Historias en los pasillos del Hospital Iturraspe
José espera ansioso la llegada de un nuevo nieto. Yohanna, joven mamá primeriza, aguarda obtener no sólo su alta sino la de su bebé Elián que está en incubadora. Así, entre historias cotidianas, pasan las horas en el centro de salud.
En los pasillos del Hospital "J. B. Iturraspe" las historias abundan, se puede decir que hay tantas como pacientes internados y familiares que los cuidan y visitan.
No solo médicos transitan por esos espacios, también pacientes y sus allegados que no se despegan por un segundo de ellos.
El Hospital es un mundo aparte, tanto como la cantidad de gente que transita por ahí buscando respuestas, esperando novedades, mezclando lágrimas de tristeza y alegría al mismo tiempo.
En el área de maternidad dos historias se encuentran, a pesar de que los protagonistas no se conocen entre sí y ni siquiera se miraron. Mientras José Vocos espera en un banco, del otro lado llega Yohanna Ramos. Ellos no lo saben pero esta historia recién comienza.
Alegrías y tristezas
José está en el pasillo. Espera mientras mira su celular, a su alrededor no hay muchas personas sólo familiares de pacientes en terapia intensiva que se unen esperando una mejoría o buenas noticias.
José sigue en lo suyo y entre ese ir y venir charla con LA VOZ DE SAN JUSTO. El hombre está contento, espera buenas nuevas porque va a ser abuelo, su hija Florencia que tiene 20 años espera un varoncito y espera que su llegada "sea una bendición para la familia" y "cambie la suerte".
¿Por qué? Le pregunté, y me dice que su año fue malo desde el principio y la historia entonces se traslada siete meses atrás.
"Empecé el año mal, tuve un hijo internado acá en terapia - cuenta y mira de reojo para ese lugar - porque le pegaron un tiro el 23 de diciembre". Aunque Walter salió adelante, en la actualidad, el adolescente de 16 años sufre las secuelas: "Está en silla de ruedas, desgraciadamente quedó parapléjico y estuvo muy grave. Lo acompañamos todo el tiempo mi esposa y yo. Estuvo como dos meses".
En ese lapso a José le pasaron otras cosas. Él mismo terminó internado en otra área, así que su esposa se dividía en dos: "Tuve una trombosis y se me hizo una flebitis en la pierna ese mismo mes. Ojalá que esta criaturita nos cambie un poco la suerte".
Esperando al "gordito"
A José y Yohanna Ramos los separaba un banco, la adolescente de 19 años salió un momento al pasillo. Fue mamá hace unos días y aunque está sola en ese momento también espera a su pareja Facundo Machado.
"Tuve un varón, se llama Elián Nicolás. Él está en incubadora porque nació antes de tiempo, es primerizo y ochomesino. Pesó 1,890 kilogramos y le van a dar el alta cuando tenga por lo menos 2,300", explicó la joven madre a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Al principio Yohanna tuvo miedo, pero su vida cambió por completo después de la maternidad. "Con él me siento diferente, acá me aburro y me siento sola. Al principio estaba angustiada y triste pero gracias a Dios me fui tranquilizando. Él me rechazaba la leche por el estrés que tenía, pero ahora ya toma y va aumentando de peso", comentó y dijo que su "gordito" se porta "muy bien" y "casi no lo reconoce" ya que engordó bastante en pocos días.
Casos sociales
Aunque estas dos historias tienen sus sinsabores, las penas los pacientes tienen con quien sobrellevarlas. Sin embargo, hay otros que están absolutamente solos internados y sus "visitantes" son los médicos y enfermeras que los cuidan y contienen.
Según pudo saber LA VOZ DE SAN JUSTO los denominados "casos sociales" abundan, en general son personas que padecen una adicción, "enfermedad crónica como el HIV o esperan recuperarse de tuberculosis".
También pudo conocer este diario que "de cada diez pacientes que ingresan al menos tres personas encuadran en esta categoría" y en consecuencia, no tienen familiares que se acerquen a "darles una vuelta".
La contención en estos casos es muy importante, por eso cuentan dentro del gabinete interdisciplinario no sólo con médicos especialistas y enfermeros sino también con asistentes sociales quienes procuran que tengan acceso a la salud pública.
Además, junto con el Grupo Lucía colaboran con ropa o elementos de higiene que muchas veces en estos casos no pueden ser obtenidos tampoco con facilidad.
Nunca fue más acertado el viejo adagio: en todos lados se cuecen habas. Y en el Hospital también.