Estrés de fin de año: ¿una afección de temporada o por cuestiones sin resolver?
Los especialistas definen como "síndrome de diciembre" a la superposición de diversas clases de estrés, que llegan a su máxima expresión en esta época del año. En diciembre, los estímulos estresantes se incrementan hasta el límite.
Este 2019 estuvo marcado por la crisis
económica que genera estrés psicosocial. El fin de año cristaliza
un sinfín de balances que angustian, otras nos alegran y muchas más
nos interpelan como sujetos dentro de un contexto.
Pero, este estrés de fin de año, ¿Se produce realmente por la época o por cuestiones que todavía no resolvemos en lo personal para con nuestro contexto?. LA VOZ DE SAN JUSTO analizó este problema que afecta a muchos junto al licenciado en Psicología Daniel Rossa (MP-8758), investigador en género y psicopatía actual, miembro del colegio de Psicólogos de nuestra ciudad.
"Los estados anímicos como la ansiedad o la angustia que pueden desencadenar un estrés, no son más que el resultado de lo que no decidimos a tiempo más allá de una coyuntura social, económica y política que nunca salva a nadie", aseguró el psicólogo.
Analizó que ante la desigualdad de la coyuntura "gobernar para todos es una utopía, y bajo esa utopía es cuanto más tenemos que desarrollarnos como sujetos de manera integral pudiendo tener más claro que, como, donde y hacia qué vamos a dirigir nuestras proyecciones para que sean nuestros nuevos presentes".
Rossa recordó que es cierto que somos seres de deseos y éstos a su vez están en constante insatisfacción y agregó que también "es cierto que muchas personas habitan sus realidades en pleno confort que no desean más y ya tuvo hace tiempo fecha de vencimiento".
Advirtió que estos dos factores se generan "por la baja o nula tolerancia a la frustración, problemas económicos ante apuestas que no salieron bien, decisiones de otro que nos altera el hábito o la cotidianeidad de nuestra existencia. Las personas consultan cuando todo estalla y el cuerpo los detiene o empiezan a haber irregularidades en el sueño".
Lo ideal es que la persona consulte cuando ya comienza a notar los primeros síntomas "para al menos generar estrategias y recursos para aminorar el impacto y desarrollar aún más la capacidad resiliente que toda persona posee en alguna medida", recomendó el psicólogo.
Recordó que el año 2019 estuvo por demás sujeto a inestabilidades que solo pueden visibilizarse "si uno es observador en cuestiones como la violencia simbólica y física de las relaciones, como todo se ha tornado una cuestión solamente de género para pasar por alto que detrás de todo sujeto hay una historia y una estructura psicológica que muchas veces determina cuando no hay recursos afectivos ni emocionales a los cuales la persona puede acudir como auxiliar".
Pero la sociedad instala a esos recursos "como que deben si o sí estar, sin saber o informarse del caso a caso, historia por historia para saber realmente de lo que se está hablando o criticando".
Cambiar el rumbo
Es estrés y la ansiedad existen en países subdesarrollados con más presencia que en otros que no los son, en parte por su inestabilidad en políticas en materia de empleo y desarrollo, y en parte porque es cultural.
El psicólogo afirmó que se vive "con plena inestabilidad de las emociones y los sentimientos porque parecería ser que siempre se quiere escapar de algo de lo cual no se puede hacer cargo la gente por completo".
"No estoy de acuerdo con proyectar todo hacia el país, las políticas y las personas que nos rodean cuando en realidad no se sabe con que herramientas personales y recursos desarrollados se cuenta. Si bien tenemos pleno contacto con el entorno y este a su vez nos devuelve violencia y medidas que no favorecen al desarrollo, siempre hay que entender que la persona puede desarrollar aún más la conciencia crítica y emocional de sus decisiones para cambiar el rumbo de lo que sucede o puede suceder en su presente", opinó.
Rossa dijo que muchas veces no se encuentra esta salida solo mediante un autoanálisis de introspección sino que se necesita de un externo como un psicólogo matriculado para que ayude a visibilizar esos recursos que representan posibilidades distintas para un mayor bienestar integral de la persona, con ella misma primero, para poder ser de otra manera junto a su contexto.
"Hay que recordar, que si somos personas con un deseo que no se satisface fácilmente es porque ése es realmente el motor que nos hace estar vivos bajo la única certeza ineludible de que vamos a morir", finalizó.