“Esto no es trabajo, es lo que tenés que hacer”
En La Milka, ellas "se ponen los pantalones" para luchar contra la pobreza luego de que un grupo de voluntarios abriera las puertas de Milkeñitos de Corazón, mucho más que un merendero .
El próximo 16 de febrero, el merendero Milkeñitos de Corazón cumple un año de vida. En el lugar, trabajan mujeres y hombres de manera desinteresada para 125 chicos desde los 5 años en situación de vulnerabilidad social.
"Nosotras pasamos por lo mismo que ello y por eso sabemos lo que significa", confía Lidia Rolón.A ella, se suman Mónica Argüello, Yamila Lando, Belén Garay, Naiara Speranza y otras manos más que trabajan en equipo junto a Carina Argüello, quien está a cargo de este espacio que abrió su esposo Matías Maritano, el alma solidaria que comenzó todo en su casa de barrio La Milka.
Los días martes y jueves, desde las 17, las mujeres ofrecen la merienda a los chicos; los miércoles funciona el roperito y los viernes, brindan la vianda de cena para todos los que asisten al comedor. Además, los chicos reciben los miércoles la colaboración de una maestra de apoyo para sus tareas escolares y participan de actividades deportivas de hockey para las nenas y fútbol para los varones.
Estas mujeres saben de dificultades y necesidades; algunas, de violencia de género; de padres ausentes y eso motoriza su lucha, que no es por ellas, sino por todos y sueñan que en 2017, el merendero tenga su propia sede.
- ¿Cómo se suman al trabajo de Milkeñitos?
- Mónica:Por ayudar a mi hermana y a su marido. Poco a poco, mucha gente se fue sumando al proyecto.
- Naiara: Por cumplimiento de trabajo comunitario, como le pasó a Belén. Teníamos que cumplir horas por un problema con nuestras motocicletas hace dos meses atrás, pero decidimos quedarnos.
- Lidia: Empecé en el merendero como fotógrafa, para que ellos tengan como material, pero como me empezó a gustar, me di cuenta que tenía ganas de ayudarlos de otra manera.
- Se quedaron...
- Belén: Sí, por los chicos. Los vi mal, cómo hablan, lo que dicen, cómo están. Están sucios, con necesidades. Eso me empujó a quedarme.
- Lidia: Tienen una gran necesidad de afecto. Los abrazás, los atendés, les hacés un cariño y de inmediato ellos se acercan y se quedan y no se despegan.
-Para atender a muchos chicos, supongo que se requiere una gran organización.
- Mónica: Sin organización no podríamos llevar esto adelante. Somos muchas personas que trabajamos en distintos horarios, llueva, haya sol o lo que sea. Los chicos nos necesitan.
- Lidia: Hay un trabajo previo y posterior a servirle la merienda a los chicos o la vianda. Es un trabajo que requiere tiempo y dedicación.
-¿Haber pasado necesidades hace ver todo de otra manera?
- Lidia: Cuando cursaba el nivel primario en la escuela del barrio, la Lucía Vaira de Aimetta, nos daban el tazón de leche. A veces, teníamos un bizcocho para comer y otras veces no. Si no ibas al colegio, si no tenías para comer, tomabas mate cosido y basta. Cuando me mudé al barrio, en l año 1994, no tenía ni baño. Nos bañábamos en fuentones y hacíamos nuestra necesidades como podíamos.
- Mónica: A mi familia y a mí nos tocó pasar hambre de chicos y recibíamos ayuda de la Casa del Niño. Uno sabe lo que es la necesidad; lo que un niño quiere en esta situación. Para quien lo vivió, ayudar es parte de devolver algo a la sociedad.
- Naiara: Hay gente que viene al comedor y su mirada hacia los niños es despectiva, porque los ven sucios, con su ropa rasgada y vieja. Esa es la realidad de nuestros niños. Mis padres se separaron, vivimos momentos de violencia en casa y después ver a los chicos con necesidades, solo te da ganas de ayudarlos a sobrellevar de la mejor manera el mal momento que pasan. Esto no es trabajo, es lo que tenés que hacer.
- Los que menos tienen, los que más ayudan...
- Mónica: Claro. Es sentir dentro tuyo de que esos chicos tienen que salir adelante y tienen que dejar de ser excluidos de la sociedad. Nosotros, los que pasamos hambre y necesidades, sabemos lo que es que te den una oportunidad para avanzar en la vida. ¿Cómo no lo vamos a hacer con los chicos?. Lo que queremos es que los chicos sepan que más allá de la copa de leche, hay otra vida, hay posibilidades, que pueden cambiar muchas cosas, que pueden hacer deportes y que pueden ser parte de esta sociedad.
-En el merendero son más mujeres que hombres las que ayudan...
- Mónica: Muchas mujeres de la familia nos sumamos al proyecto de Matías y Carina. Además, los hombres tienen otros horarios y otras ocupaciones. La mayoría de nosotras trabaja pero hacemos lo imposible para ayudar a los chicos. Las mujeres sabemos cómo acomodarnos con todo; con la casa, con los hijos, con la comida, con todo.
- Lidia: Lo que tiene el merendero es que son tareas del hogar. Preparar la merienda como si fuera para nuestros hijos, lavar las tazas, limpiar y barrer o cocinar la vianda de los viernes...
- Naiara: El merendero es como una casa llena de chicos.
- ¿Qué sueñan para el merendero en el año que comienza?
- Mónica: Que tengamos un lugar más grande y propio para poder acomodarnos. Aún seguimos en la casa de Mati, pero la situación nos desbordó.
- Lidia: Lo mejor sería que no haya necesidad, mientras tanto, esperamos que tengamos un espacio mejor para recibirlos a todos.