Familias emprendedoras: el desafío de producir alimentos para el mundo
Alfredo Ricca y sus hijos abrieron las puertas de ValorA para transformar la soja en un insumo para la industria frigorífica. Gladis y Salvador Buttignol, madre e hijo, tienen el desafío de reactivar una planta que llevaba más de 20 años cerrada y convertirla en la única industria en la Argentina de productos congelados a base de maíz.
Unir el espíritu emprendedor con el objetivo de agregar valor a la producción agrícola de nuestra región es una característica que distingue a dos familias sanfrancisqueñas que apuestan a la producción de alimentos para el mundo.
Así, la familia Ricca, encabezada por Alfredo y tres de sus cuatro hijos se afianza en la producción de texturizado de soja, un derivado de la harina de soja con alto valor proteico que se utiliza para consumo humano. Desde la planta, ubicada en la vecina localidad de El Tío, exportan el 60% de la producción que se usa como aditivo para la industria frigorífica.
Por otro lado, la familia Buttignol, Gladis junto a su hijo Salvador reactivarán el ex frigorífico Felmar de San Francisco con la puesta en marcha de una fábrica de productos congelados a base de maíz.
En ambos casos, el conocimiento individual logra potenciarse con la unidad familiar, llevando adelante proyectos que además se convierten en fuertes generadores de empleo en el ámbito regional.
ValorA: fortaleza en el equipo familiar
Florencia, María Victoria y José junto a su padre Alfredo Ricca conforman la empresa ValorA que transforma la soja en harina texturizada para consumo humano.
"Todos tuvimos actividades distintas antes de unirnos en este emprendimiento pero siempre estuvimos muy ligados a la actividad industrial y agropecuaria", expresó a LA VOZ DE SAN JUSTO, Florencia, la mayor de los hermanos Ricca.
Recordó que "mi abuelo (Antonio Barbero) fue uno de los creadores de la fábrica metalúrgica Barbero, por lo que desde chicos mamamos esto de la industria, aunque ahora, nos focalizamos a agregado de valor y producción de alimentos".
Consultado sobre la iniciativa, Florencia comentó que "en 2010 asistimos a un curso sobre agregado de valor que dictó Inta Manfredi, lo cual despertó nuestro interés de hacer algo con la soja, el cultivo de mayor importancia de la región".
"Así iniciamos con la producción de aceite y expeller de soja, actividad que al poco tiempo dejó de ser rentable y que los tambos eran los principales consumidores de expeller y debido a la coyuntura económica mermó la venta", comentó.
La planta está montada en un campo familiar adquirido en el año 2000 por los Ricca, y previo a este proyecto pasó por diferentes producciones agropecuarias, entre ellas alfalfa, rollos, fardos y hasta apicultura con más de 1.000 colmenas.
La familia Ricca supo conjugar los conocimientos individuales para potenciar un emprendimiento innovador
"Unir las profesiones nos permitió potenciar el proyecto"
"Hasta ese momento (en la producción de aceite y harina) sólo estaba mi padre y mi hermano Juan en el negocio, pero teníamos que buscar la manera de seguir adelante y fue así como se nos ocurre aprovechar la proteína de soja y hacer texturizado, proyecto al que nos sumamos con mi hermana María Victoria", explicó.
"Nos dimos cuenta que los tres hermanos habíamos elegido carreras diferentes, pero que si las que uníamos podíamos llegar a hacer una gran fuerza", reconocieron los hermanos Ricca.
Florencia es licenciada en Administración de Empresas Agropecuarias; María Victoria, en Comercio Exterior, y José, en Administración de Empresas.
"Tuvimos la suerte de tener un equipo multidisciplinario en el que cada hermano pudo aportar su parte para armar una empresa exportadora, el sueño que siempre tuvo mi padre y que hoy se cumple con la comercialización externa del 60% de la producción y esperamos alcanzar el año que viene, el 90%".
Generadores de empleo
La empresa ValorA procesa actualmente 40 toneladas de soja diaria, con 22 empleados y planea triplicar la capacidad de producción y diversificar sus productos, con lo que en los próximos meses generarán nuevos puestos de trabajo.
"En 2010 teníamos 6 empleados y hoy ya son 22, más nosotros cuatro y otro tanto del empleo indirecto", destacó Ricca.
"Carne vegetal"
Los hermanos Ricca explicaron que el texturizado de soja es un alimento que tiene un alto porcentaje de proteínas y se usa en reemplazo de la carne tanto para consumo doméstico o como para aditivo en la industria frigorífica, con la ventaja de ser más económica que la carne.
En este sentido, anticiparon que "estamos desarrollando una marca propia (Soyalitas) para vender en poco tiempo este producto en el mercado interno, en bolsas de 250 gramos para consumo doméstico. Asimismo, queremos incursionar en el texturizado de otras harinas como las conocidas bajos el nombre de pulse (harinas de legumbres), diversificando los productos".
Gladis y Salvador Buttignol, madre e
hijo, supieron conjugar los conocimientos que le aporta su experiencia en la
industria de alimentos, para alcanzar un sueño de toda la vida: contar con su
propia planta de elaboración pero esta vez a través de un producto único en el
país por su carácter innovador. Tras más de 20 años sin actividad, las
instalaciones del viejo Frigorífico Felmar en San Francisco albergarán en un
mes este emprendimiento que aguarda las habilitaciones correspondientes para
comenzar a trabajar. Los responsables de Buttignol Máquinas,
que aprovechando la experiencia que posee la empresa en la fabricación de
maquinaria para empresas del sector de la alimentación, decidieron crear este
nuevo proyecto que demandó de la remodelación del antiguo frigorífico, ubicado
en avenida Rosario de Santa Fe 850. "Trabajé mucho tiempo en la distribución
de pescado, en una pescadería que inició mi padre hace 50 años, donde además
vendíamos productos rebozados a base de pescado y pollo", comentó Gladis. "Queríamos sacar un producto que no
existiera en el mercado y así comenzamos a hacer las pruebas con alimentos a
base de maíz hasta que llegamos a un producto muy bueno, sabroso y natural, sin
aditivos y conservantes", continuó. "Aprovechando la experiencia que posee la
firma en la fabricación de maquinaria para empresas del sector de la alimentación,
y para ahorrar algo de dinero, mi hijo hizo una gran parte de la línea de
producción", agregó. Reactivarán un frigorífico para congelados a base de maíz
Las instalaciones del viejo frigorífico Felmar se
transformarán en una planta de producción de alimentos a base de maíz
Hacia el mercado exportador
La máquina cuenta con capacidad para procesar 1.000 kilos por hora (trabajando 8 horas diarias) es decir, 200.000 kilos al mes. "La idea es comenzar con la elaboración de hamburguesas, aunque con un formato distinto al tradicional y con diversas variedades, para sumar en un futuro otros productos como bastones o formitas para niños".
En un principio, la materia prima (harina de maíz) se va a comprar pero a medida que vaya creciendo el negocio, la intención de los Buttignol es comprar el maíz y procesarlo en su propia planta que cuenta con el espacio suficiente para poder hacerlo.
Los productos serán comercializados bajo el nombre "Ricas" en el mercado interno y externo, primero en cajas de seis kilos (divididos en bolsas de tres) para carnicerías, almacenes y pollerías y luego, en paquetes de 2 y de 4.
"Planeamos hacer un stock de 10.000 a 20.000 kilos ya que contamos con las cámaras para congelar y llevar a distribuidores para que prueben el producto y a futuro queremos exportar a mercados como México donde es alto el consumo de maíz".
Gladis y Salvador Buttignol apuestan a un producto único en el país
Consultado sobre la mano de obra que demandará este emprendimiento, Gladis precisó que "comenzaremos con tres personas hasta que la máquina haga la producción completa donde se necesitarán 25 empleados".