Imagínate salvar la vida solo donando sangre
Esa es la historia de Cecilia Bustos, una joven sanfrancisqueña que hizo historia por ser la primera persona de la ciudad que resultó compatible para donar médula y salvó la vida de alguien a quien quiere pero no conoce.
Por Ivana Acosta
Imaginen conocer a su alma gemela pero no saber su nombre, ni su rostro tampoco su voz. Solo saben que existe y que la vida de esa persona depende de un acto de valentía y solidaridad extrema propio.
Así se siente Cecilia Bustos, la joven sanfrancisqueña de 32 años que se transformó en la primera donante de médula ósea cuyas células le fueron trasplantadas a otra persona con éxito. Todo eso se logró gracias a una extracción de sangre y ella fue "el 1 entre 40.000 posibilidades" de compatibilidad para alguien que ahora sigue viviendo.
Ella está feliz, cuenta su historia como el hecho más valiente del que participó en su vida (casi porque también es mamá) y a su lado Marcelo Valverde - la cara más conocida de Red Solidaria - la mira con admiración extrema. Ellos no se conocían de antes, habían hablado pero no se encontraron. No hasta que la donación de médula de ella motivó toda la reunión.
La historia en realidad empezó hace 4 años cuando Red Solidaria junto con el Hospital "J.B. Iturraspe" llevaron adelante la campaña "San Francisco hasta la médula", mediante la cual se abrió un cupo de 60 personas que se acercaron a hacerse una simple extracción de sangre y se registraron como posibles donantes.
Una de ellas fue Cecilia que en aquel momento hacía poco había vuelto a vivir a San Francisco y que no tenía una familia conformada aun. Se acercó como muchos otros a donar sangre e inscribirse en este registro, el único documento - podría decirse - donde las almas gemelas se anotan con la esperanza de que si algo negativo en la salud de uno sucede ahí se pueda hallar la respuesta: en un trasplante de médula.
Llamado inesperado
En algún del país una persona necesitaba un trasplante de médula para poder recuperarse y seguir viviendo. En su familia nadie era compatible y necesitaba de que su alma gemela estuviera en el registro de donantes para lograrlo.
La muestra y datos de Cecilia estaban ahí esperando desde hace 4 años cuando le dijo sí a la convocatoria en San Francisco.
Con el dato fehaciente, desde el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) la llamaron pero su número no daba. "Había una confusión y nos contactaron a nosotros - de Red Solidaria - para que ayudemos a localizarla", dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO Valverde.
Al final encontraron a Cecilia, en realidad a sus papás quienes le contaron la noticia. Todo eso sucedió así rápidamente en noviembre del año pasado y ahí empezó un proceso sumamente coordinado por el Incucai que desembocó en la donación.
Valverde recordó que cuando Cecilia le contó la buena nueva "tenía una alegría muy grande" y no había en ella señales de miedo o dudas. Estaba decidida desde el minuto 0 a salvar la vida de otro.
"Me había anotado hace cuatro años y me dijeron que si me necesitaban me iban a llamar. En noviembre me dijeron que podía ser compatible. Primero hicieron una muestra que enviaron a Estados Unidos para confirmar la compatibilidad, y de 10 vectores 9 y un poco más eran compatibles", detalló la joven.
En febrero volvió a sonar el teléfono
Esta empleada administrativa y mamá del pequeño Dante de un año y tres meses siguió su vida sabiendo que los médicos estaban haciendo lo suyo para buscar la mejor alternativa al paciente. Hasta que cuando comenzó febrero le confirmaron que la opción más viable para esta persona era ella.
"Les dije que sí estaba dispuesta. Me dieron una fecha para ir a Córdoba a hacerme los estudios y tuve entrevistas con los médicos donde me explicaron cómo y donde iba a ser la extracción", agregó entusiasmada como aquel día Cecilia.
La etapa final estaba en marcha. El 7 de marzo finalmente se hizo el trasplante que demandó seis horas porque "el receptor era más grande físicamente" y necesitaban extraerse más células. Sobre aquel momento la joven comentó que "estaba tranquila y sabía que no le iba a doler ni pasar nada".
Datos a cuentagotas
Cecilia tendrá que esperar hasta marzo del año que viene para poder conocer más datos de su alma gemela. Luego de un año el Incucai devela al público los datos de la relación que une a donante y donador, quedando "entre ellos" la posibilidad de conocerse o no.
En su caso se trató de una persona que vive en algún lugar de la Argentina, un caso atípico porque no son los más frecuentes. Por ahora, solo pudo conocer que en febrero, cuando ella dio el sí definitivo al ser elegida el receptor cumplió 20 años. "Mi pálpito dice que es un varón", afirmó animada.
A su vez conoce otro dato ya que "el trasplante fue éxitoso" y la persona se recuperó según los controles que le hicieron. Además que cree que ese día de marzo que ella donó la médula fue el que también se hizo el trasplante.
"Realmente creo que no tomo dimensión de todo el procedimiento. Esperé cuatro meses más o menos para preguntar cómo había salido el trasplante y estaba en perfectas condiciones. Siempre sentí que hablaba de la salud de alguien más, aunque yo ya había hecho lo mío", puntualizó Cecilia.
Animarse a hacerlo
A cualquiera podría pasarle un problema de salud que obligue a necesitar un trasplante. Es más grande la posibilidad de estar en esa situación que de terminar siendo donante.
En ese momento cuando hay que confirmar que sí se acepta hacer el trasplante, la adrenalina de saber que se salva la vida de alguien es indescriptible. Así lo vivió Cecilia, por eso su mensaje es que nadie dude de anotarse.
"A mi bebé, Dante, le voy a contar y decir que fue una oportunidad de ayudar a alguien que lo estaba esperando. Yo me anoté y no sabía que me iban a llamar, fue algo que no dudé. No duele, solo son unas horas y en realidad estás ayudando a alguien", concluyó.