En la última década, el ingreso de mujeres a UTN creció casi un 80%
En los últimos dos años la inscripción al Seminario Universitario para el ingreso a Ingenierías o Administración Rural se duplicó ratificando la tendencia desde hace diez años.
Los pasillos de la Facultad Regional San Francisco de la UTN ya no tienen solo aroma a hombre. Desde hace un largo tiempo, las mujeres eligen carreras de Ingeniería, una idea que hace muchos años era algo cuasi utópico. Aquí en la ciudad, la Facultad es fiel reflejo de esta realidad.
De acuerdo a los datos provistos por la alta casa de estudios local en el período 2008 - 2018, un 79% más de mujeres se inscribieron a los Seminarios de Ingreso que se realizan anualmente. Hace diez años eran sólo 38 y en el último cursillo alcanzaron los 68.
El crecimiento se hace más visible cuando se observan los números de 2016. Ese año entraron 162 estudiantes en total, pero solo 24 eran chicas, mientras que en el último Seminario asumieron el desafío 68 sobre un total de 221.
Asimismo, la situación fue variando con el transcurso del tiempo, por ejemplo resalta el período 2010 -2012, donde no ingresó ninguna mujer en Electromecánica. Idéntico cuadro se repitió en Electrónica en 2011, 2012 y 2014.
Vocación ante todo
En esos pasillos de la facultad, LA VOZ DE SAN JUSTO entrevistó a Jesica Rosso, de 27 años (Ingeniería Electrónica) y Luana Genero (Ingeniería Química). Ambas se decidieron por estudiar carreras donde hay más hombres que mujeres pero eso no les pesó al momento de asumir el desafío de formar parte de la comunidad de la UTN local.
Jesica lleva la semilla desde pequeña en lo que define como una afición a "armar y desarmar cosas". Del otro lado está Luana, que se especializa en Química; ésta es una de las áreas que más le atraía cuando estaba en el secundario, las otras dos eran Matemática y Física. En esta especialidad, la joven encontró el equilibrio justo para formarse como profesional.
Nuevos espacios
Al ser consultadas sobre la presencia de las mujeres en este tipo de carreras, ambas concluyeron que son conscientes de la identificación masculina que se realiza en el inconsciente colectivo.
"El común de la población relaciona a las carreras de ingeniería con el género masculino, quiero creer que es por la estrecha relación que tiene esta carrera de grado con la industria, sobre todo más con el sector de planta y no tanto con la parte de oficinas", explicó Jesica.
Por otro lado, Luana lo ve más como una oportunidad nueva de desarrollo para las futuras ingenieras: "Se fueron ganando muchos espacios dentro de la facultad, principalmente en la parte de investigación en donde hay una gran cantidad de mujeres trabajando en esta área. Si bien no se nos asocia al carácter, hay mujeres que lo tienen bien definido como cualquier hombre".
Rosso también agregó que es consciente que la asociación proviene de una idea instaurada de antaño, ya que "hoy es muy común escuchar que mujeres decidan estudiar carreras de grado como estas".
Genero por su parte entiende que la inserción de más mujeres en estas carreras es "algo muy bueno", dado que primero las encuentra ante nuevos desafíos y roles sociales. Esto habla mucho de cómo se está manejando la sociedad, porque las libertades son muy distintas".
Además considera que las chicas le aportan otro punto de vista a los trabajos de ingeniería: "La mujer es mucho más detallista, ordenada, perfeccionista, si bien no se la asocia al carácter, en un grupo de trabajo puede aportar una mirada a la calidad, al perfeccionismo y al desarrollo de nuevas ideas".
Las profes se imponen
Muchas profesionales y egresadas de la Facultad Regional San Francisco siguen vinculadas a la casa de estudios a través de la docencia. Tal es el caso de Valeria Giletta, que a los 34 años y luego de haber egresado de la universidad en 2012 como ingeniera Química, hoy es jefa de Trabajos Prácticos en la materia Probabilidad y Estadística.
Sus estudios comenzaron en 2003 y no tenía una orientación técnica en el secundario así que "el primer año le costó un poco", pero encontró compañeros que eran más hábiles en otras áreas y fueron complementando los conocimientos.
Ésta no siempre fue su intención, soñaba con ser médica pero se amoldó a las condiciones del momento y optó por una carrera en la ciudad con las materias que le gustaban: "Tuve la suerte de estar en una ciudad que tuviera una facultad pública que me permitiera alcanzar mi sueño de ser profesional. Fui la primera profesional universitaria en mi familia".
Romper prejuicios
En su trayecto académico, Valeria nunca tuvo problemas de tener profesores que prejuzgaran a las mujeres en este ámbito, aunque sí había algunos más "complicados que otros".
Pese a esto recuerda de sus épocas de estudiante que en su área siempre hubo mayor presencia femenina, y celebra que hoy esta tendencia se expanda a otras especialidades como Electromecánica o Electrónica.
Las mujeres afirman que "se está trabajando arduamente para cambiar ese concepto, porque las carreras de grado no distinguen de género".
Jesica cuenta que pasó su carrera forjando relaciones académicas y de amistad con compañeros varones de curso sobre los cuales sólo tiene buenos comentarios.
Sobre este punto, Rosso describió cómo es esto: "Me tocó un grupo de gente formidable, son contados con los dedos de una mano los hombres que puedan tener algún tipo de prejuicio hacia las mujeres en la facultad en general".
Desde su perspectiva cree que de haber algún prejuicio de parte de los hombres se debería a su "crianza y una idea instaurada de que la mujer solo debe estar en la casa y cuidar de los niños".
El futuro
La ingeniería muestra un campo de conocimientos amplio y las mujeres en esta carrera ayudan en cierta forma a que se redescubran y aprovechen.
En este sentido, una de las entrevistadas destacó: "Hubo muchos cambios porque el abanico de posibilidades para trabajar las mujeres es mayor, muchas de ellas son docentes o se inclinan por la investigación que adquirió mucho desarrollo, algunas se inclinan por hacer un doctorado, lo que es valorable a nivel universidad".
Las chicas coinciden en que "hay que seguir profundizando para eliminar los prejuicios como que una mujer no se engrasa o no puede intervenir en un proceso que aparentemente es solo de hombres".
Por el lado de Giletta, su perfeccionamiento no se detiene, no sólo es docente sino que también es líder del área de calidad en Macoser.
Actualmente participa de un programa de Liderazgo organizado por el grupo Techint: "Me permite adquirir habilidad soft que son claves para coordinar un equipo de trabajo como para estar frente a un curso en un aula".
Ésta es una de las aspiraciones de Luana, además de la pedagogía: "Cuando me gradúe me gustaría trabajar en alguna empresa y dar clases en alguna cátedra de la facultad. Actualmente estoy trabajando en un área de la Secretaria de Asuntos Estudiantiles y soy auxiliar de segunda en la cátedra de Álgebra y Geometría Analítica", subrayó.
Un camino parecido desarrolló Giletta, que en lo académico siguió su formación con la especialización en Ingeniería Gerencial que se dicta en la UTN local y aspira a obtener su Maestría en Administración de Negocios.
Por decisiones de cientos de jóvenes como ella, hoy la palabra Ingeniería tiene perfume de mujer y en la UTN se escribe con rouge.