En el Superdomo se teje solidaridad y se cultiva la amistad
Mónica lucha contra la obesidad y la diabetes; Agustina tiene Síndrome de Down. Juntas encontraron en el tejido una nueva motivación para dar una lección de vida que todos debemos aprender.
Durante las tardes de martes solidarias en el Superdomo, se tejen historias que merecen ser contadas. En la cuarta edición de la campaña "Al frío... le ponemos corazón", nació la amistad entre Mónica Alcaraz, de 52 años, y Agustina Paccioretti, una joven de 27, con Síndrome de Down, a quien le enseña a tejer con las manos.
"Me gusta mucho tejer porque es algo que me divierte y me hace bien", afirmó Mónica, que no tuvo una vida nada fácil y lucha contra la obesidad y la diabetes, mientras muestra a su "aprendiz" cómo hacer una trenza para confeccionar una funda de maceta.
Mónica vive de las artesanías que elabora con sus propias manos y creatividad. A Agustina, por su condición, le resulta difícil tejer con agujas, pero desde que conoció a Mónica, se le hace mucho más fácil. "Hago todo rápido gracias a ella", contó la joven que sigue de cerca los movimientos de las manos de su maestra para tomar la posta. "Ahora seguí vos Agu", le dice Mónica y así la trenza empieza a parecerse más a una artesanía.
Juntas, estas mujeres superan la discriminación social y dan una lección de vida: para crear no hay límites. "Para una persona que tiene discapacidad, nada es fácil y muchas veces sufrimos discriminación. Para mí, poder ayudar a Agustina a que aprenda a tejer me llena de emoción porque además de convertirse en tejedora, es mi nueva amiga", confesó Mónica.
Lucharla todos los días
Las dos superan día a día obstáculos. Mónica lucha contra el sobrepeso. Pasó de pesar 180 kilos a 150 en tres meses, pero la batalla sigue, y dejó de ser insulinodependiente gracias al tratamiento médico que recibe en el Hospital "J. B. Iturraspe", lugar donde encuentra apoyo profesional y emotivo.
"Los médicos del Hospital ya son mis amigos. Voy todas las tardes a visitarlos y ellos me reciben. También compran mis artesanías y me hacen regalos", aseguró.
A ella todos la conocen en el Hospital. Su mamá fue enfermera allí y su madrina y padrino trabajan actualmente en el nosocomio. "Es como mi casa. Ahí me siento bien porque todos me reciben con un beso y un abrazo. Es mi familia".
"Me encierro en mi habitación y paso horas mirando revistas y videos en You Tube para aprender manualidades. Así fue como aprendí a tejer con las manos y hoy lo comparto con Agu", resaltó la mujer.
Agustina, por su parte, asiste al Instituto de Modalidad Especial Apadim y por las tardes divide sus horas entre el deporte y clases de baile, y los martes, no falta a la cita en el Superdomo, para otro desafío: el tejido, aunque "también bailamos, cantamos, tomamos mates, comemos... Hacemos cosas lindas", finalizó.
Quienes deseen colaborar con la campaña "Al frío... le ponemos corazón", pueden acercase hoya al Superdomo, de 16 a 18, para tejer piezas de lana que abrigarán a las familias más vulnerables.