Indio Solari y una distopía apocalíptica de un futuro que llegó hace rato
"Escenas del delito americano", esperada novela gráfica con ilustraciones de Serafín, presenta una distopía apocalíptica donde se mezclan algunos de los temas centrales de la poética del ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
"Escenas del delito americano", esperada novela gráfica con ilustraciones de Serafín que se desprende del libro "El delito americano", mítica obra que Indio Solari viene escribiendo desde antes de convertirse en la figura más popular del rock argentino, presenta una distopía apocalíptica donde se mezclan algunos de los temas centrales de la poética del ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Publicada por Random House, la obra -que encabeza los rankings desde su aparición- configura un mundo apocalíptico que condensa algunos de los temas inmortalizados en las canciones de Solari: la alteración química de las mentes al borde de la locura, las ruinas de las sociedades técnicas, las marginalidades violentadas por el sistema, la tensión entre el poder y las formas de resistencia, siempre desde una fina ambigüedad narrativa.
"El futuro (¿el futuro?) que avizora está lejos del optimismo científico e ideológico. En este sentido, El delito americano le lleva cuarenta años de ventaja a la remozada moda de las distopías... y una cabeza más de yapa, desde que no juzga su pesadilla como totalmente negativa. Claro, siempre queda a mano el recurso de pensar que se trata tan solo de una fantasía", sostiene Marcelo Figueras en el prólogo del libro.
A través de ambientes, climas y atmósferas que, por momentos, recuerdan a Burroughs, Ballard o Pynchon, Solari despliega, con sello personal, su imaginación poética configurando la voz de El Peregrino, en una sugestiva obra impecablemente ilustrada por el artista gráfico Serafín. En diálogo con Telam, los poetas Jotaele Andrade, Diego L. García, Boris Katunaric y Gustavo Grazioli hablaron sobre la nueva obra del emblemático artista.
Según Andrade, esta obra de Indio "es escénica, de ambiente. Un escenario fragmentario donde todo pasa a un mismo tiempo. Aunque hay ciertas recurrencias, personajes y un despliegue un poco más abierto del lenguaje, la novedad es una luz dirigida hacia un sector poco menos frecuentado; vemos un clima opresivo, la tecnificación arcaica, las fronteras descorriéndose con la velocidad de la guerra y la muerte y una notable diversidad de violencia ideológica desde El Servicio Neo Marxista de Chapultepec, el Apóstol de La Gestapo a las Legiones cristianas".
En "Escenas del Delito Americano" -sostuvo el poeta- "existe una Cámara mental donde se van a descansar los 'notables' que luchan contra el sistema. Desde ella se descubre que todos ven un mismo futuro aterrador. Quizás la vuelta de tuerca es que quienes ven ese futuro no saben que ya son el pasado. El futuro llegó y las mentes, como un espejo fractal, muestran al pasado viéndose como presente".
"Quizás -continuó- ese juego de espacios-tiempos sea en realidad el trasfondo de toda la obra de Indio. Por otro lado hay una marginalidad que construye la dinámica de lo que es, entonces, en los sectores de poder, con sus vinos caros y sus traiciones y usos se muestra esa parte oscura, ese dinamismo que genera la entelequia también se muestra. No sólo la margineta desangelada. Solari trabaja en los márgenes absolutos de las fricciones de la realidad".
Para el autor de "Los metales terrestres", "hay una falsa idea que la poética de Indio Solari recrea slogans, cosa repetida hasta el hartazgo. La pluma Solariana tiene más del haiku, cuya esencia original es 'cortar' mediante la yuxtaposición de dos ideas o imágenes separadas, y se basa en el asombro y la emoción de la contemplación de la naturaleza y una referencia directa o indirecta a una estación del año ¿Qué otra cosa es 'el futuro llegó, hace rato' u 'hoy todos somos gente del pasado'?, por dar una muestra mínima".
"Indio trabaja con la ruptura del lenguaje, con esas quebraduras para hacernos entender que ahí está pasando algo, lo incómodo, lo que se mezcla, contamina. Nos dice que todo lenguaje es frontera que se corre, se corrompe y configura todo el tiempo una realidad compleja, barrosa, sórdida", apuntó Andrade.
Y sostuvo que la poética Solariana "se mueve con una carga entre carcelaria, de barrio de comic de ciberpunk, toma del surrealismo, del lenguaje de los proverbios, de la ironía sufí, de la imaginería cinética, de la magia, de la psicología, de la genética a la psicología de la magia, del discurso psiquiátrico al antipsiquiátrico, hasta el lenguaje pretendidamente intelectual".
Por su parte, el poeta Diego L. García, considera que estas escenas "dejan a la imaginación de Indio correr en una pista más amplia dentro de la zona del lenguaje; el desarrollo de los personajes que en las canciones -con tipos parecidos- se da a través de pinceladas sugerentes, acá tiene otro espesor: el Peregrino y Samasendhi tienen sobre sus hombros el peso de una narración y, dicho sea de paso, la hacen estallar sin titubeos".
Según el autor de "Esa trampa de ver", "es una obra consecuente con aquello que el artista considera que no ha solucionado. Es claro que esos temas hierven en el bocho de Solari como un conflicto. Y qué bueno que se la juegue así; nos da una mano tremenda contra esos monstruos que somos. ¿Qué arte genuino no es una forma de resistencia? El poder es estéril, no puede más que meter 'bacterias de pesadilla' como descubre Samasendhi. La obra de Indio ilumina esa pila de mierda que nos depositan mientras miramos para otro lado".
"Su obra atraviesa los últimos treinta años de nuestra historia con un filo capaz de penetrar como pocos. Una cosa es hablar de los sucesos y otra es excavar en sus infiernos. Cuando leo las letras de Indio pienso en esa expresión de Dylan diciendo que no tuvo tiempo de pensar si sus canciones son o no literatura, ¿qué encierra eso? Estos tipos fueron al hueso, nunca se engancharon en las modas del cagadero (parafraseando al maestro)", apuntó García.
Y el poeta Boris Katunaric sostuvo que esta nueva obra está "pensada en términos narrativos, a diferencia del lenguaje canción (más sintético si se quiere y determinado/limitado por la métrica). Creo que el vuelo narrativo, la 'historia' que se cuenta, es el valor concreto de la obra. Que pueda desplegar personajes y situaciones desarrolladas y que no se diluyan tanto en la melodía, que los podamos leer y ver aunque sea imposible sacarse la voz del Indio mientras lo hacemos".
"Desde 'Oktubre' que pensamos que la obra del Indio es netamente de resistencia contra el poder, incluso los primitivos redondos, en la época del viaje a Salta, fueron una clara movida de resistencia (a su manera) contra la dictadura cívico-militar, lo mismo durante la masividad de los 90 y la estigmatización de los ricoteros como fenómeno social", explicó el autor de "Cuatro simulacros de fusilamiento".
Y afirmó que Solari "siempre reflejó un descontento que llevó a la práctica al no someterse a ningún gobierno, empresa ni corporación. El poder para el Indio son las corporaciones, militares, farmacéuticas y de toda esa índole, creo que acá profundiza su visión política, dónde está el poder, quién lo combate. Es una poética que perfora hondo en el sentido común de la sociedad y genera resistencia a la hegemonía mediocre de un país. No hay ricoteros de derecha".
Para Grazioli, "esta obra tiene todas esas cuestiones que se confluyen en una aventura existencialista. Pone a prueba a un lector que no está acostumbrado a enfrentarse a algo que se hace desde un lenguaje extremadamente simbólico y que no tiene etiqueta alguna. En muchas entrevistas Solari ha dado a entender que era un hombre de la psicodelia y eso es algo que quedó en él como marca registrada de su arte".
"Esa expansión de pensamiento, que lo llevó a profundizar sobre el comportamiento humano desde sus canciones, es lo que sigue haciendo en este libro con su literatura. El uso de la sustancia tuvo su razón de ser para lograr escaparse de ese cerrojo sistematico que perforó en toda una cultura", sostuvo el autor de "Luchando por el metal".
Y apuntó: "Las múltiples interpretaciones de su mensaje son su forma de resistencia. Y ahí está la poesía que triunfa. Esa forma de escribir es perturbadora. Esa clave intertextual que puede llevarnos desde Philip Dick hasta Sartre, son las que envuelven a este artista íntegro. Sus elementos no están encallados académicamente y su díscola prosa ha servido como bandera de vida para muchos desplazados de la cultura oficial". (Télam)