¿Habrá cuarteto en la Buena Mesa que viene?
Pasó una nueva edición del Festival del Humor, la Buena Mesa y la Canción. Como cada año hubo aspectos muy positivos, otros negativos e interrogantes que quedarán abiertos hasta el año que viene, cuando el festival llegue a la mayoría de edad.
Por Manuel Ruiz
Se concretó durante viernes, sábado y domingo últimos una nueva edición del Festival del Humor, la Buena Mesa y la Canción; la número diecisiete que reunió a más de 20 mil personas, sumando la concurrencia de los tres días festivaleros, en el predio de la Sociedad Rural.
Y en el recorrido de lo que dejó el festival de la ciudad es propicio empezar por el lugar. Porque otra vez, la Buena Mesa fue víctima del mal tiempo por momentos: el día viernes, cuando Jorge Rojas ya estaba en el escenario cerrando la noche de apertura y durante la última jornada del evento el día domingo.
A diferencia de otros años, el suelo de la Rural aguantó a la perfección. Las lonas dispuestas sobre el piso del óvalo y frente al semicírculo que forman las carpas de las colectividades donde se colocan los tablones y sillas para que los comensales disfruten de los platos típicos, cumplieron su rol y no hubo que lamentar anegaciones, algo que había pasado en ediciones anteriores.
Las críticas, que no hacen al predio en sí sino a la organización, corresponden a la cantidad de accesos, algo que molestó al público el día sábado, en donde un poco más de 9 mil personas dijeron presente para el show de La Oreja de Van Gogh. La posibilidad de habilitar otro acceso al público no suena descabellado, ya que de hecho el predio lo tiene a unos cincuenta metros del ingreso principal.
La canción
Uno de los cambios entre esta edición y la del año pasado fue la cantidad de escenarios. Mientras que el año paso hubo dos, el principal en el óvalo y el secundario en el "patio de comidas", este año se decidió que solo existiera uno y que toda la grilla de espectáculos se desarrolle ahí, atendiendo a un pedido que los artistas locales, como así también el público de la ciudad, supo hacer en febreros pasados.
Dentro de lo artístico, los tres números centrales no defraudaron. Jorge Rojas completó su show bajo el aguacero y sus fanáticos que resistieron bajo el agua en el óvalo.
La Oreja de Van Gogh se hizo cargo con fortalezas de la noche más convocante el día sábado, y Paz Martínez y Dyango lo propio en la noche final, en una jornada de frío y garua persistente.
Quizás la falta de un número secundario de importancia, y la decisión de que ese lugar lo ocupen artistas locales no permite que el festival sea más convocante, pero si la idea es que los locales se encarguen de la previa, sería positivo que un artista por noche tenga más espacio sobre el escenario, especialmente cuando el show de humor programado no pareciera estar a la altura de un Festival que en palabras del intendente García Aresca se encuentra en cuarto lugar dentro de los eventos de la provincia.
Y es que salvo el show de QV4 el día domingo, en ese contexto de lluvia y frío y poca gente en el óvalo (la mayoría de las personas eligió el reparo de la tribuna que se llenó con el show de Dyango) ni la Mole Moli, ni el Mudo Eperanza, Ni Alejandro Gardinetti, ni el Chango Juárez aportaron contenido de peso, algo que el público hizo saber en aplausos.
Mención aparte merece el elenco del Ballet Municipal Patria, a cargo de la apertura de cada año y con doble presentación el día domingo de la mano de una ejecución impecable del Himno Nacional en un muestreo de danzas ejecutadas a la perfección por los bailarines locales, que otra vez volvieron a poner en escena un vestuario formidable.
La buena mesa
El sábado, cada una de las carpas de las colectividades pudieron haber puesto el cartel de "No hay más comida" en la puerta. Y es que la cantidad de gente que asistió, un show central que habilitaba la presencia de un público de carácter más familiar, hicieron que todas, pero absolutamente todas las colectividades agoten sus reservas de comidas. Algo similar pasó los otros días aunque la cantidad que se prepara es siempre menor, y a viernes y domingo hay que agregarles la lluvia que llegó tarde o demasiado temprano, pero que estuvo presente y pudo haber incidido en las ventas.
¿Por qué no hay cuarteto?
En realidad es un interrogante que se plantea en voz baja cada uno de los años, pero en esta edición se escuchó con más fuerza. Extraoficialmente diferentes sectores de la organización plantearon la posibilidades que generaría una noche de cuarteto multigeneracional en el evento, muchos respaldando su opinión en el reciente Festival de Peñas de Villa María, que desde hace unos años a esta parte le viene dando al ritmo rey de Córdoba una noche específica y el Anfiteatro se colma con 15 mil bailarines y todo lo que eso trae aparejado.
Se queda en la Rural
En declaraciones a este medio, Ignacio García Aresca indicó que un festival que se pretende de esta magnitud solo es realizable en el predio de la Sociedad Rural. El intendente descartó la posibilidad de trasladarlo al Superdomo y Jardín Botánico el año que viene.