Historias marcadas por la pandemia, a un año del caso cero en el país
LA VOZ DE SAN JUSTO rescató dos historias que demuestran que de un día para otro el mundo cambió y que nos tuvimos que subir a esa movida.
El inicio del brote de coronavirus en la Argentina, el cual tuvo drásticas consecuencias en la vida social y económica, cumplió ayer un año, ya que el 3 de marzo de 2020 se comprobó el primer caso confirmado de Covid-19 en el territorio nacional.
Ese día, marcó el ingreso al país de la pandemia que se convirtió en uno de los sucesos más dramáticos que le tocó vivir al planeta en las últimas décadas.
Pasó un año desde que se comprobó en Buenos Aires la presencia del virus en un empresario porteño del rubro marroquinería llamado Claudio Ariel Pazzi, de 43 años.
Pazzi fue diagnosticado como positivo -el primer caso en el país-, en momentos en los que el foco de Covid-19 estaba en China, Italia y en un puñado de naciones, e incluso en ese entonces no se hablaba aún de pandemia.
En el desarrollo del brote, la Argentina, como muchas naciones, vivió un proceso inédito con una estricta cuarentena decretada quince días después del primer caso, con profundas consecuencias económicas y sociales, pero que sirvió para retrasar la evolución de los contagios y en consecuencia, una saturación en el sistema sanitario.
Los sanfrancisqueños no tuvimos ajeno a esta situación que nos marcó para siempre y quedará en la memoria de todos. LA VOZ DE SAN JUSTO rescató dos historias que demuestran que de un día para otro el mundo cambió y que nos tuvimos que subir a esa movida.
“Este 2021, la Banda Municipal de Música cumple 117 años de su creación y es la primera vez en su historia que se silencia de esta manera. Fue totalmente atípico”, Juncos
La Banda Municipal de Música: Hacer música juntos, un año después
La noche del pasado martes en la sala Alfredo Goirán de la Municipalidad de San Francisco, la música volvió a escucharse pero con estrictos protocolos de bioseguridad.
Un pequeño grupo de músicos, reunidos por familia de instrumentos, distancia social y solo turno de una hora; así regresó la Banda Municipal de Música a los ensayos tras un año sin estar juntos pero conectados a través de la virtualidad.
Sin embargo, nada ni nadie puede con el valor de la música en vivo con sus códigos implícitos sobre el escenario.
Para Gustavo Juncos, el Director de la Banda Municipal de Música y la Orquesta Sinfónica Juvenil, "anoche -por el martes- fue el primer ensayo después de casi un año y realmente había euforia en el ambiente".
Esa energía guardada se sintió luego de tanto tiempo de estar alejados unos de otros. "Fue un año complicado porque para nosotros porque es fundamental tocar uno al lado del otro. Tuve muchos artistas que quedaron varados en sus lugares de origen como Devoto, Saturnino María Laspiur y otros en la ciudad de Córdoba pero también estábamos sin contacto con los de San Francisco".
Como ocurrió con otros rubros, "la obligación fue reinventarse y ver como ensamblarnos cada uno desde su lugar. De manera virtual, logramos unir los sonidos y hacer algunas presentaciones para San Francisco, pero no fue lo mismo que estar con la gente".
Un momento atípico
Este 2021, la Banda Municipal de Música cumple 117 años de su creación y es la primera vez en su historia que se silencia de esta manera. "Fue totalmente atípico", afirmó el director.
"Para un artista es muy difícil hacer música a la distancia, no tenés la mirada del otro, del público y todo lo que se vive y disfruta en vivo", reflexionó.
A pesar de la separación obligatoria, la Banda sigue en pie. Según Juncos, "San Francisco me sorprendió. En un grupo de WhatsApp al que pertenezco donde hay otros 100 directores de distintas bandas de música, muchos aseguraron que vivieron bajas de músicos, de directores y hasta la desaparición de grupos completos por no poder mantener. Nosotros, al contrario, siempre tratamos de mantenernos y la Municipalidad siempre nos alentó a seguir adelante".
Este año la Banda Municipal cumple 117 años.
Prepararse para el regreso
Ensayando en grupos, pero con la posibilidad de hacerlo todos juntos al aire libre, Juncos no descarta la posibilidad de un evento para la ciudad. "Estamos preparando un repertorio para presentar a San Francisco, tal vez en dos meses, con los debidos protocolos, al aire libre y en el Centro Cívico".
Saxofonista desde los 14 años, Juncos aseguró que para estudiar, la cuarentena lo alentó en su soledad pero nada es como la música en vivo y con otros artistas. "La música fue nuestro cable a tierra en pandemia y nada se compara como tocar con compañeros, con la Banda. La música es compartir con los otros", concluyó.
De salón a rotisería para sobrevivir en pandemia
De salón de fiestas a rotisería para sobrevivir
Los salones de fiesta fueron, sin lugar a dudas, los más afectados por la pandemia de coronavirus. Desde marzo del año pasado, poco a poco están regresando con estrictos protocolos de seguridad pero durante el tiempo en que no pudieron trabajar, algunos volvieron a otros tiempos, como el servicio de rotisería.
Este es el caso de la familia Traffano que cerró su salón Salsa Verde en pandemia y tras tres meses sin trabajar en plena cuarentena, retomaron el servicio de rotisería que habían dejado en 2003. "Nos estamos reestructurando. De una actividad de eventos y fiestas en nuestro salón, tuvimos que volver a la rotisería y a la atención en casas de familia. Con eso, tratamos de equiparar y mantener lo que uno tiene, hasta esperar que se reabra", dijo Marcelo Traffano.
"Con esto, uno trata de afrontar impuestos y tratar de mantenerse. Es la única posibilidad que se mantenga la familia".
Con respecto a retomar eventos, Traffano aseguró que "es todo una nebulosa. Ahora, las habilitaciones son para el 40% de los salones, con comida, pero sin la posibilidad que la gente baile y solo con música".
Con ese concepto, el empresario gastronómico no piensa en volver con las fiestas. "el que la gente no pueda bailar es un drama, porque muchos quieren hacerlo y no se puede. No hay una responsabilidad civil y moral de la sociedad ante esto. No podemos permitir que se infrinja una ordenanza y vernos afectados por eso".
"Vamos a cumplir con algunos clientes que nos insisten, pero no quiero problemas ni arriesgar. Hasta que no estén todos vacunados y tengamos la inmunidad de rebaño, no volveremos y cuando se regrese a las fiestas, no va a ser lo mismo", aseguró el gastronómico.
Marcelo Traffano quien dedicó toda su vida a la gastronomía, pero dejó la rotisería en el año 2003 para dedicarse de manera plena a la organización de eventos en el salón que con mucho esfuerzo y sacrificio hizo propio. Sin embargo, la pandemia lo obligó a volver a esos tiempos. "Pensé que el 2020 iba a dar un paso al costado y solamente ser apoyo para mis hijos pero esto nos jugó una mala pasada y jamás imaginé vivir algo así, eso que desde el 1974 pasamos por muchas cosas. Agradezco que tengo una familia hermosa que me acompaña", concluyó.
“Hasta que no estén todos vacunados y tengamos la inmunidad de rebaño, no volveremos y cuando se regrese a las fiestas, no va a ser lo mismo”, Traffano
El primer contagiado sigue ayudando
Un año después de haberse convertido en el primer argentino contagiado con coronavirus, el empresario Claudio Ariel Pazzi, cuenta que atravesó toda la pandemia donando sangre para colaborar con investigaciones médicas ya que aún hoy registra anticuerpos en su organismo.
Claudio Ariel Pazzi es soltero, tiene 44 años, vive en el barrio porteño de Puerto Madero y en febrero de 2020 había viajado a Europa para visitar ferias internacionales y exposiciones de los cueros sintéticos y materiales que comercializa para la industria nacional de la marroquinería en sus locales de Boedo desde hace 24 años.
El 3 de marzo, dos días después de llegar al país desde Barcelona, le diagnosticaron que esa fiebre que ya sentía en el avión era producida por el Covid-19, el primer caso en el país.
El empresario señaló que siempre se mostró dispuesto a colaborar para que los investigadores del país puedan seguir sus estudios. "El 9 de abril del año pasado doné por primera vez una muestra de sangre al BioBanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI), que es una unidad funcional del INBIRS dentro de la Facultad de Medicina de la UBA; allí investigadoras del Conicet trabajan para procesar y almacenar los productos derivados de esa sangre, como suero y células, y todo lo almacenado queda a disposición de cualquier investigador que lo requiera", resaltó.
Pazzi comentó: "Desde mi infección, doné muestras de sangre en cinco oportunidades y mi suero se utilizó, entre otras cosas, para medir la presencia de anticuerpos y cómo estos variaban en el tiempo; así pueden observar que hasta el día de hoy, si bien han disminuido en cantidad, aún mantengo cantidades detectables".