Huellas imborrables: se cumplen 40 años de la tragedia de Sa Pereira
El ex jefe del cuerpo activo de bomberos voluntarios Jorge Ronconi fue uno de los primeros cinco bomberos en llegar adonde las vías y la muerte se fundieron en una sola.
Cerca de las 8 de la mañana del sábado 25 de febrero de 1978 cinco bomberos voluntarios de San Francisco llegaron al cruce ferroviario a la altura de la localidad de Sa Pereira. Uno de ellos era un joven de 22 años, Jorge Ronconi que hacía dos años era parte del cuerpo activo de la ciudad. Sólo les tomó media hora llegar hasta ese lugar donde habían sido llamados por una emergencia debido a que un tren fue embestido por un camión a las 7.22.
"El accidente fue un día sábado a la mañana en aquel año no había los cuerpos de bomberos que hay ahora. De Sa Pereira la localidad más cercana eran los destacamentos de San Jorfe, Santa Fe, Esperanza y San Francisco. No era fácil coordinar tampoco los trabajos", comentó Ronconi a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Él y otros cuatro compañeros asistieron a lo que con el tiempo se catalogó como la segunda mayor tragedia ferroviaria en el país y la primera en el interior. En ese tren que venía del norte de Argentina viajaban más de dos mil personas. Producto del accidente fallecieron 55 personas y otros cientos resultaron con diferentes heridas.
Los hechos
Desde la mirada y la voz de Ronconi - que hoy tiene 63 años - el accidente ocurrió así: "El tren anunciaba su llegada para que nadie pasara por el paso a nivel. Había un colectivo de transporte de pasajeros y un camión con acoplado. El primero lo pudo esquivar y el tren choca con el acoplado. Ocurrió seguramente en centésimas de segundo".
La locomotora de "Estrella del Norte" tenía 11 vagones, "los 9 primeros levantaron rieles piedras los durmientes del tren y al no tener vías los vagones se caían hacia los costados dieron vueltas y tumbaron ahí estaban la mayor parte de los heridos. El penúltimo vagón no se cayó quedó encastrado y el último entró dentro de éste. En un trayecto de 7 metros estaban todos los fallecidos con las butacas, hierros y equipaje", detalló el bombero retirado.
Esos instantes en los que buscaban entre voluntarios, bomberos, policías marcaron a Ronconi para siempre, "fue algo muy triste y doloroso, nunca me olvidé y cuando paso al frente con mi auto por viajes se me caen las lágrimas. Los cinco bomberos vimos durante dos horas todo lo que no querés ver en la vida. Los cuerpos caídos, robos, gente que subía a los vagones y robaban elementos. Había desesperación porque faltaba un familiar que no sabían donde estaban. No había ambulancias ni médicos la localidad era muy pequeña. Había dos policías para toda la ciudad ese día", reflexionó.
El orden en medio del caos
Luego de al menos dos horas de trabajos intensivos para rescatar a las personas que sufrieron heridas por el impacto entre el camión y el tren llegaron refuerzos del Ejército. "A las 10.30 de la mañana vinieron dos helicópteros donde bajaron unos 30 soldados que hicieron un círculo alrededor de los vagones, un mayor del ejército se subió a un vagón y por un megáfono dio la orden que adentro no iba a entrar nadie, sólo los médicos y bomberos. Fue muy drástico y doloroso pero fue efectivo", agregó.
Las ambulancias hicieron lo suyo trasladando heridos y distribuyendo a las personas en nosocomios de la zona. "Yo sólo llevaba dos años de bombero. Lo más grave era que a veces no podíamos hacer nada en donde se incrustaron los vagones. Los médicos a quienes estaban moribundos les daban morfina para que sino se podía hacer más nada murieran dignamente y sin dolor porque no había forma de sacarlos en algunos casos. Hasta el día de hoy éste fue el accidente de mayor magnitud al que asistimos los bomberos de la ciudad", concluyó.
Los ojos claros de Ronconi retratan el dolor de una crónica negra que debió escribirse en aquella época tras la tragedia. Algunos pasajeros pudieron abordar otro tren para llegar a destino, pero para otros la máquina nunca llegó.