¿Hacia allí va el mundo?
Con el paso del tiempo, ha crecido la tolerancia hacia el consumo de ciertas sustancias como la marihuana que tiene "fama" de droga inofensiva. No obstante crecen las campañas interesadas llevadas adelante para legalizar su consumo y engañan a la población respecto de sus nocivos.
"¿Usted está a favor de legalizar la venta de marihuana y cocaína?", le preguntó un periodista al flamante secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, el polémico Sergio Berni.
Su respuesta no fue menos controvertida: "Cuando hablamos de marihuana estamos discutiendo algo que dentro de 5 años va a ser el reemplazo natural de las tabacaleras. Sería hipócrita no entender que hoy las grandes plantaciones que empiezan a generarse como cultivo medicinal están en manos de las tabacaleras", explicó. Y agregó sobre el mismo tema: "Es el camino natural de hacia dónde va la marihuana. Es hacia dónde va el mundo".
Con el paso del tiempo, ha crecido la tolerancia hacia el consumo de ciertas sustancias que provocan adicción. El caso más sintomático es el de la marihuana. Hace 15 años, en esta columna, se señaló que ya en ese entonces tenía "fama" de droga inofensiva. Y las continuas campañas interesadas llevadas adelante para legalizar el consumo engañan a la población respecto de sus nocivos. Expresiones como la del secretario de Seguridad bonaerense agregan más confusión al panorama ya de por sí oscuro, especialmente para las jóvenes generaciones.
Todavía se está discutiendo sobre los supuestos efectos favorables del aceite de cannabis para tratar algunas enfermedades. Los estudios y las investigaciones médicas no son concluyentes al respecto, aunque es verdad que muchos pacientes y profesionales afirman haber conseguido resultados que determinaron la cura de algún mal. Nada que discutir al respecto. Si el aceite permite aliviar algún mal, es perfecto que se lo utilice.
Pero resulta descabellado unir este beneficio de un subproducto de la planta de marihuana al consumo "recreativo" de la droga a través de fumar un "porro". La Organización Mundial de la Salud sostiene en muchas de sus investigaciones que afecta la memoria y la capacidad de aprendizaje, acentúa diferentes patologías como la esquizofrenia y su uso continuado genera trastornos de conducta y mentales. Además, perjudica gravemente la salud mental, sobre todo la de los adolescentes que la consumen, con consecuencias graves para el desarrollo psíquico y consecuencias importantes como el abandono escolar, laboral, disfuncionalidad familiar, trastornos de ansiedad, depresión, alteración de la memoria a corto plazo y psicosis.
Además, se concluye en varios trabajos sobre el tema que a medida que las políticas se inclinan hacia la legalización de la marihuana, es razonable y probablemente prudente suponer que su consumo aumentará y por lo tanto aumentará también el número de personas que experimentarán consecuencias negativas para su salud.
Del mismo modo, un trabajo científico publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine, de Estados Unidos, indica que el empleo prolongado de marihuana genera adicción mucho más grave en quienes se inician a temprana edad. "El empleo de marihuana en los adolescentes es especialmente problemático. Las personas que comienzan a consumir marihuana en la adolescencia son de 2 a 4 veces más proclives que las que comienzan en la edad adulta a sufrir síntomas de dependencia de cannabis dentro de los 2 años de comenzar a consumir".
Podrían seguir las citas médicas que corroboran los daños enormes que la adicción a la marihuana hace a la salud de una persona. Por ello, no es exagerado calificar como irresponsables las declaraciones de un funcionario que, además, es médico de profesión. Resignarse a que "hacia allí va el mundo" no parece ser una buena actitud.
Un tango conocido describe que al mundo le falta un tornillo. Y reclama que venga un mecánico a ver si lo puede arreglar. Seguro que el secretario de Seguridad de Buenos Aires no es uno de ellos.