasta que se trasladaron a media cuadra para potenciar su espacio sobre calle 72 al 135.
Pasta Pastel atiende en su dirección de calle 72 al 135 de lunes a sábados de 7 a 12.30 y de 15.30 a 18. Domingos y feriados, de 8 a 12.30.