Faena clandestina y comercio de carnes
En los tiempos que corren algunas prácticas de antaño continúan presentes entre nosotros en materia de faenamiento y comercialización de carnes. Son acciones que violan todas las normativas vigentes. Es necesario que organismos como el Senasa y los entes municipales bromatológicos de toda la región agucen la mirada y provean seguridad en el comercio de uno de los principales elementos de la dieta alimenticia de los argentinos.
En los portales de la región se puede leer la noticia de que personal de
la División Investigaciones de la Guardia Rural "Los Pumas", de la provincia de
Santa Fe juntamente con el servicio de Sanidad Animal de esa provincia,
llevaron a cabo inspecciones a locales comerciales de expendio de carne
ubicados en varias poblaciones de la zona.
En dos de ellos, según se informó, realizados en la ciudad de Ceres,se constataron irregularidades por violación a las reglas establecidas por las leyes de policía sanitaria animal. Por ello se procedió a secuestrar una importante cantidad de carne porcina y vacuna que no tenía ni sellos sanitarios ni documentación que esclareciera su procedencia.
La noticia habla de acciones ilegales en la comercialización de carne que continúa siendo una realidad importante, pese a todos los controles existentes desde las áreas de bromatología y a los operativos de la policía rural tanto en Córdoba como en Santa Fe. La faena clandestina, la venta de esta hacienda de manera ilegal y la utilización de algunos reactivos químicos para mantener el color de la carne y retardar el deterioro configuran un panorama que lejos está de ser erradicado.
Por ello, resulta importante que se ajusten los procedimientos de inspección y control para que el comercio de la carne en toda la región se ajuste a los parámetros legales y sanitarios que corresponden. Es que, de lo contrario, la salud pública está en serio riesgo y los problemas que podrían presentarse amenazarían la vida de los consumidores de estos productos. Además, la comercialización de carne bajo estas circunstancias no solo viola las normas sino que se traduce en una competencia desleal para la gran mayoría de los carniceros que trabajan a conciencia y cumpliendo con todas las reglamentaciones.
En este contexto, además de continuar e intensificar los controles, los organismos oficiales vinculados con las acciones de bromatología bien podrían llevar adelante acciones de información y orientación a los consumidores para que puedan ellos mismos detectar si la carne no proviene del circuito legal. Por ejemplo, algunos especialistas sostienen que las faenas clandestinas arrojan unamercadearía que no ha sido correctamente sangrada y se torna una carne más colorada. Además podría tener cortes distintos con herramientas características de una acción casera (no la de un frigorífico) y la falta de sellos correspondientes. En casos extremos también hay rastros de tierra y pasto.
En los tiempos que corren conviene alertar que algunas prácticas de antaño continúan presentes entre nosotros en materia de faenamiento y comercialización de carnes. Son acciones que violan todas las normativas vigentes. Corresponde por ello que organismos como el Senasa y los entes municipales bromatológicos de toda la región agucen la mirada y provean seguridad en el comercio de uno de los principales elementos de la dieta alimenticia de los argentinos.